Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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"Todas las personas pueden aprender a construir su vida de manera digna"

A los 77 años, la Hermana española Constanza Roldán Azorín sigue pensando que el asistencialismo no es el camino para ayudar a los más necesitados. Además, habló sobre la pandemia y dijo: "Este virus, ínfimo, invisible e insignificante ha hecho tambalear a la humanidad hambrienta de poder y de gloria".

Hermana Constanza Roldán Azorín. Fotos: Jano Rueda - La Nueva.

Laura Gregorietti

lgregorietti@lanueva.com

 

   Dicen que el nombre Constanza deriva del latín "Constans", "constante, firme".

   Si bien debe su nombre a su abuela paterna, hoy, 77 años después de su nacimiento, no hay pandemia que pueda frenar a "la monjita española" con sus ganas de seguir construyendo un mundo mejor.

   Los registros dicen que la Hermana Constanza Roldán Azorín llegó a este mundo un 9 de septiembre de 1943, en Peñas de San Pedro (Albacete), en España, donde todavía hoy vive su familia.

   "Somos dos hermanas y un hermano, y tengo una hermosa familia de 9 sobrinos y 12 resobrinos. Familia unida, donde disfrutamos intensamente el amor de unos a otros y gracias a los medios tecnológicos nos comunicamos con frecuencia. Si bien mi partida les costó mucho, siempre me apoyaron y están felices de verme bien, pues sabían de mi vocación misionera desde que tenía 15 años", relata.

   Como Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, llegó a la Argentina el 8 de julio de 2011 y fue destinada a Clorinda, Formosa, donde estuvo hasta febrero de 2013 que la trasladaron a Bahía Blanca.

   "Soy docente, licenciada en Historia y profesora de Religión, pero vine ya jubilada de España y desde siempre quise trabajar con los más pobres. Si bien en Clorinda las Hijas de la Caridad tenemos dos Colegios, yo fui a trabajar al comedor de los Tobas y al barrio del Porteño, en la frontera con Paraguay y donde pude palpar la pobreza bien de cerca. Me dediqué a la visita a domicilio y gracias a las donaciones que llegaron del exterior, en ese tiempo pudimos construir 9 casitas".

   Una vez en Bahía, en el Colegio de San Vicente de Paúl, las Hermanas de su Comunidad la sumaron a los trabajos que estaban llevando adelante en el barrio “9 de Noviembre”.

   "Más que una persona inquieta y emprendedora pienso que el Señor me ha puesto mucha gente colaboradora a mi lado (ángeles de mi guarda, según me gusta llamarlos). Me da mucha salud, ilusión, coraje y convicciones firmes de que el Reino de Dios se construye aquí y ahora con toda esta gente".

   La tarea en el barrio como misión de la Familia Vicentina la comenzó la Sociedad de San Vicente de Paul hacia el 2007, cuando iniciaron el apoyo a familias en extrema necesidad y actividades lúdicas festivas con los menores. Y en abril del 2012, los Jóvenes Misioneros Vicentinos comenzaron con las actividades de apoyo escolar para Primaria y Secundaria.

   "En 2013, con mi llegada al barrio iniciamos un proceso de intervención social para mejorar la calidad de vida de las familias (muchas vivían en ranchitos de chapa), a través de la mejora de sus viviendas; se involucró en la tarea la Comunidad Educativa del Colegio San Vicente de Paul. De todo este voluntariado surgió la Asociación Vicentina de Caridad (AVC) que obtuvo su personería Jurídica en febrero de 2017 y la integración en la Asociación Internacional de Caridad (AIC)".

   Junto con la AVC se ha construido en 2017, el Centro Social Vicentino, sede de numerosas actividades y proyectos de formación y contención para los vecinos del barrio y aledaños.

   Las actividades realizadas en el Centro Vicentino durante los años 2018 y 2019 han sido Apoyo Escolar para Primaria y Secundaria; Cursos (Plan Fines) para finalizar la Secundaria de adultos; Primaria y Alfabetización de Adultos. Plan EPA y Escuela de Inglés, con jóvenes voluntarios del Instituto Superior Juan XXIII. También Talleres ocupacionales para jóvenes,  Talleres de Costura, Manualidades para niños y adultos, Informática; Cocina Saludable, Manipulación de Alimentos, Panificación y Pastas, meriendas reforzadas y ocasionalmente reparto de alimentos para las familias más necesitadas.

   Además, se ha firmado un convenio entre: AVC, Hijas de la Caridad, Conicet, Municipalidad y la Universidad Tecnológica (UTN) para la fabricación y ubicación de “colectores solares”, a fin de calefaccionar el Centro y las casas del barrio que lo deseen, a bajos costos.

   El Centro Socioeducativo Vicentino se encuentra ubicado en una de las zonas periféricas y con mayor vulnerabilidad de Bahía Blanca: el Barrio 9 de noviembre.

   "Este Barrio está ubicado entre las calles: Parera, Necochea y Rawson, Fragata Sarmiento. Si bien, para todos los efectos, lo consideramos como un solo barrio, desde hace unos años comprende dos. A saber: 9 de Noviembre, propiamente dicho y Cabré  Moré. Este último abarca de Rawson a Naranjos y de Parera a Necochea. Es un asentamiento que hace pocos años, se reducía a unos ranchitos de chapa y hoy está muy poblado".

