La ciudad que se despide

Redacción de La Nueva.

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Mario Minervino / mminervino@lanueva.com / Twitter @mrminervino1

Fotografía Pablo Presti / ppresti@lanueva.com

   Por decenas van cayendo las viviendas que, construidas en las primeras décadas del siglo XX, fueron dando forma a la ciudad. Muchas de ellas con años de abandono en terrenos que el mercado inmobiliario valora y ocupa con nuevos emprendimientos.

   A veces, sin embargo, sorprende la dimensión de esas demoliciones. Es el caso de la llevada a cabo en las últimas horas en calle Moreno al 200, donde cayeron al golpe de la piqueta tres propiedades vecinas, que ocupaban en conjunto 35 metros de frente. Dos de ellas de estilos historicistas, con toques del barroco, ornamentos y cornisas.

   En la casona de mayor fachada funcionó desde 1928 el Sanatorio Central, de los médicos Godofredo Jonás y Jaciento Milani, que además de realizar cirugía general, tratar enfermedades internas y partos, disponía de un amplio dispensario antivenéreo “con todos los elementos para la cura de enfermedades secretas”.

Sanatorio Central, foto 1938, gentileza Archivo de la Memoria UNS

   Pero en este caso también cayó una construcción “joven”, de la década del 60, de tres niveles, construida quizá para perdurar por siempre.

   No eran casas consideradas patrimoniales. Pero han sido parte del paisaje urbano durante un siglo, han dado cuenta de la calidad de la mano de obra de los maestros italianos y españoles, han aportado su arte a la geografía de la cuadra, han cobijado historias, silencios y penas.

   Son parte de una ciudad que se despide, que se borra, que quedará en el recuerdo, recordada por algunas fotografías tomadas al azar, de la mano del relevamiento realizado por la provincia en 1938, por la magia del Google Earth o por alguna nota dispersa en un portal que quizá también el tiempo termine por borrar.

Una de las tres viviendas demolidas, foto actual y 1938