Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Una verdulería con todo el glamour y “amor a La Mejicana”

Aún en época de pandemia, el negocio de los futbolistas Eduardo Florit y Nicolás Orellana, en la esquina de Tucumán y Mendoza, sigue dando “frutos”. Me dijeron: “son los asesores espirituales de varios de sus clientes”. Y, por supuesto, quise saber si era verdad...

Fotos: Rodrigo García y Archivo-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

(Nota publicada en la edición impresa)

 

   “La Mejicana” no es cualquier verdulería.

   En el luminoso y colorido local de la esquina de Mendoza y Tucumán hay glamour, y el fútbol es el eje principal de charlas que derivan en historias pasionales, testimonios de vida y cuestiones típicas de un barrio (en este caso Pacífico) donde, según pude averiguar antes de hacer esta nota, habita un alto porcentaje de gente mayor.

   Unas horitas, a la mañana de un día cualquiera, porque últimamente son todos iguales, me alcanzaron para comprobar la “fama” del lugar, atendido por sus propios dueños, los futbolistas Eduardo Florit y Nicolás Orellana, quienes aseguran con sonrisas cómplices y gestos elocuentes, que suelen ser el apoyo moral, anímico y psicológico de clientes que, entre papas, naranjas y bananas, desahogan sus penas buscando lo que muchos no pueden conseguir en sus quehaceres habituales: ser escuchados.

   Pero era necesario, al menos para mi, conocer el origen de este negocio que administran y manejan a “medias” dos “personajes” de la Liga del Sur que se conocieron en la Primera de Villa Mitre, en 2016.

   ¿Usted también quiere saber como surgió la “empresa”?

   “Edu”, actual defensor de Libertad, se lo cuenta: “la verdulería la instalamos con mi hermano (Leo) justamente en 2016, en este mismo lugar. Al poco tiempo, él se fue a trabajar a Monte Hermoso y, como habíamos armado un lindo circo, no me podía quedar solo. En el club tenía buena relación con `Nico´, quien aceptó hacer una sociedad para que los dos empecemos a vivir de esto”.

   Orellana, de último paso por Pacifico de Cabildo y actual refuerzo de Tiro Federal de Puan, donde todavía no debutó, lo miró de reojo y acotó con total sentido de pertenencia: “la sociedad sigue firme como desde el primer día. Los dos entendimos que un emprendimiento de estas características, además de ser desgastante, te exige estar al pie del cañón de lunes a lunes”.

La pelota nunca falta, ¿ no, "Edu"? Claro, que los zapallos los cargue "Nico" al hombro.

   La “verdu” abre a las 8 de la mañana y cierra a las 8 de la noche, aunque tiene servicio de delivery en toda la ciudad y le presta algunos favores a aquellos fieles compradores que, por ser pacientes de riesgo en medio de esta interminable pandemia del Covid-19, no salen de sus casas por temor a enfermarse.

   “A ellos les llevamos los pedidos a domicilio; es un servicio puerta a puerta sin costo alguno”, destacó “Nico”, quien reconoció que, para que la economía no decaiga en épocas de encierro, aislamiento y cuarentena, no existen los francos ni los “permisos” especiales.

   Enseguida me surgió la duda: ¿qué sucede un domingo de fútbol, cuando los equipos que ambos representan juegan al mismo horario en distintas canchas?

   “Ahí se complica el panorama. Ya nos ha pasado: cerrábamos un rato y volvíamos a abrir cuando terminábamos de jugar. La mayoría de las veces venías sin ganas, cansado, por ahí desmoralizado por una derrota, pero siempre a los piques para poder vender. El domingo, históricamente, siempre fue un buen día para hacer diferencias”, indicó Orellana.

   Más allá del entusiasmo de estos dos jóvenes verduleros, La Mejicana afrontó momentos de “vacas flacas”, aunque ninguna tormenta desbalanceó una estructura bien montada y con surtida mercadería.

