Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Lo que se dijo y lo que no de un descenso que se podría haber evitado

Lo peor ya pasó y la mente de la dirigencia ya está puesta en el Federal A. Arranca el proceso de reconstrucción y el primer paso ya lo dio: aseguró la continuidad de Marcelo Broggi y su cuerpo técnico.

 

Fotos: Emmanuel Briane y Pablo Presti-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / speysse@lanueva.com

   Cuesta digerir el descenso de Olimpo, porque más allá de que el club va camino a los 109 años de vida, la historia se sigue escribiendo con hechos que van a quedar marcados para siempre, y que el Mundo aurinegro, donde involucro a hinchas, simpatizantes, dirigentes, periodistas y, por qué no a una ciudad entera, tiene que experimentar por vez primera.

   Lo que nunca había sucedido en el ámbito profesional, el que la entidad bahiense transitó durante casi un cuarto de siglo en forma ininterrumpida, lamentablemente se dio: en exactamente un año, Olimpo bajó de Primera a la B Nacional y de esa divisional al Federal A.

   Sí, es durísimo. Lo repetimos una y mil veces: el descenso no lo podemos enfocar en un mal rendimiento colectivo, en los errores arbitrales que perjudicaron al equipo en tres partidos de visitante o en la crisis institucional que afectó directamente al plantel, contando atrasos en los sueldos (siempre solucionados) y otros vericuetos que se conocieron por rumores pero que tienen y deben quedar puertas adentro.

   El proceso, allá por junio-julio de 2018 nació mal y terminó peor. Más allá de que primero se dijo que se suprimían los descensos y después se dejó todo como estaba, Olimpo formó un conjunto de futbolistas cuyo objetivo siempre estuvo lejos de ser la vuelta a Primera división.

   Tampoco se pensó que se iba a luchar por la permanencia, pero si vos no tenés nivel, ni jerarquía, ni jugadores con experiencia que marquen terreno dentro y fuera del campo de juego, atenete a las consecuencias.

   Falló el armado y la elección de los refuerzos. Es cierto que sin dinero no se puede hacer nada, pero esta dirigencia, creo, estuvo más preocupada, y hasta es entendible, en las deudas que heredó que en la generación de recursos sustentables.

   Es cierto que en el inicio mismo del campeonato le cambió el panorama. Como se iban a suprimir los descensos, se eligió un plantel austero priorizando cumplir con los proveedores y las deudas que, a ese punto, rebalsaban en la contaduría del club.

   Eligió no hacer lo que habían hecho otros: armar un plantel competitivo, endeudarse hasta la manija y después ver cómo se les paga y de qué manera podían llegar a cobrar. No fueron por ese camino, pero tampoco pusieron todo el foco de atención en el fútbol, el corazón del club y que mueve el termómetro de la masa societaria.

   Otro error fue encapricharse con contratar a Darío Bonjour y su cuerpo técnico. “La gente lo pide”, decían, después del interinato del ex defensor olimpiense en dos cotejos de la Superliga y en dos de la Copa Argentina.

   Si había pretensiones de ser protagonista, como lo fue siempre Olimpo en la B Nacional, había que empezar el armado del grupo con un entrenador del “palo”, que conociera la categoría y que pueda aportarle al equipo incorporaciones que vengan a jugar y marquen diferencias.

   En fin, es para hablar largo y tendido. Los pibes pusieron la cara y eso me da bronca, porque si hay algo que aprendí de los técnicos que pasaron por Olimpo es que si vas a apostar por los chicos, ellos deben estar bien rodeados.

   Bruno Díaz, Franco Lefiñir, Martín Ferreyra, Axel Rodríguez, Lacunza, y todos los que arrancaron en este proceso con poca o nada de experiencia, tienen condiciones de jugar en la categoría, pero al lado de ellos, salvo el “Chori” Vega, no hubo ese hombre hecho y derecho, peludo, respetable y capaz de hacerle frente a todo por el bien personal y grupal.

   Olimpo estuvo lejos de contar con un Laspada, un Ceferino Díaz, un Furios, un Champagne, un Carrario, un “Zungui” Blanco, un Musto, un Horacio Grecco, un Brum, un Santín...

   Olimpo viene cargando con los síntomas del descenso desde hace mucho. En la fecha 4 cayó al casillero rojo y los fantasmas empezaron a revolotear sin querer irse. Y no se fueron, porque nunca nadie los espantó.

   Llegó el receso, se sumaron De Iriondo y Gallegos, y no alcanzó. Ambos arribaron sin cargo y sin opción de compra desde Unión SF, pero la pregunta, direccionada más que nada al delantero, fue: “¿no podrían haber gastado en un delantero de chapa y goleador?

   Gallegos aportó 4 conquistas y el equipo señaló 13 tantos en este 2019, pero Olimpo arrastraba un lastre lleno de limitaciones y de dudas desde mucho antes.

   El sábado, ante Independiente Rivadavia, el elenco de Broggi sucumbió ante la presión. Pero la enfermedad ya estaba avanzada, había hecho metástasis y era imparable.

   Jamás critiqué la nobleza del DT, pero haber cambiado al arquero justo en este partido, después de que lo bancó siempre, fue como un “manotazo de ahogado”.

   Olimpo había elegido el sábado para jugar, un día antes de los otros elencos de la zona Interior que luchaban por lo mismo que la escuadra bahiense.

   Según el resultado, se podía decir que fue acertado o no. Si ganaba, le trasladaba toda la presión a Santamarina y Gimnasia de Jujuy.

   Pero si perdía, podía pasar lo que pasó, lo que me advirtió un colega bien porteño cuando yo me estaba retirando del Carminatti.

   “Ahora, con el resultado de Olimpo puesto, Santamarina, que necesitaba un punto para salvarse, y Gimnasia de Mendoza (se enfrentaron el domingo) van a arreglar el empate, vas a ver...”.

   Creer o reventar: ese encuentro terminó 3-3, y chau Olimpo.

   Pasaron dos días y sigo pensando que el descenso se podría haber evitado. Pero un dirigente me dijo: “ya está, es momento de reconstruirse y pensar en el Federal A”.

   Y ahí me enteré que la Comisión Directiva hizo mea culpa, hizo hincapié en la unión, cada uno de los directivos limaron asperezas y que siguen todos juntos en un barco que tiene que empezar a salir de la tormenta. Y que para eso no importa en que categoría esté.

   Y si lo otro había nacido mal, este proceso desconocido para la mayoría, arrancó con una buena noticia y como debía ser: Marcelo Broggi y su cuerpo técnico seguirán.