Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Alberto profundiza su agenda global

La columna semanal de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

Archivo La Nueva.

   Alberto Fernández buscó puntillosamente esta semana dejar en claro que el kirchnerismo del que forma parte dentro del Frente de Todos no es aislacionista, y que la cantinela del gobierno anterior acerca de que la vuelta del peronismo a la Casa Rosada supondría un regreso al eje bolivariano no era más que una burda chicana para meterle miedo a la gente. 

   El presidente eligió una frase desafiante de las que solía utilizar en las redes sociales para destratar a sus enemigos o rivales, y de las que desde que asumió se cuida bastante, durante el largo reportaje que concedió el domingo al canal C5N. “Somos argentinos pero el hecho de aceptar la globalización no nos obliga a ser idiotas”.

   El presidente, reconocen en sus cercanías, buscó con esa tajante definición no solo rebatir aquel argumento de campaña del macrismo sino también desmarcarse de sectores internos de la coalición gobernante, generalmente asociados a lo más rancio del cristinismo y La Cámpora, que reniegan políticamente de la estrategia de no salirse del mundo, y por el contrario, buscar una mayor reinserción luego de la monumental crisis de confianza que generaron los dos últimos años de gobierno de Juntos por el Cambio.

   Alberto ya probó esas mieles de saber que su gobierno es tenido en cuenta por el mundo y los países que influyen mayormente en la escena internacional durante su primera salida al exterior. En su viaje a Israel para asistir a las conmemoraciones del Holocausto el presidente recibió claros apoyos a su gestión y a su obsesión por arreglar el tema del endeudamiento externo tanto del primer ministro Benjamín Netanyahu, como del presidente de Francia, Emanuel Macron, y del vicepresidente norteamericano Mike Pence.

   En paralelo, el gobierno mezcló  una palada de cal y otra de arena. Guillermo Nielsen, el CEO de YPF, le informó al presidente que trajo “buenas impresiones” sobre el arranque del gobierno peronista, como también acerca de sus afanes por renegociar  el pago de la deuda en condiciones favorables para el país, durante su presencia en el Foro Económico de Davos, en Suiza.

   Como contrapartida, en despachos del gobierno no disimulaban por estas horas el regusto amargo que dejó el paso del ministro de Hacienda, Martín Guzmán, por el desayuno que le organizó la titular del Consejo de las Américas, Susan Seagal, donde claramente las explicaciones del funcionario en torno a la deuda y a plantear los primeros lineamientos de un plan económico sustentable “tuvieron sabor a poco”, aunque el discípulo de Joseph Stiglitz haya asegurado que le fue “muy bien”.

   Firme en su estrategia, Fernández partirá mañana hacia su segunda gira al exterior, durante la cual no solo interesa la frutilla del postre que será la audiencia con el Papa Francisco del sábado 31, sino y en modo especial los contactos bilaterales que Alberto mantendrá en Alemania, incorporada a último momento tras un buen gesto de Angela Merkel, que primero había desistido pero que luego acomodó su propia agenda para recibirlo, Italia y España.

   Con comitiva reducida como en el viaje a Israel, el presidente llegará el jueves a Roma pero recién el sábado, tras la audiencia con Francisco, desplegara esa segunda parte de la etapa de reinserción. Será con sendas audiencias que mantendrá primero con el presidente de Italia, Sergio Mattarella, y luego con el primer ministro, Giuseppe Conte. 

   La primera audiencia será formalmente protocolar como cada encuentro que los presidentes del mundo que llegan a Italia sostienen con quien ejerce el poder institucional. Será en la audiencia con Conte en la que Fernández bregará por lograr el apoyo del gobierno italiano para encauzar sus gestiones por la deuda con el Fondo Monetario Internacional y también con los acreedores privados.

   El mismo cometido lo llevará el lunes 3 al despacho de la alemana Merkel, y el día después a España para su acordada reunión bilateral con el primer ministro Pedro Sánchez. Con un agregado de última hora que agrada al gobierno argentino: el rey Felipe lo recibirá en audiencia especial en el atardecer del 4 de marzo.

   Luego, aunque no menos importante, llegará la escala en París para una visita oficial en el Palacio Eliseo al presidente Macron, tal vez para el paladar del presidente, dicen sus confidentes, la que mayor interés le despierta. Francia no es Estados Unidos, pero al igual que Alemania y en menor medida Italia y España, tienen su peso propio en el board del FMI.