   “En 2018 atravesamos una crisis donde no vendíamos nada y solo sacábamos para cubrir los gastos. La gente no tenía dinero y a veces venían a comprar una manzana o a preguntar precios.

   Varias veces se me pasó por la cabeza bajar la persiana, más que nada en momentos donde estabas solo tomando mate o entraba un cliente cada tres horas”, señaló Eduardo.

   “Jamás se me pasó por la cabeza cerrar definitivamente, aunque si tuvimos bajones en la producción. Eso nos obligaba a comprar menos cantidad o a ser más selectivos con la mercadería. Nos fue bien cada vez que apostamos a lo grande, a traer variedad y a venderla como sea, en el local, llevándola a domicilio o inventando ofertas casi al precio de costo”, admitió “Nico”.

 

Flores y piropos

   Llegó el momento de que uno defina al otro, sin contemplaciones y dejando la amistad de lado, al menos por un rato. Obviamente se “tiraron flores”, aunque salieron algunos “trapitos al sol” que, por más que uno de ellos me dijo “eso no lo pongas”, tuve la anuencia del otro para que sea publicado.

   —“Nico”, ¿cómo es Eduardo atendiendo?

   —Impecable. Los clientes le piden lo que sea y él se lo consigue. Le encanta hablar, es mucho “viri-viri”, aunque hace lo imposible por vender y que te sientas cómodo. Si te atiende “Edu” te vas con las manos llenas.

   —Perdón, ¿existe esa persona que pide que lo atienda él?

   —Ufff, hay varias.

   —¿Y varios?

   —No, ganan las “varias”. El “target” es más 50, tiene un imán la de esa edad. ¿Querés que te diga porqué lo buscan a él? Porque las llama “señoritas”, se hace el galán y hasta se atreve a un “que rico perfume te pusiste hoy”, aunque de atrás apeste y no puedas respirar. A otras le hace el comentario sobre la forma en que vino vestida: “que lindo te queda, o que pituca estás”, y por ahí entran con zapatos verdes, calza naranja y remera amarilla...(risas).

   —“Edu”, defendéte...

   —Sí. Lo que no aclara es que, por mi buena atención, por fijarme en ciertos detalles, recibimos postres y masitas dulces para el mate. Hasta tortas fritas nos mandan los días de lluvia. Me agrada enaltecer a las señoras, tratarlas bien, si no cuesta nada... No importa si hay una que compra más que otra, todas merecen el mismo trato; soy así y me gusta que los que vienen por primera vez, vuelvan y nos elijan para siempre.

   —¿Qué otros piropos suelen ser de tu autoría?

   —Trato de ser simple, de resaltar los ojos claros y de retribuir con simpatía. Si sos amable de entrada, al cliente ya le estás ganando 1-0.

   —¿Cómo es “Nico” con los números y los cierres de caja?

   —El mejor, no pierde nunca así le falte un cajón de morrones. Te vende hasta lo que no hay. La tiene clara, esa calculadora que ves ahí (arriba del mostrador principal) vuela, los balances siempre dan superávit. Es bueno para las compras y las finanzas.

   “El redondeo siempre debe ser para arriba y las cuentas siempre tienen que dar”, acotó Nicolás con una sonrisa.

   Con respecto a la división de tareas, “Nico” es el encargado de levantarse a las 5 para ir al Mercado de Frutas, elegir la mercadería y trasladarla al local.

   “Al momento de hacer las compras me asesora mi papá (Sergio), quien también tiene verdulería y pone el camión a disposición de los dos”, deslizó.

   En los cortos lapsos donde no entran compradores, el actual defensor del conjunto de Villa Rosas no para ni un segundo, camina entre los cajones y molesta con la pelota, que por suerte está desinflada y no rebota de un lado para el otro.

   “¡Cuidado con los huevos!”, le pidió “Nico”.

   Enseguida, para que le preste atención a la charla, le consulté: “Edu”, ¿pide consejos la gente?

