Bahía Blanca | Lunes, 13 de mayo

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Renacer: se ayudan a transformar el dolor más grande

Madres y padres que perdieron a sus hijos se reúnen miércoles por medio en el Sindicato de Luz y Fuerza (Sarmiento 374) de 18 a 20 para compartir sus vivencias. El grupo está abierto a quienes hayan atravesado o estén atravesando esta experiencia.

Algunos de los integrantes del grupo Renacer abiertos a dar y recibir apoyo. Crédito: Emmanuel Briane-La Nueva.
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Audionota: Marina López 

Violeta Franco, Graciela Gregorio y Juan Martelli están unidos por una circunstancia inesperada que marcó en sus vidas un antes y un después. Un dolor inexplicable (tanto que no hay palabra que lo defina en nuestro idioma). Los tres perdieron a sus hijos: Pablo, Gabriel y Silvina.

De distintas maneras, en distintos años, con distintas edades. Y, sin embargo, la pena no hace diferencias. La ausencia es la misma para los tres. Y por eso se entienden y se apoyan.

Aunque la ausencia fue y es desgarradora saben que sus hijos no pueden convertirse en sus verdugos, no quieren eso, y por eso deciden cada mañana al levantarse que ese profundo dolor que aún los habita se transforme en otra cosa: y eligen el amor.

Se reúnen cada 15 días para hablar de sus experiencias vitales.

Ellos, entre otros papás y mamás que perdieron a sus hijos, algunos más recientemente y otros con cierto tiempo de duelo, integran Renacer, un grupo de Ayuda Mutua a través del cual pueden expresar sus sentimientos sin temor de ser juzgados y con la certeza de encontrar en el relato de los otros la manera de ayudar y ayudarse a seguir adelante.

El grupo nació en Bahía Blanca en 1992 por impulso de Violeta Franco quien se inspiró en el matrimonio Berti, iniciador de Renacer en Córdoba. Casi al instante se sumó Juan Martelli, cuando se enteró a través del programa de Mirtha Legrand que se estaba gestando este espacio en nuestra ciudad.

Violeta Franco, iniciadora de Renacer en Bahía Blanca.

El grupo se reúne miércoles por medio en el Sindicato de Luz y Fuerza (Sarmiento 374), de 18 a 20, y está abierto a recibir a otros papás y mamás que hayan pasado por lo mismo más allá del tiempo que haya transcurrido o de la circunstancia de la pérdida.

Violeta Franco destacó que la empatía es clave para impulsarse y atravesar el duelo.

"Si bien las mamás y papás se acercan al grupo buscando apoyo rápidamente se dan cuenta de que el Otro les preocupa y en ese ayudar al Otro terminan encontrando sus propias respuestas", dijo.

"Me pareció que era muy necesario tener este espacio. Estoy en el grupo por mi hijo Pablo y cuando sucedió su pérdida, en esa desesperación, no sabía a quien recurrir. Él falleció en 1990 y en ese momento se hablaba mucho de Autoayuda, pero esto es algo distinto, porque es Ayuda Mutua", destacó.

El abrazo, ponerse en el lugar del otro y, sobre todo, hablar el mismo idioma son las herramientas esenciales.

Para ilustrarlo Graciela, quien perdió a su hijo Gabriel hace siete años en un accidente en la ruta (tenía 24 años y venía de un partido de fútbol), apeló a un ejemplo.

Graciela Gregorio.

"A vos te puede entender tu hermano, tu amigo, pero no es lo mismo que alguien que pasó por eso. Cada quién toma del grupo las armas que le sirven para atravesar su dolor. No hay recetas ni consejos. Vos tomás algo de la experiencia de cada uno y hacés tu duelo como podés en el día a día".

Ella se incorporó a Renacer a los 20 días de la pérdida de la cual se enteró por la radio.

"Del grupo tomé algo fundamental -señaló- y es la experiencia de convertir el dolor en amor. ¿Como hacés? Ayudando al papá nuevo que viene o en cada fecha o situación dolorosa. Aprendés a vivir con ese dolor de otra forma".

"Tratamos de contener a los papás y mamás en el momento  en que llegan y escucharlos pero también organizamos el grupo para que todos podamos hablar porque no importa el tiempo que haya pasado: siempre ocurre algo que remueve todo: un cumpleaños, una fecha especial. Es un dolor latente", explicó.

Juan perdió a su bebé, Silvina, hace 52 años. Ella estaba a días de cumplir 7 meses y la pérdida ocurrió en un accidente de tránsito.

Él tenía 27 años y su esposa 25. Era la primera hija del matrimonio. En el accidente también perdió a su mamá y a su suegra. 

"Quienes pasamos por la pérdida de su ser querido tan íntimo jamás olvidamos el tema. La ultima vez que lloré fue hace una hora ¿Y por qué? Por lo mismo", expresó.

Juan Martelli.

