Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El uso de los elementos de protección, clave para cuidar la salud de nuestros profesionales

Vestirse, desvestirse, ponerse los guantes, el barbijo y las antiparras, además del lavado de las manos durante el contacto con los pacientes.

   Como en todos los hospitales del país, en nuestra ciudad los equipos de protección personal que utilizan nuestros profesionales –médicos, enfermeros, mucamas, personal de limpieza y administrativos- son sumamente valiosos para reducir el riesgo de contagio al que se ve sometido el personal de la salud al tomar contacto con casos sospechosos de coronavirus.

   Sin dudas, tal como lo expresaron varios profesionales de la salud desde el inicio mismo de la pandemia, sacarse y ponerse el equipo “es todo un aprendizaje”.

   Los profesionales se capacitaron para saber cómo hacerlo, habida cuenta que quienes trabajan en el primer nivel de atención, o los que no realizan labores en las denominadas “áreas invasivas”, no estaban acostumbrados a esto.

   Se trata de un minuto a minuto, día a día de cómo hacer para cuidarse estando en el mayor nivel de exposición de uno de los virus que sigue causando estragos en el mundo, como es el Covid-19.

    Precisamente, el uso de los EPP (Elementos de Protección Personal) no es lo único que puede erradicar el contagio; se trata de saber usarlos correctamente, ya sea colocarse un camisolín de la manera indicada, al igual que los guantes de látex y tomar varios recaudos para los que fueron instruidos adecuadamente cada profesional en su área de trabajo.

    Las dos etapas iniciales son el triage y el consultorio. La primera se debe respetar la distancia con el paciente –un metro y medio como mínimo- y luego realizar el interrogatorio correspondiente para saber, entre otros puntos clave, si tiene fiebre o síntomas incluidos en el protocolo: tos y dolor de garganta, entre otros.

    Para el personal que realiza el triage se requiere el barbijo quirúrgico y la higiene de manos, además de la distancia ya mencionada para efectuar las preguntas de rigor.

    Ahora bien, si el paciente califica como sospechoso y debe ser trasladado al consultorio de febriles, se requiere de otros elementos indispensables: una camilla, silla para el médico, mesa de apoyo y tubo de oxígeno, siempre y cuando no haya oxígeno central.

    Además, un sector –baño o antesala- donde el profesional médico pueda vestirse: se coloca el camisolín descartable (no es necesario que sea el esterilizado que se utiliza en los quirófanos), ya que es de uno sólo uso.

    Tiene que atar dos tiras, una atrás del cuello y otra en la cintura, y luego se coloca el barbijo: puede ser quirúrgico (filtra el 80% de las partículas que tienen hasta 0,3 micrones) o los llamados N95 (filtran el 95%), generalmente utilizados por quienes realizan hisopados o trabajan en terapia intensiva, en contacto con pacientes Covid positivos.

    El barbijo quirúrgico está armado con una tela no tejida y tiene 3 capas, pero su duración es de aproximadamente 4 horas y no debe utilizarse con más de un paciente, por lo que no se reutiliza ni se lava.

   Además, se ajusta un puente de plástico o metal sobre la nariz para que no ingresen ni salgan partículas por esa zona.

   El barbijo nunca debe ser tocado. Si esto ocurre es fundamental lavarse las manos con agua y jabón o alcohol en gel.

   En la segunda etapa, en el mismo consultorio, el médico se quita una parte de los EPP (camisolín y guantes), y no debe pisar otras áreas del hospital con esos elementos puestos.

   Estos se desechan en un tacho de basura de color rojo.

   Para sacarse el resto de los elementos, es importante que el profesional recurra a un baño a por lo menos dos metros del paciente o a un segundo cuarto.

   También, cuando se lava las manos, se debe dar la espalda al paciente por si éste tosiera.

   Una vez lavadas las manos se procede a retirar el barbijo, que se desecha en otra bolsa roja.

   Otra vez se procede al lavado de manos y se coloca un nuevo par de guantes, para luego poder extraer las antiparras que se colocan en un recipiente con alcohol (70%), lavandina (10%) por espacio de 30 minutos, o amonios cuaternarios.

   El consultorio al que se alude debe estar ventilado (una ventana abierta).

   En caso de tener que realizar un hisopado al paciente el médico debe utilizar las antiparras N95, que tienen una duración de 6 a 7 horas diarias durante un período de 14 días.

   Entre uso y uso, las antiparras se guardan en una bolsa de papel (no de plástico) para que estén debidamente ventiladas.

   Cada una de las N95 deben estar identificadas con el nombre y apellido del profesional médico.