   —¿Por ejemplo?

   —Ehhh... Como preparar un buen puchero.

   —Acá te pulís constantemente. Yo arranqué de cero, no sabía diferenciar la naranja del pomelo, pero a medida que me iban preguntando, me iba instruyendo. Por lo general quieren que les informes sobre las propiedades de una determinada fruta o para qué sirve tal o cual verdura. No doy recetas, pero cuando me ponen en duda entro a google, averiguo, leo y respondo con certeza.

   “Ahora te pongo a prueba a vos: ¿sabés para que es bueno el jengibre?”

   —Es beneficioso para la salud, porque aporta vitaminas y minerales al cuerpo; al menos así lo tengo entendido.

   —Muy bien. Se puede incorporar a varias comidas, en una infusión de té o al mate le da un gustito picante.

   —Perdón que te corte, pero en un vestuario no podés tomar mate... ¡con jengibre! No es compatible con la vida de un futbolista.

   “Nico” se puso de mi lado y le salto a la yugular a su socio...

   “La verdad que no. Es lo mismo que la yerba saborizada, es una agresión al mate y al que lo comparte con vos. Ese tipo de yerba no puede existir en la matera de un jugador, es imperdonable. En Villa Mitre, un compañero, Daniel Romero, era fanático de la yerba con gusto a limón, un verdadero asco”.

   —Pero “Nico” vos sos el primero que tenés que recomendar el mate con cascara de limón, mandarina, naranja o una hojita de menta.

   —(Interrumpiendo). El mate se debe tomar como lo que verdaderamente es, y en lo posible amargo. Una vez “Edu” me cebó mate con miel, se lo revoleé a la calle. No podés estropear un termo y un mate con eso tan dulce; lo peor que tomé en mi vida.

 

“Pase Esther, pase...”

   En una verdulería de barrio, atendida por dos sobrios defensores del ámbito local, con una pelota dando vueltas entre las mesas, hablar de fútbol es inevitable, aunque sus propios dueños traten, muchas veces, se patearla a la tribuna.

   “Cuando nos podíamos juntar, por acá pasaban jugadores de todos los clubes, hayan sido compañeros nuestros o no. A media mañana, o en las primeras horas de la tarde, es un desfile tremendo, se arman discusiones y a veces tuvimos que parar alguna bronca. Nosotros, por suerte, hicimos amistades en cada equipo que estuvimos, y eso se ve reflejado en la verdulería”, resaltó Eduardo, de 24 años y de novio con Macarena.

   Y acotó: “Además de que esta es una esquina transitada, nos identificamos por el buen trato, la esmerada atención y las recomendaciones que brindamos”.

   —Buena publicidad...

   —Nuestra mejor publicidad es el “boca a boca”; el cliente que vuelve nos demuestra que lo convenció la mercadería, la buena onda y la forma de ser de los vendedores... (risas).

   —¿”Nico”?

   —Lo que tratamos de evitar es la política, pero es lógico que la gente te hable del gobierno de turno y de las últimas noticias que repercutieren a nivel local o nacional. Aunque tratamos de no opinar para no discutir y que alguien se enoje. Casi siempre son quejas y reproches, y solemos ir para el lado que el cliente quiere. En las charlas nunca falta el clima y algún suceso de último momento ocurrido en el barrio.

   El central surgido y formado en el tricolor, en pareja con Wanda Depoli y padre de Mateo (de un año y medio), nunca pierde de vista la “registradora”.

   “Por más que haya varias personas en el local y tenga que dar una mano en el despacho, siempre cobro yo”, ratificó.

   Respetando las medidas sanitarias del caso, cada uno con su barbijo correspondiente y con alcohol en gel a la vista del cliente, la atención es en la puerta, en una zona delimitada con cajones y líneas marcadas en el piso. Siempre de a una persona por vez.