"Sin embargo, Dios me dijo que tenía que quedarme unos años más en la tierra. Estamos acá, transitando esta vida que nos tocó y hay que seguir adelante. Y eso lo logramos ayudando a los padres que pasan por el mismo dolor", dijo.

Aseguró que no hay plazos para hablar del tema, ni presiones de ningún tipo. Quienes se incorporan al grupo hablan cuando lo sienten.

"Si quieren hablar el primer día lo hacen y si no, hablan cuando se le abre el deseo de relatar su testimonio. Algunos dicen 'hoy no tengo ganas' pero en cuanto empiezan a hablar te cuentan hasta el minuto en que nacieron los hijos", destacó.

Para Juan una de las cosas que se repite en la mayoría de los casos es la comparación.

"Cuando me cruzo con una persona de entre 50 y 52 años, que es la edad que tendría hoy Silvina, y ni hablar si se llama así, soy capaz de abrazarla. No estoy fuera de sí, ni estoy loco. Estoy loco por abrazar a mi hija quien hoy podría ser mamá o abuela. ¿Quién sabe qué podría ser hoy? Esas comparaciones las hacemos todos", sostuvo.

La vida le dio a Juan la oportunidad de tener cuatro hijos más.

"Todos los días me hablan y me dicen que soy un ejemplo. Me dicen cosas hermosas", contó.

Hace casi tres años perdió a su señora, quien también integró Renacer.

Juan alentó a que más padres se acerquen porque suelen tener mayores resistencias que las mujeres.

"Desconozco el motivo, pero están muy ausentes. Algunos han ido una vez y no van más. Hoy somos solamente unos pocos hombres", dijo.

Violeta Franco perdió a su hijo Pablo, de 12 años, por muerte súbita.

"Lo principal es que el dolor vaya mutando en otra cosa. No hay que quedarse atascado en el hecho mas doloroso que es el momento de la partida sino recuperar los recuerdos más lindos y transformar todo ese sufrimiento en algo bueno", expresó.

"Debemos ponerle toda la garra y las ganas para no estancarnos en el dolor. Volver a vivir por los hijos que quedan y por nosotros mismos. Es un antes y un después. El hecho es que hacemos con eso nosotros a partir de esa crisis de la existencia. ", dijo.

Asimismo expresó que luego de todos estos años ya no permanece en el duelo.

"El duelo no es eterno. Para eso es el grupo: para que el duelo se transforme en una nostalgia o en un aprender a vivir distinto. Es responsabilidad de todos hacernos cargo de lo que nos pasa", dijo.

"A pesar de que puedo llegar a lagrimear, trato de recordar lo mejor que me dejó mi hijo y lo recuerdo con amor no con dolor. Eso fue una transición y lo que recupero de él es que doy gracias por haberlo tenido, por el tiempo que me tocó estar con él y puedo decirlo ahora", añadió.

Cuando Pablo partió tenía dos hermanas menores, Evangelina y Magalí, con dos años menos cada una. Y luego llegó la más chica.

"Los amigos que me dejó Pablo es la gente del grupo, una familia. Uno siente ese amor y está en uno hacerlo crecer", dijo Violeta.

Por último subrayó que lo que une a cada miembro es el amor incondicional que tienen sus integrantes por los hijos que no están.

"Tan incondicional que no hace falta tenerlos para seguir amándolos y recordándolos. Ese amor puede crecer en nosotros y en el darse", reveló.

Hoy, los tres tienen motivos para continuar y agradecer.

"Siempre su Gabi, su Silvina y mi Pablo van a estar presentes pero hemos aprendido a llevar el dolor con dignidad para que si nos ven en la calle no vean a una persona rendida y acabada, sino a una persona que salió adelante después de una tragedia, a un sobreviviente. Se puede salir a flote", dijo.

Juan está en un coro y toca el acordeón. Y está muy cerca de sus hijos. Y acaba de ser abuelo.

Violeta tiene un nieto pequeño, disfruta de sus tres hijas, y viaja seguido a Madryn, donde vive una de ellas.

Graciela aprendió a disfrutar de la ahijada de su hijo, Alma, quien hoy es una nieta del corazón. Al principio sentía que no tenía derecho a estar en contacto con ella (porque era el rol de su hijo) pero con el tiempo logró superarlo.

Más datos sobre Renacer

* Renacer no diferencia si la pérdida fue por accidente, por una enfermedad, muerte súbita, suicidio o cualquier otra circunstancia.Todas las pérdidas son igualmente válidas. 

* En el grupo no solo se comparten los dolores, también los avances, las cosas buenas que les va pasando a cada uno. Hay risas, en el contexto oportuno, y se generan amistades.

*Otra premisa es el compromiso: quien recibe la ayuda es importante que luego se quede para ofrecérsela a otros.

* No se dan consejos ni recomendaciones. Quien quiera apoyarse en una religión o ir al psicólogo puede hacerlo pero no es objeto del grupo integrar profesionales de la salud (psicólogos o psiquiatras)

* Los encontrás en Facebook como Renacer Bahía Blanca. Mail: violetamarcela53@gmail.com