   Allí -dijo- la población se caracteriza por la precariedad en todos sus aspectos; económica, académica, laboral. Y los desencadenantes de dicha precariedad: drogadicción, diversas actividades delictivas, fruto de la situación social prácticamente excluyente en la que se desenvuelven.

   "Soy enemiga del asistencialismo y creo en el 'Cambio Sistémico' es  decir en el empoderamiento de la persona, haciéndoles comprender sus propias potencialidades y posibilidades y que pueden ser los constructores de su propia historia y de su futuro con el trabajo, la educación y el esfuerzo personal. Por lo cual, empezamos apoyando la construcción de su propia vivienda (2013-2016). Continuamos con un Centro Socioeducativo: Centro Social Vicentino (2017-2019) y el próximo proyecto, ya ideado y diseñado, Centro de Integración Marillac (2020-2025), para trabajar dos etapas fundamentales de la vida: Primera Infancia y Adolescencia y Juventud".

   Siendo este proyecto una derivación de lo que se está trabajando en el Centro Social Vicentino dentro del Barrio 9 de Noviembre, buscan implementar programas de acción tendientes a cubrir dos áreas de la vida de la comunidad que consideran, necesitan la pronta atención.

   "Por un lado, la Primera Infancia, en lo concerniente a la estimulación, fortalecimiento del desarrollo y los lazos familiares-sociales; y por el otro los mayores de 16 años, ofreciendo contención y oportunidades que permitan establecer vínculos para estrechar el camino al mundo laboral y/o educativo".

   Debido a la pandemia del Coronavirus, se han obligadas a cambiar las prioridades en la definición de las etapas de la construcción de dicho proyecto, quedando definido de la siguiente manera: una primera fase de 12 huertas familiares, una segunda fase de Nave o galpón para talleres de oficio y una tercera, para el Centro de Primera Infancia.

   Aunque prefiere la motivación, la Hermana siempre incentiva a la gente a trabajar y a buscar la superación personal.

   "En estos tiempos de pandemia nos hemos visto obligadas a socorrer las necesidades inmediatas y urgentes de la gente. Y el Centro, si bien ha cerrado sus puertas a las actividades educativas y sociales de los años precedentes, se ha abierto para repartir alimentos y ropa a más de 100 familias del barrio. Un grupo de señoras de la Asociación Vicentina de Caridad han asumido esta tarea con gran dedicación y entrega; otros miembros, debido a la edad, no hemos podido acudir al llamado".

El Coronavirus y la crisis

   "En todos los continentes ha habido crisis económico-sociales y políticas a lo largo de todos los siglos; fruto de las guerras, epidemias, catástrofes ambientales que diezmaban a la población pero pienso que semejante epidemia mundial es algo inédito en la historia de la humanidad. Desde el origen de la humanidad el hombre ha tropezado con el mal y los efectos de ese mal se han dejado sentir y se experimentan a nivel personal, social y ecológico pero los desastres ecológicos, la mala distribución de las riquezas y la crisis mundial parece alcanzar cotas desorbitadas en este mundo globalizado y tecnológico. No corren a la par el desarrollo científico-técnico con la humanización y el 'cuidado de la Casa Común'. No sé si esto es 'Señal del Cielo' o 'Reclamo y grito de la Tierra', alzándose contra el hombre, que la violenta y la destruye en aras de un egoísmo y una prepotencia sin límites".

   Según cuenta, las personas sin fe, cree que no pueden encontrar respuesta en un mundo con tanto dolor y tanta muerte.

   "Para los creyentes, pienso que Pandemia tiene un significado tan profundo como el tiempo de Kairós o Paso de Dios por nuestra vida y nuestra historia. Si el desierto fue una travesía dura para Israel, pero necesaria, para salir de la esclavitud y llegar a la liberación, en la Tierra Prometida o la muerte de Cristo fue condición necesaria para la Resurrección y salvación universal, también este tiempo de Dios creo que puede y debe ser una experiencia de humanización, una segunda oportunidad; un tiempo propicio para dimensionar otras facultades, posibilidades y reclamos que el hombre estaba olvidando".

   Para Sor Constanza, "este Kairós de Dios nos está enseñando que no somos dioses omnipotentes para dominar al hombre y a la creación; sino que somos seres limitados e infinitamente vulnerables y desde luego, que somos todos iguales".

   "Este virus, ínfimo, invisible e insignificante ha hecho tambalear a la humanidad hambrienta de poder y de gloria; al superhombre engreído y dominante ante el mismo Dios. Pero el Padre de la misericordia ha venido en nuestro auxilio y ya surgen infinidad de signos de una Nueva Humanidad que resurge como un día surgió de las “aguas del diluvio”: ¿No perciben algo nuevo en tantos brotes de humanización que están surgiendo a lo largo y ancho del planeta? Infinidad de gestos en todas las profesiones y en todos los lugares que llevan hasta el extremo de dar la vida en el silencio, la solidaridad y la entrega. La dedicación de tantas familias e instituciones que han hecho del servicio silencioso su estilo de vida y su opción preferencial por los más vulnerables y necesitados… y un sinfín de personas, proyectos y programas que están organizándose para paliar la pobreza y salir al encuentro del hermano".

   Y reflexionó: "Ojalá que esta Pandemia nos lleve a valorar lo importante, lo verdaderamente humano para comprendernos y crecer juntos en la Imagen de Dios, que el Creador un día soñó para el Hombre, al cual colocó, desde el principio en el “Paraíso”.