Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

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Bahía Blanca | Domingo, 28 de abril

Las elecciones traerán un ganador y también un fin de ciclo (o dos)

La pregunta central de los próximos comicios para intendente es quién se llevará el triunfo. Pero las eventuales derrotas en las grandes coaliciones pueden marcar un cambio rotundo en el mapa político de la ciudad.

Foto: Pablo Presti - La Nueva.

Oscar Liberman (La Libertad Avanza), Federico Susbielles (Unión por la Patria) y Nidia Moirano (Juntos por el Cambio) son los tres postulantes con chances reales de convertirse en el próximo intendente de Bahía Blanca.

Naturalmente, el dato más relevante del 22 de octubre a la noche será quién gane los comicios, porque se tratará de la persona que conducirá los destinos del Municipio durante los siguientes cuatro años. Aunque en esta oportunidad, como pocas veces antes, las derrotas tendrán un peso muy significativo ya que provocarán una notoria reconfiguración del mapa político de la ciudad.

De los tres candidatos mencionados, solo Liberman saldría relativamente ileso de una caída, ya que es un recién arribado a la política partidaria y por lo tanto podría digerir el revés sin que tambalee ninguna estructura. Hay que tener en cuenta que el economista y empresario representa a una fuerza nueva, en plena conformación, y que en el peor de los casos pasará a contar con un bloque de concejales que antes no existía.

Es más, aún perdiendo a nivel local, si el éxito acompaña a su líder nacional Javier Milei, Liberman y compañía quedarán ligados a la tropa presidencial, suavizando cualquier resultado distrital negativo. No es poco.

Pero el escenario es muy diferente en las dos grandes coaliciones. De mínima, una de las dos figuras estructurantes de Juntos por el Cambio y el PJ caerá en octubre. Eventualmente, las dos. Y ya nada será como fue hasta ahora.

Bahía es gobernada desde 2015 por Cambiemos. Más específicamente, por el Pro. Una derrota en la disputa por la jefatura comunal no solo alterará el signo político que gestiona la Municipalidad sino que podría mover cimientos más profundos. Todo un equipo que se viene moviendo al ritmo de la tríada Moirano, Héctor Gay y Santiago Nardelli podría quedar prácticamente huérfano.

Del núcleo duro, solo Marcos Streitenberger tiene asegurada una banca de concejal como cabeza de lista, pero el resto de la dirigencia que decidió los destinos de la comuna en estos ocho años debería reacomodarse. Entre ellos, Pablo Romera, Tomás Marisco, Federico Tucat, Laura Biondini o Soledad Martínez. Algunos permanecerán en la política, quizás otro no. Sí es seguro que, de verificarse esta hipótesis, deberán hacer un esfuerzo por agruparse y repensar lo que sigue.

Además, con la excepción de Fernando Compagnoni, a quien le quedan dos años más de diputado provincial, el dominante Pro bahiense dejará de tener este año representantes en la Legislatura. En la competencia 2023 de senadores bonaerenses los dos que están en lugares a salir son la radical de Darregueira, Nerina Neumann, y el extra sección Alex Campbell. Uno de ellos tomará el lugar de Moirano, a quien en diciembre le vence el mandato.

En cuanto a Gay, podría entrar al Parlasur u ocupar otro cargo en un eventual gobierno de Patricia Bullrich, pero parece bastante claro que no pretende embarcarse en ninguna pelea demasiado barrosa en los años por venir. A Moirano y Nardelli, en un escenario perdidoso, no habría que descartarlos en algún puesto de un gobierno bullrichista, o bien ubicando alfiles, aunque es obvio que quedarían sin su palanca principal que es el control del municipio bahiense, carencia mucho más sensible si Bullrich no llega a la presidencia.

Es decir, solo un triunfo electoral de Moirano evitaría el desgajamiento de un bloque amarillo que señoreó Bahía durante dos períodos consecutivos, incluso logrando amplias mayorías en el Concejo Deliberante, donde, dicho sea de paso, también habrá que echar el ojo a los reordenamientos a partir de diciembre en función de los resultados de las elecciones presidencial y de intendente.

Sin ir más lejos, hoy mismo en la bancada oficialista hay resistencia de radicales y lilitos para aprobar un acuerdo del Ejecutivo con la empresa que gerencia el autódromo, para crear un Centro de Educación y Promoción de Seguridad Vial. Uno de los argumentos del rechazo es que se comprometen fondos de presupuestos futuros sin saber quién gobernará a partir del ejercicio 2024. Hasta hace muy poco esos aspectos eran meros detalles y, el Concejo de mayoría propia, casi una escribanía. Los vientos están soplando diferente.

