Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Los lomos de burro en la mira

Un elemento que complica el tránsito vehicular y no resuelve el problema.

Una nota publicada por este diario el pasado 2 de junio dio cuenta de lo conflictivo que resulta el uso de los denominados lomos de burro como herramienta para controlar cualquier exceso de velocidad o generar el frenado de un vehículo en un cruce de riesgo.

Conflictivo desde el momento que son los propios vecinos quienes suelen solicitar su construcción cuando consideran que una calle o un cruce se convierten en peligrosos.

Pero, acto seguido, son quienes transitan con sus vehículos por las calles donde se los colocan quienes encuentran en estos elementos un componente agresivo, tanto para sus coches como al volverse un obstáculo en su marcha.

La Ley Nacional de Tránsito, en su artículo 23, hace una clara referencia al uso de todo tipo de elemento que dificulte la circulación vehicular.

“Cuando la seguridad o fluidez de la circulación estén comprometidas por obstáculos anormales, los organismos deben actuar de inmediato, advirtiendo del riesgo a los usuarios y dando solución de continuidad al tránsito”.

De esa normativa es claro que los lomos quitan fluidez de circulación, que son obstáculos, quizá no “anormales” pero sí inesperados y, en muchos casos, hasta agresivos para los automóviles.

Porque además no existe un criterio en nuestra ciudad de cómo debe ser su diseño, con lo cual son contados con los dedos de una mano los que medianamente se los puede sortear de manera “amable”.

La mayoría son verdaderas trampas, en general mal señalizadas, en cantidades excesivas y sin llegar incluso a cumplir con su supuesta misión de evitar velocidades inadecuadas en las calles.

Un ejemplo de ese uso indiscriminado del recurso es la continuación de la avenida Urquiza entre Córdoba y Florida, que atraviesa el parque de Mayo, cuenta con siete lomos de burro en un recorrido de no más de mil metros.

Es claro que hay una falta de cultura en los conductores de respetar las velocidades admitidas, de no ser cuidadosos en el cruce de esquinas o respetar la prioridad de los peatones. Pero quizá resulta más razonable colocar radares, mejorar la cartelería y realizar controles aleatorios, para corregir estos comportamientos inadecuados