Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Astroturismo: ciencia, cabalgatas y fotografía en el norte de Chile

Debido al interés de los visitantes, los trasandinos abrieron al turismo las instalaciones de los más grandes observatorios.

   El 40% de la infraestructura mundial para observación astronómica se encuentra en el norte de Chile, donde los amantes del astroturismo pueden combinar esta actividad con propuestas arqueológicas, cabalgatas y tour fotográficos del cosmos, según la Secretaria Nacional de Turismo (Sernatur) chilena.

   Debido al interés de muchos visitantes por conocer los misterios del universo, el Estado chileno decidió abrir parcialmente al turismo las instalaciones que albergan los más grandes e importantes observatorios científicos del mundo.

   La Sernatur destacó que en esa zona Chile cuenta con los cielos más prístinos, claros y limpios del planeta, con pocas partículas de polvo y humedad, gracias a un clima seco de altura y más de 300 días despejados al año.

   El organismo explicó que, si bien el astroturismo se practica en buena parte del país, en el norte se le suma una dosis étnica, que mezcla la astronomía con la visión de comunidades precolombinas, por lo que en Atacama se ofrece el Etno-astroturismo o Arqueo-Astronomía.

   Esta iniciativa ayuda a comprender la cosmovisión andina de los “likanantay” o primeros atacameños, y permite conocer la incidencia que para ellos tenían los astros en toda su estructura de vida.

   Varios de los programas que se ofrecen son organizados por guías atacameños expertos en la materia, muchos de ellos fotógrafos que ofrecen tours de astrofotografía y comparten los secretos para capturar las imágenes más espectaculares de la galaxia.

   Los centros científicos más importantes abiertos al turismo son el Observatorio Paranal, a 130 kilómetros al sur de Antofagasta, que posee los instrumentos ópticos más avanzados del mundo, y el Alma (Atacama Large Millimeter Array), en San Pedro de Atacama a 5.000 metros sobre el nivel del mar.

   Paranal contará pronto con el telescopio ELT, que lo convertirá en el centro astronómico óptico de mayor envergadura del planeta.

   Las visitas a las instalaciones de los observatorios se realizan con previa reserva -al menos un mes antes-, cupos limitados y durante el día.

   Por motivos de seguridad, en Paranal y Alma los recorridos sólo incluyen las salas de control e instalaciones donde trabajan y viven los astrónomos.

   El norte del país tiene más propuestas de astroturismo en esas comunas, caso de Copiapó, y en Valle del Elqui, Región de Coquimbo; La Serena; ChiuChiu, en la desértica Calama; en Andacollo, en Elqui, y en Santiago.

   Entre las propuestas especiales está la de ChiuChiu, que complementa la astronomía con la arqueología del lugar, charlas y observación de constelaciones clásicas e indígenas, mediante un telescopio de 14 pulgadas.

   En el Observatorio Alarkapin -San Pedro de Atacama- las actividades incluyen caminatas nocturnas y charlas especiales para solsticios y equinoccios, mientras en el Inca de Oro, a 100 kilómetros de Copiapó, se agregan cabalgatas de observación en grupo.

   Mamalluca, en el Valle del Elqui, es el observatorio pionero en astroturismo, y ofrece traslados, charlas y observación del cosmos a simple vista y con telescopios grandes y pequeños.

   En la misma región están los observatorios del Pangue, con el telescopio público más grande del país, de 25 pulgadas; el Cancana, en Cochiguaz, y el Cielo Sur, en Pisco, y un poco más alejado, vecino a La Serena, el de Cerro Mayu.