Mentes criminales: del Cooperación II al sorprendente caso de Lapuchesky
José María Suárez, sospechado de dar muerte a Cristina Denda, fue quien llamó al 911 y atestiguó el procedimiento. En 1995 hubo un homicida en Punta Alta con rasgos similares y que hace dos meses recuperó la libertad.
De la "escuela" de Cayetano Santos Godino, conocido por todos como "El Petiso Orejudo", quien gozaba de acudir a los funerales de los niños que brutalmente había asesinado allá por 1912, parece el supuesto homicida de Cristina Denda, en el Cooperación II.
José María Suárez es quien llamó al 911 para alertar que hacía algunos días no veían por el barrio a su vecina de 68 años y llegó a ser testigo del procedimiento para descubrir la escena del crimen que, por las evidencias reunidas, él mismo había creado.
El de Suárez no es el primer caso en nuestra región de una historia real pero que parece sacada de Criminal Minds, por el "protagonismo" que adopta el acusado una vez cometido el ataque.
Se asemeja a la sorprendente causa del cordobés Carlos Alberto Lapuchesky, quien la madrugada del domingo 12 de noviembre de 1995 mató de 20 puñaladas al taxista Luis Enrique Sender (41) en Punta Alta.
Con apenas 18 años, y una vez cometido el homicidio, Lapuchesky primero se hizo pasar por cadete y trasladó -desde la agencia rosaleña de La Nueva.- hasta la redacción bahiense del Diario un sobre con un rollo de las fotos del crimen, para que sean reveladas y publicadas al día siguiente con la noticia.
Charló con un periodista y hasta respondió "una locura..." cuando el breve diálogo, inevitablemente, llevó a comentar el desenlace del trabajador del volante.
Diario íntimo del cordobés de Carnerillo
De vuelta en Punta Alta, simuló ser cronista del mismo medio para tomar parte del velatorio y el cortejo fúnebre que trasladó los restos de Sender a la localidad bonaerense de Marcos Paz, de donde era oriundo el taxista.
Algunos dicen, incluso, que llegó a entrevistar a la viuda.
La Justicia lo declaró inimputable. Las pericias concluyeron que Lapuchesky tenía un trastorno paranoide y se le ordenó una medida de seguridad, que cumplió durante 26 años en la Unidad Penal N° 34 de Melchor Romero, de donde se fugó dos veces -entre 2004 y 2005-, oportunidades en las que volvió a demostrar conductas agresivas.
Agotados los tiempos, y sin otro remedio procesal, el 27 de febrero pasado el Juzgado de Ejecución Penal hizo cesar la decisión y Lapuchesky recuperó la libertad.
Hay quienes dicen que aquel joven rubio y de ojos claros -con el mismo aspecto angelado que Carlos Robledo Puch pero hoy ya de 45 años- se fue a vivir a la ciudad de Azul y otros, que su madre tiene domicilio en Mar del Plata y allí recaló.
"Ningún profesional puede asegurar que deje de ser peligroso", había asegurado el psiquiatra Félix Gayubo.