Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El devenir del amor

Por Federico Sieder / Especial para La Nueva.

 

   ¿Qué significa tener una relación?

   Pregunto porque ésta última fue catastrófica.

   ¿Qué significa que esperen algo de vos?

   ¿Quién puede esperar algo de vos?

   ¿Quién puede saberse con el derecho de que vos tenés que hacer algo en pos de?

   No sé.

   Yo no.

   Yo espero cosas súper simples. Porque soy un hombre simple, a pesar de mis errores.

   Acá, en mi barrio, decir que sos simple es sinónimo de ser inculto.

   Y... bueno, inculto significa que cuando te digan: “Levis-Strauss”, no pienses en los jeans.

   Yo no sabía que el nombre entero de los jeans era Levis-Strauss.

   Pero bueno, a todo esto. Aprendí algo: -los jeans eran parientes del sociólogo-antropólogo-humanista-y-humano-.

   Y no por eso soy sabio.

   Ni inteligente.

   Ni buen escritor.

   -Así que bienvenido sos, si te aburriste-:

   ***

   Con mi relación llegué al absurdo.

   Absurdo extremo de preguntarme: 

   Si quiero que mi relación sea relativamente sana,

   por el hecho de querer,

   y considerando que el verbo 'Querer' es una suerte de imposición

   si yo quiero algo, ¿estoy siendo violento?

   -¿o sea que ya desde el comienzo le estoy errando?

   ¿Dudar es sinónimo de ser estúpido?

 

   No sé.

 

   ¿Las relaciones son un devenir constante de lo que sea que suceda?

   Porque la libertad absoluta, cuando estás en pareja, le duele al otro.

   -¿No?

   No sé.

  -Ya no sé más nada.

   ***

   Si digo que 'querer' está mal,

   ¿Entonces qué pasa cuando le digo a alguien: -Te quiero?

   ¿Significa que quiero pulverizarla en mi imaginario sexista?

   ¿Es mi imaginario un producto -claramente- social?

   ¿Es el imaginario colectivo un quilombo de posiciones que ya no tienen sentido?

   ¿Está mal que sea hombre?

   A veces, parece ser...

   (Al menos, el hombre que soy)

   que si.

   ***

   Volviendo al tema de querer sin querer, (¿queriendo?)

   En el barrio donde vivo: te quiero. No existe.

   Este idioma, en términos amorosos, está simplificado.

   Es te amo, para todo. Para todo. 

   (Como el tema de los Pixies)

   Y yo cuando pienso en decirlo, me significa esto: -Todo.

   Todo.

   Me siento súper incómodo diciéndole te amo a alguien que apenas conozco.

   Y con la confianza es lo mismo.

   Todo el mundo pide que le confíen en un mundo donde nadie confía.

   Para mí,

   confiar ciegamente en alguien que no conozco... No es una opción.

   -Soy argentino. No quiero a nadie y no confío en nadie.

   Pero, ojo, que con el tiempo amo y confío con mi vida.

   Parece ser, que en mi barrio, no funciona así.

   En fin.

   (Suena a canción de la banda con el mejor nombre del mundo para estos temas: Joy Division)

***

   Relaciones:

   A esta chica la amé.

   Con todo lo que pude.

   Terminé en un psicólogo para entenderla.

   -La vida como entero devenir.

   Fantástico.

   El devenir es fantástico.

   En el último año viví en 7 casas, 3 países y 4 ciudades distintas.

   Siempre con el devenir a flor de piel.

   Lo que nunca pude entender es que ella no quería ser entendida.

   Y no, en la eterna incógnita

   no entendí SU devenir.

   Hasta muy tarde,

   su devenir se devenía en las mismas avenidas, en el mismo barrio, en la misma gente, adentro del mismo sector de Londres

   En ese devenir de sueño... 

   Río, mi Río, 

   marchaba para que Río en Brasil sea mejor de lo que es, 

   ella marchaba, 

   por ellos.

   Por ese sueño devenido en escombros.

   Ese sueño de vivir estando acá, extrañando allá.

   Pero no queriendo estar ni acá ni allá.

   Ese sueño que se deviene en realidad estando afuera: ya somos parte de, sin construir nada.

   Amar duele.

   Y cuando duele mucho, ya no sabés amar lo que está acá.

   Amarse a uno mismo, en estas desventuras, duele más.