Ex Salón de los Deportes, segundo round
El histórico edificio fue afectado por el temporal del pasado 16 de diciembre.
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Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Setenta y siete años separan una fotografía de la otra. Ambas muestran una obra en ejecución.
Es el edificio de calle Soler 444, donde durante 50 años, entre 1947 y 1997, funcionó el Salón de los Deportes, una suerte de Luna Park bahiense.
La imagen inferior muestra “el vertiginoso avance de las obras” del edificio. Es abril de 1947 y con la colocación de las cabreadas metálicas se estaba en condiciones de avanzar con el que sería el primer estadio cubierto de la ciudad.
Si bien su principal relación con la memoria colectiva es con el boxeo –en el lugar se presentaron figuras relevantes de ese deporte, por caso el Mono Gatica, Pascual Pérez, Ringo Bonavena, Nicolino Locche, Andrés Selpa, Carlos María Giménez, Eduardo Lausse, Federico Thompson, Archie Moore, Horacio Acavallo--, en el lugar se desarrollaron variadas actividades, desde la disputa del torneo local de básquet, pasando por mitines políticos, los exitosos bailes de carnaval y hasta los titanes de Martín Karadagian, entre otros.
La situación actual tiene que ver con la reconstrucción del muro de frente, el cual resultó dañado por el temporal del pasado 16 de diciembre, que lo quebró en su parte media superior y obligó a su demolición ante el riesgo de caída.
En el inmueble funciona desde hace tres décadas una congregación religiosa que ha mantenido parte del diseño interior, con lo cual pueden verse las tribunas originales de hierro y madera que congregaban multitudes.
La yapa
Varios amistosos de básquet de la década del 50 se jugaron en el Salón, única cancha cubierta de la ciudad (el estadio del club Estudiantes estuvo terminado en enero de 1959). La realidad es que las medidas de la cancha entraban "ajustadas" y uno de los aros se debía colocar sobre el muro que daba al frente, casi sin espacio para que el jugador completara una eventual carrera hacia el aro.