Volviendo a la presunción de un declive del Pro local, ¿quién puede aspirar a la lucha por la jefatura de la alianza en nuestro distrito? Primero habrá que ver cómo queda armado Juntos por el Cambio nacional luego de las elecciones. Suponiendo que su conformación no sea muy distinta a la actual, Andrés de Leo de la Coalición Cívica emerge como un dirigente que podría aspirar a liderar la reconstrucción, ya que logró un buen posicionamiento en las recientes primarias, donde quedó muy cerca de la lista de Moirano pese a que corría con muchas desventajas.

Es más, anoche se confirmó que dos mujeres de su confianza intervendrán la secretaría de Políticas Sociales: Marisa Pignatelli reemplazará a Vanina González y Letizia Tamborindeguy regresará al área de Niñez. La lectura es inevitable, se trata de una forma de reconocer los nuevos equilibrios de JxC. Y ese no sería el único movimiento en el Palacio, de acuerdo con los rumores. Por lo pronto, la otra modificación llegará por la renuncia en la víspera del contador general Marcelo Zeppa, decisión que en los pasillos también se atribuía al lilito pero que De Leo niega.

Incluso ganando Juntos por el Cambio la elección a jefe comunal, el posible gobierno a partir de diciembre ya no será tan amarillo como en este tiempo. Esa forma de distribuir poder se terminó y necesariamente habrá más lugar para los otros partidos socios de la coalición. En cierto sentido, sería un fin de ciclo.

Pero mucho más profundo será si hay un traspié electoral de Juntos en octubre. Ahí sí se cerraría completamente una etapa, tal como sucedió en 2003 con Jaime Linares luego de tres períodos consecutivos propios y cinco de la UCR; o en 2015 con el desplome del peronismo, que había gobernado durante 12 años la ciudad.

Federico Susbielles, Nidia Moirano y Oscar Liberman.

En Unión por la Patria un potencial resultado negativo no provocaría un ruido mucho menor. Es la cuarta vez que Susbielles se postula a la intendencia, aunque ahora lo hace por segunda ocasión consecutiva y con un respaldo muy fuerte de la estructura nacional y provincial, así como el alineamiento de gran parte de la dirigencia justicialista local.

Desde la derrota en 2019, su construcción estuvo netamente orientada a mostrarse como la mejor alternativa de gobierno para este 2023 y, desde el Consorcio del Puerto, no escatimó esfuerzos ni caja para armar equipos con el objetivo de acceder a Alsina 65.

Pese a que el tramo nacional de su lista es muy malo para competir en Bahía, como quedó demostrado en las PASO --la suma de votos de Sergio Massa más Juan Grabois apenas superó el 20%--, el exbasquetbolista logró un corte de boleta favorable que lo mantiene con expectativas para el 22 de octubre.

Ahora, ¿qué sucederá si se vuelve a quedar en la puerta? ¿El PJ bahiense le dará la chance de iniciar un camino similar con vistas a 2027? A priori, no parece lo más probable.

Sí hay una diferencia respecto de Juntos por el Cambio. En el justicialismo local no surgen naturalmente nombres para ocupar el rol del nuevo liderazgo, más allá de que se trata de un partido con experiencia para resolver ese tipo de vacíos. De todos modos, primero habría que ver la reconfiguración de Unión por la Patria en el orden nacional, una vez pasadas las elecciones, para entender las nuevas lógicas de poder.

Si fuera por los actuales armados de listas para el Congreso, que permiten prefigurar futuros bloques encabezados por Wado de Pedro en el Senado y Máximo Kirchner en Diputados, todo indica que el kirchnerismo seguirá dominando el movimiento. Más aún si Axel Kicillof reelige en la Provincia.

¿Eso se trasladaría a Bahía, pese a que aquí lo ideal sería tomar otro perfil? Impredecible. Lo único seguro es que habrá demandas de cambios, correcciones y disputas por los territorios de influencia. El argumento será refrescar caras y conceptos.

Nada nuevo. El gran problema de la política, siempre, es la sucesión.

En conclusión, una victoria de Liberman dejaría fuera de combate a Moirano y Susbielles, poniendo en riesgo la continuidad de los dos grandes bloques políticos de Bahía tal como se han visto hasta ahora. Si gana la senadora, el que quedará tecleando solo será el susbiellismo. Y, si se impone el presidente del Puerto, únicamente el Pro bahiense entrará en estado de descomposición.

No habría por qué esperar una campaña tranquila de aquí al 22 de octubre. Ya no lo es.