Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Análisis: qué suman y qué restan Pichetto y Massa a sus nuevos espacios políticos

El senador se agrega a Cambiemos y el tigrense se mueve hacia Unidad Ciudadana. El impacto en Bahía Blanca.

Miguel Angel Pichetto y Sergio Massa (Archivo La Nueva)

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   Los anuncios de la incorporación de Miguel Pichetto a la fórmula presidencial de Cambiemos y de Sergio Massa al armado de Unidad Ciudadana dejan tres certezas.

   Primero, por si alguien tenía alguna duda, que las elecciones 2019 serán hiper polarizadas. Segundo, que los líderes de ambos espacios, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, eligieron a sus compañeros de fórmula apuntando hacia el peronismo de centro y de derecha. En definitiva, se trata de buena parte del territorio en disputa: aquellos votantes que no se identifican con ninguno de los márgenes de la grieta pero que serán decisivos en octubre en la Provincia de Buenos Aires y en noviembre en el ballottage.

   La tercera certeza es que todos tienen que quemar sus archivos, porque nadie resiste ninguno.

   Ahora, ¿qué suman y qué restan Massa y Pichetto a sus nuevos espacios? El massismo, pese a no tener la cantidad de votos de Cambiemos y el kirchnerismo, es la tercera fuerza con más adhesiones. Es probable que muchos de los votantes del tigrense lo sigan y eso mejore las chances, inicialmente, de Axel Kicillof en suelo bonaerense.

   En eso el senador rionegrino aporta menos al oficialismo y, ya pensando en un ballottage, hasta Juan Manuel Urtubey tiene más adherentes directos.

   No obstante, el legislador ahora oficialista ofrece una ventaja. Dador serial de gobernabilidad, Pichetto candidato a vicepresidente es un Pichetto políticamente optimizado. Es impensable que tenga más aspiración que esa.

   Massa, en cambio, está convencido de que su destino inexorable es la presidencia. Las posibilidades de que empiece a esmerilar al kirchnerismo desde adentro son muy altas e, incluso, según cómo se estructure este acuerdo electoral (si va a una primaria presidencial contra Fernández-Fernández), esta circunstancia podría verse casi de inmediato, en la propia campaña.

   ¿Cómo impactan estas decisiones en Bahía Blanca? En Cambiemos, salvo por las piruetas verbales de los sectores más antiperonistas, no altera ningún plan. No existe un pichettismo que vaya a pedir su lugar en las listas.

   En el justicialismo local tampoco se modifican los ejes centrales, ya que el acuerdo con Massa era muy esperado. El peronismo necesita llegar al 27 de octubre con un candidato de unidad para competir con chances reales contra Héctor Gay. Esa candidatura se podrá resolver por una lista de consenso o en las PASO, pero cualquier subdivisión en octubre prácticamente le entrega la reelección al actual intendente.

   La dificultad está centrada en el armado de listas, que tiene como fecha límite el sábado 22 de junio. Hay demasiados interesados pero muy pocos lugares que garanticen el ingreso, por ejemplo, al Concejo Deliberante. La aspiración será obtener 6 bancas, tarea nada sencilla. Suponiendo que se logre, las vertientes justicialistas y no justicialistas que aspiran a esos puestos son casi el doble.