Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Aquella noche, ya en 2 de mayo, la oscuridad era total…

Charlas con el sobreviviente Nilo Navas.

Por Walter Gullaci

   Ya el 1 de mayo de 1982, mientras se celebraba el Día del Trabajador en tierra firme, en un mar que se convertiría en inhóspito con el correr de las horas el Belgrano seguía su curso, aunque sin ingresar a la zona de exclusión marcada por los ingleses. Una regla que, al cabo, no tendría ningún valor ante lo que vendría después. El ataque artero ordenado por los subalternos de Margaret Thatcher. Así lo narró Nilo Navas en el programa “De Palabra”, por CNN Radio Bahía.

   “El 30 de abril se produjo en la zona de la Isla de los Estados el reabastecimiento de combustible al Bouchard, el Piedrabuena y al Belgrano. Ese mismo día por la tarde, en plena maniobra con el buque petrolero, se produjo una alarma de ataque aéreo. Fue necesario cortar rápidamente las mangueras. El carguero cambió de rumbo y viró a la derecha, a estribor, y el Belgrano a su izquierda, hacia babor. Todos tuvimos que cubrir puestos de combate por la presencia inminente de un avión que no se identificaba. Pero finalmente se trató de una falsa alarma. Se pudo determinar que era un avión argentino que venía con problemas en las comunicaciones”.

   “Un día después volvimos a realizar la maniobra de combustible hasta completarla. Como testimonio de ese hecho, recuerdo que el Belgrano le envió al Puerto Rosales una atención de dos botellas de vino tinto que hoy permanecen en Buenos Aires en un museo. Si en aquel momento nos hubieran atacado la tragedia hubiera sido aún mucho peor. No creo que hubiera habido sobrevivientes. Eramos un verdadero polvorín”.

   “A los 2 de la tarde de ese 1 de mayo pusimos proa hacia el estrecho de San Carlos y vimos por última vez a la Isla de los Estados. Estábamos en la zona de la bahía de San Juan donde está el Faro del Fin del Mundo, el de Julio Verne, que con los años lo recorrí tantas veces con mi barco, incluso durante este último verano”.

   “Al ratito, nomás, se tomaron los puestos de combate, porque existía la posibilidad de ingresar a la zona de exclusión dictada en forma unilateral por los británicos, al que no llegamos a ingresar. Las unidades británicas tenían la orden de atacarnos si cualquier nave de superficie incursionaba por esa zona. Ellos elaboraron algo que se denominaba reglas de empeñamiento, que luego no cumplieron. Un tema de mucha política internacional que hasta el día de hoy genera muchos cuestionamientos, como los que recibió en su momento la primer ministro Margaret Thatcher. Debido a qué perpetraron un ataque fuera de la zona de exclusión”.

   “De las 4 a las 5 de la tarde del 1 de mayo tomamos puestos de combate hasta la madrugada del 2 de mayo. Navegábamos hacia el sur del estrecho de San Carlos, en silencio electrónico, con los radares sin emitir. Yo estaba cumpliendo funciones en el puente de comando, en la parte estratégica, en medio de un temporal muy fuerte, con olas que cruzaban por encima del buque. La oscuridad, aquella noche, era total”.