Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Alberto y las razones del festejo de “su” triunfo

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   Un veterano dirigente del peronismo porteño que acompaña a Alberto Fernández desde hace treinta años y que hoy ocupa un cargo en el primer piso de la Casa Rosada, donde les gusta decir que allí ”reina el albertismo”, desafiaba en privado a su interlocutor bien temprano en la mañana del lunes. “Si hace una muy buena segunda lectura, entre líneas, del festejo del Presidente, se dará cuanta la razón por la que él considera un triunfo la derrota electoral del domingo”.

   No hizo falta mucho más para interpretar ese trabalenguas propuesto por la fuente: el mandatario festejó su propio triunfo, el de no haber sido el responsable de la pérdida histórica de la mayoría peronista en el Senado, el de haber recuperado provincias que se perdieron en las PASO, y mejor todavía ser “el hacedor” mediante el “Plan Platita” de la remontada del Frente de Todos en la provincia que dejó a Tolosa Paz a una uña de dar vuelta el resultado de las primarias.

   Menos intrincado es el comentario que el lunes por la mañana también interpretaba desde un ángulo no tan sofisticado el entusiasmo del Presidente y su exacerbado llamado a celebrar “el triunfo como corresponde” durante la concentración de mañana en Plaza de Mayo. “Si los boca de urna nos decían a las cuatro de la tarde que perdíamos por goleada y terminamos arañando el uno a uno, claro que era un motivo para celebrar”, en boca de la misma fuente.

  Queda claro entonces que, en el extremo de la interpretación del albertismo más rancio de los resultados del domingo, donde festejaron una derrota más allá de cualquier matiz que se le quiera imponer a la escena, el Presidente “perdió pero no tanto”. O “perdió menos que otros”, en indisimulada referencia a Cristina Fernández.

   Los tantos se fueron acomodando con el correr de las horas, incluso ya antes, en la casi medianoche del domingo, cuando la vicepresidenta le envió un mensaje de felicitación al Presidente por el discurso emitido desde Olivos. Para muestra, la reacia actitud inicial de La Cámpora a participar de la concentración de mañana en celebración del Día del Militante peronista, aunque ahora todos los actores la quieren convertir en un gesto de apoyo a Alberto Fernández para que encare los dos años que le quedan de gestión, trastocó en la orden del tándem Cristina-Máximo de movilizar.

   Igual, aquel ladero de Alberto todavía con la tensión en el rostro se animó a definir un escenario interno sobre el que la derrota del domingo, y en especial la pérdida de la mayoría en el Senado, mientras algunos medios agigantaban la imagen de “madre de la derrota” de la vice, albergaba dudas.

   “¿Ruptura? No, descartada, jamás, estamos más unidos que nunca y eso se verá mañana en la plaza. ¿Más centralidad política desde ahora en las manos del Presidente? Eso sí es algo que se va a poder comprobar con el correr de los días”. En el primer piso de la Casa Rosada se entusiasman en suma con la idea de que la derrota-triunfo del domingo terminó a fin de cuentas por acomodar algunos melones en el carro. En el carro cuyas riendas desde ahora manejaría Alberto, sin tanto tutelaje. Algo que por supuesto está por verse.

   Para muestra, igual en los cuarteles del albertismo entregan este botón: dicen que el jefe de Estado le comunicó a los otros socios de la coalición, es decir Cristina, Sergio Massa y tal vez Máximo Kirchner, los pormenores del mensaje que se aprestaba a grabar el domingo en Olivos mientras había dudas sobre si asistiría al palco del búnker de Chacarita. Remarcan el dato: “les avisó, no pidió autorización”. Viene a cuento al remarque porque Alberto anunció nada menos que el envío al Congreso de un plan de gobierno para ser consensuado con la oposición, que contendrá el formato de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Que incluyó de paso un respaldo al cascoteado (por el cristinismo duro) ministro Martín Guzmán.

   Para los habitantes de los aposentos presidenciales no era menor por estas horas un dato central: la concentración de mañana en la Plaza de Mayo dejó de ser una celebración por la militancia peronista que a todos los engloba, dirigentes políticos, gremiales y sociales, además de los “pibes” que comanda Máximo. Será un acto de respaldo a la gestión de Alberto. Obvio que hace ruido el rumor de que otra vez Cristina pegará el faltazo.