Bahía Blanca y la falta de un servicio esencial

Redacción de La Nueva.

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En 1929 Bahía Blanca se convirtió en pionera de la aviación comercial cuando la empresa Aeroposta Argentina, de capitales franceses, habilitó la primera ruta de cabotaje comercial del país entre nuestra Bahía Blanca y Comodoro Rivadavia.

Por eso en el acceso a Villa Harding Green un cartel indica que ese barrio es “La cuna de la aviación argentina”, ya que fue donde funcionó, entre 1929 y 1972, el aeropuerto bahiense.

El director y uno de los pilotos de esa línea era el francés Antoine de Saint Exupéry, el mismo que 15 años después publicaría el libro El Principito, una de las obras más editadas en la historia de la literatura.

Curiosamente, en los dos años que vivió entre nosotros, Saint Exupéry fue dando forma a otro de sus libros, al que tituló “Vuelo Nocturno”, contando las peripecias del servicio que se prestaba en esa época, donde las estrellas eran la única guía al volar de noche.

Esta introducción viene a cuento porque desde hace tiempo la empresa Aerolíneas Argentinas ha cancelado el “servicio nocturno” entre nuestra ciudad y Buenos Aires, clave para que quienes realizan gestiones en la capital puedan regresar el mismo día.

La explicación al cancelar el servicio fue que la pista no tenía condiciones adecuadas de iluminación. Atento a que la obra se demoraba, la municipalidad asumió el costo de esa obra y en pocos meses concretó el trabajo.

Sin embargo, ahora la empresa aérea volvió a confirmar que esos vuelos nocturnos no se instrumentarán hasta que “la pista esté en condiciones”, sin aclarar siquiera que elementos son los faltantes ni tomar debido conocimiento de la situación.

Resulta inaudito que la ciudad que todos definen como la gran metrópoli, la de potencial infinito, la del puerto más importante del planeta, lleve años esperando por un servicio que es esencial e importante para su movimiento comercial y económico.