Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

Una joya art decó que languidece mientras maravilla y sorprende

Fue una de las principales mueblerías de Bahía Blanca. Desde hace tiempo el edificio funciona como cochera. Más allá de su regular estado sigue siendo una pieza para ver y admirar.

"Desarrollado en París y fomentado en Hollywood como el estilo de las estrellas, el Art Decó hizo la transición de un primarío estilo francés a un universalmente entendido símbolo del glamour". Fancy Susan Sternau, el Art Déco

Calle San Martín al 400. Mitad de cuadra, mano izquierda en el sentido de circulación vehicular. Allí se ubica un inmueble distinto, que se destaca en la cuadra, sin edificios que le quiten escala o lo oculten, y que llama la atención por su particular fachada.

Su frente es una muestra contundente del art decó, estilo que hizo furor en la década del 30 con su propuesta decorativa abstracta, a pura geometría, con remates escalonados, volúmenes salientes, guardas triangulares y ornamentos inspirados en la velocidad, la electricidad, el agua, el movimiento. Hollywood, Miami y Nueva York se encargaron de darle un toque de glamour al adoptarlo en sus cines, casinos, rascacielos, garajes, cabarets y hoteles.

El edificio fue inaugurado en 1936, como nuevo local de exposición y ventas de la Mueblería Española, propiedad de la familia Taberner.

La mueblería el año de la inauguración del edificio, 1936.

Su proyectista fue el ingeniero Adalberto Torcuato Pagano, profesional que manejaba diferentes estilos, desde los historicistas –como el que desarrolló para el Palacio de la Nueva Provincia, Sarmiento 64, y la sede de la CGT, en Mitre y Rodríguez--, el pintoresquista –en la ex sede de la Sociedad Sportiva, luego club Universitario, en avenida Alem 1.100-- y también el art decó, como lo demuestra su propia vivienda en Yrigoyen y Soler.

Una mirada

Los componentes art decó del edificio son simples de detectar, su estética geométrica, los planos que se sobreponen, las particiones verticales y horizontales y un medallón de cinco metros de diámetro, con los nombres de Pedro y José Taberner, con tipografía del estilo.

Toda su prestancia y estética se pierde por el estado general del frente, la falta de revoque, pintura en mal estado y hasta vidrios reemplazados por cartones.

El interior tiene también mucho por decir. Estaba organizado de manera completamente novedosa, con la planta baja de 2 mil metros cuadrados destinados a la exposición de muebles y con varios locales en los pisos superiores, ordenados sobre el perímetro del edificio, que se recorrían mediante un pasillo que hacía las veces de balcón sobre la planta baja. Cada uno de esos espacios contenía un ambiente completamente amueblado.

Esa triple altura llevaba al visitante a elevar su mirada y ahí entonces descubría un elemento maravilloso: el cielorraso que adhería claramente al estilo, con vitrales incorporados por los cuales filtraba la luz natural a través de claraboyas. Fue armado con piezas “tipo Celotex”, consistente en placas de “madera aislante, liviana y durable” que permitían además desarrollar diferentes efectos decorativos.

El vitral ya no está. Queda su estructura y la luz que filtra desde el techo.

En este caso se puede ver un dibujo en zigzag, sostenidas las placas por una estructura metálica y a pesar del faltante de piezas y de la rotura completa de los vitrales, el conjunto impacta y llama la atención, siendo un elemento compositivo único del lugar.

Final

La mueblería Española cerró sus puertas en la década del 70. En el lugar se instalaron luego canchas de bowling y desde hace décadas es ocupado por una cochera.

Acceso al edificio, vista hacia la calle. Las líneas art decó presentes.

Pese a que su estado general no permite el lucimiento que podría tener, el edificio conforma una propuesta arquitectónica valiosa, una muestra generada en plena época del art decó, una verdadera obra de arte.