   Mientras observaba todo el protocolo, una señora, subiendo por la vereda empinada, sin la más mínima intención de esperar para ser atendida, hizo su pedido a viva voz: “¿me preparás el combo 1 por favor?”.

   “Es Esther, vive media cuadra y es clienta incondicional”, me asesoró “Nico”.

   —¿Cómo es eso de los combos, esto ya parece una casa de comidas rápidas?

   —Ja,ja... El 1, por ejemplo, cuenta con 2 kilos de papas, 2 de cebollas, uno de berenjenas, morrón rojo y verde y media sopa de verduras cortadas. Todo por 350 pesos, baratísimo, ¿o no?.

   —Ponele...

   —Te voy a decir las promociones: 2 kilos de bananas, 3 de mandarinas o 4 de papas, cualquiera que elijas, 100 pesitos. Son valores por los que siempre tenés que preguntar; acá no podés venir dormido.

   “También están las ofertas: si elegís 2 kilos de cualquier fruta o verdura, 100 pesos”.

   —Me interesan los combos, ¿de frutas hay?

   —Por supuesto. El que más sale: 2 kilos de bananas, 2 de manzanas, 2 de peras y 2 paltas, al módico precio de 400 pesos. Una ganga. La gente se está acostumbrando a pedir todo junto, los preparamos en el acto y en un minuto te lo llevás. O tenemos la opción del whatsApp, recepcionamos el pedido y te lo acercamos a tu casa. Así de simple.

   El frío se hacía sentir. “Nico”, para una sopa de verduras bien cojuda, ¿qué le podemos poner?. La contestación fue inmediata.

   "Están listas para que te lleves una y la metas directamente en una olla de agua caliente. Las vendemos por kilo. Además del apio, que es fundamental, tienen zapallito, choclo, zuquini, verdeo, batata, repollo, zanahoria, cebolla, zapallo y acelga. Completita.

   —¿Escuché bien: batata?

   —Sí, la cortamos bien chiquita para que le de ese característico gusto dulzón. Es el secreto para que nuestras sopas tengan tanto éxito y repercusión.

   —“Edu”, al que te pregunta por una ensalada, ¿qué le recomendás?

   —El (por Orellana) dice siempre que soy el rey de la ensalada de fruta.

   —No te quiero ofender, pero esa la hace cualquiera.

   —No te das una idea de lo que son las que preparo yo. El secreto no está en el corte de la fruta, sino en el jugo que le agregás. Además de un toque de limón para que no se oxide, lo que la distingue es el jugo Tang en polvo multifrutal. Probala y después me decís: exquisita, fresquita y sabrosa.

   —¿Y la otra ensalada, la que acompaña las comidas?

   —Sale mucho la de rúcula con tomatitos cherry, aunque también eligen la combinación de zanahoria, papa y huevo. La gente, por lo general, tiene sus gustos determinados sobre las ensaladas. Muchos le ponen naranja o pera a una mixta (tomate, lechuga y cebolla) para convertirla en agridulce. También es clásica la de apio, manzana verde y nuez.

 

En un asado, ¿carne con o carne sin...?

   No es mi intención ponerlos en aprietos, pero en un asado, ¿comparten la carne con alguna ensalada? Mi inquietud generó un desafío de miradas, porque otra vez los “socios” no estaban tan de acuerdo.

   “Si hay una ensalada en la mesa, como, aunque no soy muy fanático”, expresó “Edu”.

   “Me las arreglo con la carne y el pan, el resto, si está o no, no importa. No puedo complementar la carne con “pasto”, ni siquiera con una de papa, huevo y arvejas, que es la que más me gusta.

   —En épocas del Covid-19, ¿bajaron las ventas?

