Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El gasoducto Kirchner y la hora de la verdad para Bahía Blanca

Con la concreción de la obra desaparecerán las limitantes que existen en la provisión de gas para concretar grandes proyectos.

Adrián Luciani
aedgarluciani@gmail.com

   Si bien en Argentina nada puede darse por hecho hasta que realmente ha sido concretado, la concreción de gasoducto entre Vaca Muerta y Salliqueló comienza a ser realidad.

   El miércoles pasado tuvo lugar en esa ciudad bonaerense, ubicada a 270 kilómetros de Bahía Blanca, la firma de los contratos de obra y todo hace prever que,  a más tardar, en las próximas semanas comenzará la instalación de campamentos y arribo de maquinarias.

   Se trata de una carrera contrarreloj para que el ducto, llamado presidente Néstor Kirchner, esté operable el 10 de junio de 2023, tal lo anunciado por el exsecretario de Energía, Darío Martínez, aunque lo más seguro es que sufra alguna demora.

   De cualquier forma, todo parece indicar que ya no hay marcha atrás para una obra que resulta vital para el país en materia energética, sobre todo porque el presidente de la Nación, Alberto Fernández y el superministro Sergio Massa encabezaron la firma de los contratos en Salliquelló.

   Incluso el acto también contó con la presencia del gobernador bonaerense Axel Kicillof y de sus pares de Neuquén, Omar Gutiérrez, y de La Pampa, Sergio Ziliotto, además del vicegobernador rionegrino Alejandro Palmieri, entre otros funcionarios.

   En ese marco, así como los trabajos deberán ejecutarse en el menor tiempo posible, Bahía Blanca también ingresa en otra carrera, aunque a mediano plazo.

   Y esta carrera tiene que ver, una vez despejadas las dudas en torno a la realización de la obra, con varios proyectos en danza,incluso de producción de hidrógeno, todos ellos ligados a una futura mayor provisión de gas.

   Pese a pasar a casi 300 kilómetros de Bahía Blanca, el gasoducto Tratayén – Salliqueló tiene un impacto directo en nuestra ciudad, donde ya llegan desde el sur los gasoductos Neuba I, Neuba II y General San Martín y continúan rumbo al norte.

   De acuerdo con un informe del Enargas, el nuevo ducto liberará capacidad y aumentará el suministro en la ruta Neuquén–Bahía Blanca.

   En tal sentido, el relevamiento señaló que el “Presidente Kirchner” permitirá atender una demanda futura del Polo Petroquímico de 15 MMm3/diarios y en una etapa posterior podría habilitar la construcción de una planta de GNL con una demanda potencial de 16 MM m3/ diarios.

   Según el gobierno, este primer tramo posibilitaría la materialización de al menos dos grandes proyectos para Bahía Blanca.

   El primero de ellos es la expansión del área petroquímica, hoy acotada por la falta de gas en invierno, y el otro la exportación de gas natural convertido en Gas Natural Licuado (GNL) por la estación marítima local.

   Las mismas fuentes oficiales señalan que el refuerzo del sistema de transporte de gas en la región pampeana posibilitará el desarrollo de numerosas inversiones en actividad petroquímica, como ser la elaboración de urea, metanol, polipropileno, etileno, entre otros, y contribuirá sustancialmente a la agregación de valor de los recursos hidrocarburíferos.

   Desde estas páginas se han venido detallando en varias oportunidades las iniciativas que podrían concretarse a nivel local y regional.

   Por ejemplo, una de las que mayores chances tiene es la ampliación de Profertil, en realidad la construcción de una segunda planta de urea, pegada a la actual, en el sector de Cangrejales.

   Se trata de una gran inversión, imprescindible para un país que requiere fertilizantes y que hoy importa buena parte de ellos a precios cada vez más elevados. En este caso, ya todo está listo para el anuncio del proyecto y la firma de los contratos para iniciar el gasoducto terminó por despejar algunas dudas existentes.

   En cuanto a la megainversión de Dow, destinada a duplicar el Polo Petroquímico local, también conocido como Proyecto Patagonia, todo parece indicar que quedó relegada para un mejor momento, sobre todo porque el gigante con sede central en Michigan, Estados Unidos, ya encaró un proyecto similar en Canadá.  

   De todas maneras, la mayor disponibilidad de gas deja abierta las puertas a futuras inversiones locales.

   También Compañía Mega es otra de las empresas que seguramente recibió muy bien la firma de los contratos de obra para el nuevo gasoducto.

   Cabe recordar que meses atrás su gerente general Andrés Scarone, anunció públicamente que la empresa fraccionadora de gas para la producción de etano, butano y gasolina natural, se prepara para incrementar su capacidad de producción en la planta bahiense.

   Incluso que para eso se concretaron varias obras de actualización tecnológica, tanto en las instalaciones ubicadas en Vaca Muerta como en el puerto local, con miras a futuras ampliaciones.

   En este caso, el futuro gasoducto troncal permitirá aumentar la producción de gas licuado de petróleo (GLP) para exportación, ya que el mercado local se encuentra abastecido.

   Además, la terminal de Mega en el puerto de Bahía Blanca que se emplea para importar gas (GNL), cuando se revierta ese esquema, liberará  capacidad exportadora.

   El otro gran proyecto en danza es la construcción de al menos una planta terrestre para convertir el gas natural proveniente del sur en gas natural licuado (GNL), un combustible que registra una altísima demanda mundial y una constante suba de precios.

   En este caso, el proyecto más viable, parece ser el que impulsan Transportadora de Gas del Sur (TGS) y la texana Excelerate Energy, para construir en la zona de Galván una planta modular, escalable.

   Por otro lado aparece YPF, con una iniciativa de mucha mayor envergadura y, por ende, mucho más costosa. En este caso existe un fuerte tironeo entre el sur bonaerense y el puerto rionegrino de San Antonio Este por la localización y sólo resta esperar que no imperen en la decisión cuestiones políticas, sino las estrictamente técnicas y de factibilidad económica.

   De todas formas, más allá de cuántas iniciativas puedan concretarse a mediano y largo plazo, la clave gira en torno a la concreción de proyectos que le otorguen valor agregado a buena parte del gas patagónico, sumando mano de obra y evitando que sólo sea industrializado en otros países.