Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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En fotos: Macri visitó el remodelado Museo del Holocausto

Cuenta con pantallas táctiles, videos interactivos y proyecciones inmersivas.

Fotos: Télam

   El presidente Mauricio Macri visitó el Museo del Holocausto, en la ciudad de Buenos Aires, reinaugurado hoy luego de los trabajos de remodelación realizados en la sede.

   Pantallas táctiles, videos interactivos y proyecciones inmersivas son algunos de los recursos tecnológicos que el equipo de realizadores y especialistas del Museo utilizó para dar a los visitantes de la nueva muestra la oportunidad de construir sus propios recorridos y experiencias.

   La recorrida comienza en el lateral derecho de la planta baja, donde una escalera encabezada por pantallas que reproducen videos del ascenso del nazismo en Alemania durante la década de 1930 lleva hacia el subsuelo, en penumbras.

   En ese sótano, los visitantes son recibidos por un panel con objetos, imágenes y videos que muestran cómo era la vida del pueblo judío en Europa hasta 1930, para luego avanzar por un pasillo en el que se relata el ascenso de Hitler, las campañas de terror y propaganda y “la noche de los cristales rotos”, representada por una instalación y sonidos de estallido de cristales.

   En ese mismo subsuelo están las fotografías del acto de apoyo al partido Nazi que se realizó en el Luna Park el 8 de abril de 1938, las publicaciones sobre el tema en los diarios argentinos de la época, la campaña de exterminio de personas con discapacidad en Alemania, el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y una pantalla interactiva con información sobre los guetos conformados para encerrar a los judíos en ese período.

   El recorrido por el oscuro sótano del museo se completa frente a una pared de ladrillos, que los visitantes son invitados a traspasar para ingresar a una sala que proyecta de manera inmersiva las películas registradas por los nazis sobre el hambre, el hacinamiento y la violencia que sufrían los habitantes del Gueto de Varsovia.

   Una vez en la planta baja, la visita comienza frente a una proyección de imágenes del avance alemán sobre la Unión Soviética y fotografías de los fusilamientos en masa y las fosas comunes organizadas por las unidades móviles de exterminio nazis.

   En un estrecho corredor debajo de la escalera que da a la planta alta, fotografías de funcionarios nazis de segunda y tercera línea junto a copias de actas administrativas dan cuenta de la conferencia de Wannsee de 1942, en la que se estableció la llamada “Solución Final” y los campos de exterminio.

   La visita continúa en la sala más amplia del museo, destinada a explicar los mecanismos del Holocausto, en la que se detalla a través de testimonios, dibujos y objetos de sobrevivientes cómo eran las deportaciones y cómo funcionaban los campos de exterminio.

   Esta sala incluye además una experiencia sensorial para los visitantes, que son invitados a ingresar a una reproducción de uno de los vagones de carga en los que los judíos eran trasladados a los campos de concentración y a espiar por entre las rendijas las mismas cosas que aquellos prisioneros veían.

   El recorrido continúa con las fotos aéreas que daban cuenta de que los países que luchaban contra el nazismo sabían de la existencia de los campos, la posición argentina durante la guerra, la derrota de Alemania, y la llegada de sobrevivientes del Holocausto y criminales de guerra a nuestro país.

   La planta alta, en tanto, muestra un panel que detalla el operativo de Israel para capturar a Adolf Eichmann en Argentina y que exhibe por primera vez el salvoconducto con el que ese criminal ingresó a nuestro país bajo el nombre de Ricardo Klement.

   En una pequeña sala contigua los visitantes pueden sentarse en una banca rodeados de proyecciones del juicio a Eichmann en Israel y sentirse testigos de ese proceso judicial.

   La visita luego pasa por unas escalinatas desde donde se puede ver una proyección de los nombres de gran parte de los seis millones de víctimas.

   El último tramo de la muestra está dedicado a los “rescatadores”, personas de distintas nacionalidades que colaboraron para que muchas víctimas pudiesen sobrevivir al Holocausto.

   Más adelante hay una sala con una lápida negra en memoria de las víctimas y una máquina de escribir con caracteres en hebreo, que fue encontrada entre los restos de la explosión de la AMIA luego del atentado de julio de 1994; allí son invitados a depositar una roca sobre la lápida a modo de homenaje.

   Hacia la salida, una sala con bancas y una gran pantalla invita a una conversación virtual con la sobreviviente del Holocausto Lea Novera, quien contestó a un extenso y detallado cuestionario mientras era grabada por un sistema de múltiples cámaras, y editada a través de un programa que le permite a la pantalla reproducir respuestas acordes a las preguntas que el público hace en voz alta. (Télam)