   —Orellana: En las primeras semanas de pandemia subieron los precios y se cayeron las ventas. Gracias a Dios, la gente, que nos conoce y confía en nosotros, no se asustaba con el aumento, entendía que a nosotros también nos estaba saliendo caro el costo y no teníamos intención de meter la mano en los bolsillos de nadie. Siempre tuvimos como lema no “robarle” a los clientes. Cuando bajaron los precios, volvió todo a la normalidad, aunque para la gente fue un momento complicado porque tenía que comer y no tenía como comprar lo mínimo e indispensable.

   “¿Si se habla del virus? Constantemente, y hay gente y gente. Están los que respetan las medidas sanitarias, el distanciamiento social, todo, pero está la otra, la que entra sin barbijo y ni registra las limitaciones que establecimos con cajones y líneas en el piso. La mayoría, en un barrio de gente grande, entiende y toma los recaudos necesarios para no contagiarse ni contagiar”.

   Florit: “Muchos te preguntan: ¿hasta cuando va a durar esto?, como si vos tuvieras la bola de cristal. Por lo general te cuentan como aumenta la cantidad de contagios día a día o te hablan de algún pariente que la está pasando mal. Los tenés que escuchar, el cliente siempre tiene la razón.

   “A veces hacemos de psicólogos, gente que viene y descarga sus penas y sus problemas mientras compra. Las señoras grandes, por lo general, están solas y necesitan a alguien que les preste atención, y nosotros gustosamente somos todo oídos.

   —¿Qué tipo de problemas plantea esa gente?

   —Mayormente de pareja, de edad o de enfermedades.

   Enseguida saltó “Nico”...

   “Acá nos enteremos de todo sin preguntar nada. Todos los chusmeríos viene a parar acá. Escuchamos a todos, pero hay que tener cuidado de no tomar parte o posición, porque cuando aparece el “me lo dijo el verdulero”, sonaste...

   “Cuando me quieren comentar un chimento, enseguida lo corto. Y si sé que es un comentario que puede causar un revuelo, me hago el desentendido, o de frente le pido: `habla con la persona que corresponde, yo acá vendo frutas y verduras´. Tratamos de no engancharnos, los que laburan acá saben como nos manejamos, que está prohibido meterse en la vida de los clientes”.

   “La gente nos cuenta de su vida, que los medicamentos en la farmacia subieron, que esto, que el otro... Escuchamos y le damos nuestra opinión, pero estamos hablando de hombres o mujeres que nos sacan 40 años, ¿qué consejo le podemos dar?”

   —¿Alguna vez recibieron un insulto vinculado a la verdulería?

   —Florit: Una vez, un amigo, en cancha de Villa Mitre, me gritó: “Edu, sacate los zapallos de los pies y pegale bien a la pelota”. Me dio mucha gracia; jamás me enojo si me cargan o me putean.

   Orellana: Un compañero que tenía en Villa Mitre vino a comprar y, al otro día, en el medio del vestuario y adelante de todos, empezó: “Nico, lo que me vendiste estaba todo podrido, lo tuve que tirar”. Lo cierto es que lo que se había llevado de la verdulería ni siquiera me lo había pagado. Me prendo en las jodas, es lindo reírse con amigos”.

 

Cada uno por su lado

   “Edu” está analizando la posibilidad de abrirse de la sociedad para comenzar un emprendimiento propio.

   “Estoy desarrollando un proyecto personal, vía internet, conectando al consumidor directamente con la fabrica, algo parecido a mercado libre. Recién empiezo y lo estoy desarrollando, pero es muy factible que me dedique de lleno a eso”, sostuvo el zaguero del milrayita.

   Si es así, “Nico” se quedaría solo al frente del negocio.

   —¿O vas a incorporar a alguien?

   —Al principio afrontaría el desafío solo, mamé todo esto de chiquit gracias a mi viejo y sé de que se trata. Hasta que pueda lo haré paralelo al fútbol, pero no sé hasta cuando.

   “Junto a nosotros está trabajando Germán Pichihueche (compañero y amigo de ambos en Villa Mitre), a quien le estamos dando una mano. Por ahora viene a colaborar, pero quien dice que por ahí...”.

