La plaza sin Rivadavia
Un concurso declarado desierto impidió llegar a 1910 con el monumento al primer presidente en la plaza principal de la ciudad.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 116 años, en noviembre de 1908, la Comisión Ejecutiva del monumento a Bernardino Rivadavia dio a conocer el dictamen del jurado en relación al concurso realizado para disponer de esa obra en nuestra ciudad.
Desde principios del siglo XX el centro de la plaza Rivadavia estuvo reservado para un monumento a Rivadavia, considerado el primer gobernante que organizó un intento (fallido) por establecer un fuerte en la zona de Bahía Blanca.
El centenario de la Revolución de mayo, el 25 de mayo de 1910, fue considerado ideal para inaugurar la obra. De allí la convocatoria a un concurso nacional de maquetas, el cual tuvo una por demás interesante respuesta en cuanto participantes.
La decisión municipal de concretar la obra tuvo sus detractores, algunos casos señalando la necesidad de cubrir otras necesidades, en otros porque Rivadavia siempre ha sido una figura cuestionada.
Lo cierto es que el jurado se expidió sobre el mérito de los trabajos, superando incluso las críticas realizadas al cuerpo de “notables” que lo integraban, sin tener una formación en cuestiones del arte. Abierto el sobre, se conoció la decisión unánime de declarar desierto el primer premio, es decir que no había proyecto a realizar. Hubo un segundo premio para el lema Justicia, obra de Torcuato Tasso, y un tercero para Arturo Dresco por su trabajo Libertad.
Conocido el fallo llegó a la ciudad la escultora Lola Mora, con el objetivo de pedirle al intendente municipal, Jorge Moore, que instrumentara una segunda ronda entre los mejores trabajos para evitar que el concurso fuera un fracaso. La sugerencia no fue tenida en cuenta y el monumento debió esperar 38 años para su inauguración.
El día del centenario de mayo la estatua inaugurada fue la del general José de San Martín, acérrimo enemigo de Rivadavia, en el “muy lejano” parque de Mayo.