Bahía Blanca | Miércoles, 25 de junio

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El enorme logro del deporte argentino, 17 años y 93 intentos después

Luego de un "triste" paso por París 2024, José María Larocca ganó el último fin de semana el Rolex Grand Prix en Bruselas, uno de los eventos más importantes del calendario anual de equitación.

Fotos: Mackenzie Clark

Estuvimos unos minutos debatiendo con colegas cómo abordar los primeros minutos en la zona mixta, ya que el resultado deportivo había sido malo. A veces es difícil empatizar con el protagonista porque uno está ahí para preguntar, para ofrecer una visión más clara de la realidad.

Y si bien todos sabíamos del valor que tenía el simple hecho de participar y de hacer una muy buena clasificación —punto que alimentó la expectativa—, que José María Larocca haya terminado último en la final de la equitación en los Juegos Olímpicos significaba un golpe. También, es cierto, fue su mejor posición olímpica.

Ese mismo jinete que en París alcanzó su quinta participación olímpica en salto, el último fin de semana rompió los esquemas en uno de los eventos más importantes del mundo ecuestre: el CSIO5* Rolex Grand Prix, en Bruselas, Bélgica. La primera colocación le permitió además cortar dos rachas imponentes. Una, personal: era su 93º intento semejante. La segunda, nacional: el último logro de tal magnitud ocurrió en 2007, cuando Ricardo Kierkegaard se impuso en Gijón montando a Rey Z.

"Es un sueño hecho realidad. Estoy entre mis dos ídolos, ganar contra Steve y Peder lo hace aún más surrealista", dijo desde lo más alto del podio.

Como en París, José conformó un brillante binomio junto a Finn Lente, un caballo de 14 años, de origen neerlandés, que hace seis años lo acompaña. Lo empezó a montar en 2018 y al año siguiente ya estaban festejando la medalla plateada en los Panamericanos de Lima.

"Es un caballo excepcional; es muy difícil conseguir un caballo con todas las capacidades juntas y él tiene todo. Muchos pierden las ganas y el corazón, pero con él hemos mantenido el alto rendimiento por muchos años y me pone muy orgulloso", contó.

El 5 estrellas es el nivel más alto de los concursos de salto en equitación. El último domingo 1, cuarenta y nueve binomios compitieron en el Brussels Stephex Masters, una prueba con desempate de 1,60 m puntuable que tuvo un recorrido final muy desafiante, con catorce obstáculos y diecisiete esfuerzos en la impresionante pista de césped de Bruselas.

Larocca, de 55 años, superó al actual medallista de plata olímpico, el suizo Steve Guerdat, y al sueco Peder Fredricson, quienes terminaron segundo y tercero, respectivamente. Pepino aprovechó todos los riesgos para terminar 0,07 segundos más rápido y escribir su nombre en el muro de los campeones.

Larocca vive en Suiza, mismo país en el que nació el 1 de enero de 1969. Sin embargo, se siente más argentino que muchos que residen por acá. La madre nació en Colón, provincia de Buenos Aires y el padre en Concordia, Entre Ríos. Fueron a trabajar a Suiza por un año y medio y ahí nació José, de casualidad.

"Soy argentino hasta la raíz. Nací en Suiza pero no tengo mucho que ver con Suiza. Soy argentino; me crié, me eduqué y viví en Argentina hasta los 24 años, en las afueras de Buenos Aires. Es una casualidad que yo haya nacido y que haya vuelto a Suiza. Me encanta, pero mi país es Argentina", aclara, generoso y paciente.

A propósito, poco trascendió de su generosidad reciente, pero Larocca fue muy importante para que la nadadora Macarena Ceballos pueda tirarse a la pileta en La Defense Arena y alcanzar las semifinales de los 100 metros pecho en los últimos Juegos Olímpicos.

“Escuché que ella andaba necesitando un poco de soporte para finalizar su preparación, allá por marzo. Para mí es un privilegio y un honor ayudar a un atleta argentino; lo hice de manera natural y porque me gusta apoyar y soy un amante del deporte en general”, mencionó. Tiene la posibilidad, claro; pero también sabemos que otros también la tienen y prefieren mirar para otro lado.

Entonces, de entrada, Pepino interrumpió al colega que lo frenó, en medio de los jardines de Versalles: "No hay problema, para eso estoy. Me gustaría empezar hablando de lo malo, primero. Me siento triste, no era el resultado que ambicionaba; pero hay que aceptar la realidad y aprender”, largó.

Acababa de completar sus quintos Juegos Olímpicos y estaba triste. Pero a la vez se mostró fresco, calmo y amable. Ahora, un mes más tarde, debe estar más que feliz.