Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Manzur debe evitar una guerra con los gobernadores

La columna semanal de nuestro corresponsal en Casa Rosada.

   Una primera conclusión llama la atención antes de avanzar en el rol que desde hoy mismo le tocará desempeñar al jefe de Gabinete, el tucumano Juan Luis Manzur, para calmar la ira de los gobernadores por el aumento de las retenciones al campo y el retaceo de envío de fondos de ayuda de la Nación a los distritos del interior.

   La novedad, que no lo sería tanto  a poco que se repase el estado de cosas en la durísima pelea interna que entretiene al cristicamporismo y al albertismo en el Frente de Todos, es que esa tarea que llevará el gobernador tucumano con licencia no estará, como era hasta antes de que la unidad de la coalición gobernante saltara por los aires, en manos del ministro del Interior, Wado De Pedro.

   Razones no faltan para explicar ese pase de manos, pero no es menos cierto que hasta antes de que se iniciara la pulseada por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, De Pedro, el ministro político por excelencia, era el responsable de trajinar celulares y hasta subirse a los aviones oficiales para conversar con los gobernadores. Fue un nexo directo, hasta aquella falsa renuncia que definitivamente lo colocó en la vereda de enfrente del Presidente tras la derrota electoral de 2021, de Alberto Fernández. No hubo reconciliación, pese a algunos leves intentos de la Casa Rosada.

   Así las cosas, Manzur inició en las últimas horas una serie de contactos con los gobernadores más refractarios a aquella medida sobre las retenciones, pero que a su lado prometen que se extenderá a los mandatarios de todo el país. No lo dicen con todas las letras en la Jefatura de Gabinete pero ni falta que hace.

   El alto funcionario buscará evitar desde ahora sumarle más problemas al Presidente, al margen de los que ya tiene en la interna del Frente de Todos y en “la “guerra” contra la inflación que oficialmente inició ayer el ministro Matías Kulfas contra los comerciantes que remarcaron precios en las semanas previas, a quienes incluso amenazó con aplicar la Ley de Abastecimiento.

   “Si hay algo que no queremos ahora es una guerra con los gobernadores”, dijo uno de los funcionarios más cercanos a Manzur. 

   Fuentes de la Jefatura de Gabinete dijeron que el funcionario, que desde que se rompió la unidad en la coalición gobernante se convirtió en uno de los brazos derechos del Presidente -en especial en gestiones puramente políticas que antes estaban en manos de De Pedro- ya hizo contacto con los gobernadores de Córdoba, Juan Schiaretti, de Santa Fe, Omar Perotti, y de San Juan, Sergio Uñac.

   El mandatario mediterráneo, como se sabe y además se esperaba, salió con los tapones de punta contra el aumento de los derechos de exportación a la harina y el aceite de soja y dijo que el gobierno nacional “le mete otra vez la mano en el bolsillo a los cordobeses”. Perotti a su turno le habría reclamado a Manzur que el Gobierno acepte que el tratamiento de un tema de tan alta densidad política para las entidades del campo debería ser tratado ”en su conjunto con todos los actores, incluidos los gobernadores”, y no una medida unilateral del gobierno central

   En la Casa Rosada llamó la atención, dicen las fuentes, la fuerte postura en favor de la línea crítica de Schiaretti y Perotti que adoptó el gobernador sanjuanino Uñac, a quien Alberto considera “un alineado” con la Casa Rosada.

   El mandatario cuyano, que también suele tejer lazos con el cristinismo, dijo en un mensaje por elevación a Manzur, con quien se reuniría esta semana, que la suba de le retenciones dispuesta por el Gobierno atacan directamente las actividades exportadoras de su provincia y de todo el país.

   Manzur deberá prepararse para librar otra guerra, además de la queja de los gobernadores por el aumento de las retenciones y el reclamo por la dispar política de la Casa Rosada a la hora de repartir ATN (Aportes del Tesoro Nacional) y otros fondos destinados a la obra pública provincial. Los mandatarios sospechan que Fernández privilegia a otros gobernadores del oficialismo (Axel Kicillof y la Liga del Norte Grande que preside Jorge Capitanich).

   Casi deberá levantar un voto de censura que los gobernadores impulsan contra el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, en quien dicen que ya no confían.