   “Edu”, además, se recuperó de una lesión en su tobillo izquierdo y está listo para volver. Además no aumentó de peso (aclara que lleva perfectamente la dieta en cuarentena) y tiene unas ganas tremendas de jugar.

   “Hice la pretemporada y estaba listo para jugar el primer partido. La operación fue un éxito: me sacaron un cayo (sobrehueso) que me había quedado como secuela del accidente de auto, cuando volcamos con mi papá (Ricardo Daniel) en 2009. Se me había generado una artrosis, pero me extrajeron la parte que sobraba y quedó espectacular.

   —¿Creen que se reactivará el fútbol antes de fin de año?

   —Orellana: Yo creo que la Liga de Coronel Suárez (va a participar ahí defendiendo los colores de Tiro de Puan) va a arrancar, aunque el problema radica en lo que tengan que viajar de Bahía para allá. Tal vez ellos estén en condiciones de empezar el campeonato, pero nosotros, los que vamos como refuerzos, no nos permitirán trasladarnos, porque Bahía, hoy, por el coronavirus, está peor que cualquier ciudad o localidad de la zona.

   “Acá no creo que arranque, ¿para qué? Los clubes están bien, no gastan en sueldos de futbolistas, de cuerpos técnicos y de Profes. Por lo que escuché, no quieren jugar sin público, pero salvo 2 oi 3 equipos, los demás llevan 30 o 40 personas y en esas canchas, tranquilamente, podés respetar el distanciamiento social. El tema pasa por otro lado, el económico: los clubes que son locales deben afrontar gastos que no pueden cubrir sin ingresos ni esponsorización”.

   Florit: Veníamos bien, pero sucedió esto del brote nuevo del supermercado y ahora estamos peor que antes. No sé que va a pasar, pero si hay fútbol no creo que sea para antes de octubre. Yo, como muchos, quiero jugar, aunque sea un torneito de fútbol 5, no sé.

   —Bueno, de corrido, ¿cuánto vale el kilo de bananas, papas y mandarinas.

   —Florit: Arreglalo con el monstruo acá presente.

   —Pero sos vos el que atendés a la gente.

   —Yo peso el producto y le alcanzo la bolsa a él, quien es el que marca y le dice lo que sale al cliente.

   Otra vez intercedió “Nico”: “sin palabras”.

 

La peor patada

 

   Florit: “Fue en menores de AFA, jugando para Olimpo. El 9 de Lanús (Jorge Pereyra Díaz) era grandote, durísimo y mañoso. Me pegó un codazo y le prometí que se iba a llevar un regalito mío. A la jugada siguiente me descargué con los dos pies para adelante, llegué un poco tarde y lo levanté como a dos metros del piso. Además, el técnico mio era Mauro Laspada, quien me decía que el delantero algo se tenía que llevar, que no había que dejarlo jugar cómodo, que de vez en cuando le teníamos que inyectar un botín. ¿Si me echaron? No, amarilla, aunque era para cárcel”.

   Orellana: “A Soto Torres en Cabildo, yo jugando para Pacifico. Fuimos a trabar, levanté un poco la pierna y le di un planchazo en un tobillo. Enseguida le pedí disculpas, aunque cuando se acercó me dijo: “casi me matás”. Le manifesté que había sido sin querer, que no lo había visto, aunque ni yo me lo creí. Ahora se va a enterar que fue con cierta maldad... (risas)”.

 

Los números de "Nico"

 

136
Cotejos. Además de 5 goles y 2 rojas, son los números de Nicolás Orellana en la Liga. Debutó en Villa Mitre y pasó por , Huracán y Pacífico de Cabildo.

 

Los de "Edu"

 

89
Presencias. Y 3 goles (además de 3 expulsiones) acumula Eduardo Florit en la Liga del Sur. Con 24 años jugó en Olimpo, Villa Mitre y ahora está en Libertad.

 

 

Frutas y verduras para todos