Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Lo querían todos a Luisito: palabras emocionantes de los colegas de Ruppel tras su fallecimiento

Hizo bailar a toda la región, lo conocía todo el mundo. Hugo Vitali, Franco Barberón y Alejandro Paredes lo recuerdan con palabras llenas de cariño.

En la tapa del disco "Luisito Ruppel y su acordeón sicodélico".

   El acordeón es una orquesta en sí misma. De un lado tiene el teclado y del otro una botonera. Los separa el fuelle. Combinados con certeza da la sensación de que son muchos músicos tocando a la vez. Quién lo estudia a conciencia y lo toca con pasión puede llegar a transmitir grandes emociones, tanto al público como al resto de los músicos que lo acompañan. Ese fue el caso de Luisito Ruppel, quien falleció en las últimas horas. Por algo le decían maestro.

   Luisito había nacido en Tornquist, el 19 de septiembre de 1937. Tocaba el acordeón con naturalidad producto de sus constantes estudios, primero de piano y luego de acordeón. Entre sus pasiones estaba, además, pilotear aviones en el Aeroclub.

   Quienes lo conocían profundo recuerdan que junto al también acordeonista apodado "Langosta" (Núñez) hacían bailar entre los dos a más de 1.000 personas por encuentro, en el Salón de los Deportes ubicado en calle Soler. Dos músicos. 1.000 personas. Por esos bailes era invitado a tocar en bailes de Bahía y reuniones familiares de toda la región que generalmente se desarrollaban en salones de bomberos o gimnasios de clubes o escuelas.

   También formó parte de Las Serenatas de la Muni. Allí compartió el grupo con (ver foto, arriba, de izquierda a derecha) Sergio Sanders, Hugo Vitali, Roberto Maldonado, Franco Barberón, Federico Contreras, Rodrigo García, Carlos Meder y Federico García del Cerro; (abajo, de izquierda a derecha) Ezio Belleggia, el propio Luisito Ruppel, Alberto Haedo y Alejandro Paredes.

   "Fue quien nos enseñó para qué estamos los músicos populares. Nos mostró el servicio que dignifica a un verdadero músico popular. Un tremendo ser humano, generoso, solidario y enorme. Ojalá la historia de la música popular bahiense lo recuerde con la magnitud que su figura artística se merece", lo recuerda el compositor bahiense Franco Barberón.

   Por su parte, para Hugo Vitali fue un ícono de la música popular.

   "Lo conocía por todo lo que de él se comentaba, pero de grande pude tenerlo cerca en Las Serenatas de la Muni y fue ahí que comprobé su gran popularidad ya que no había casa que visitábamos que no lo conocieran. Además componía sus temas como por ejemplo `Aeropuerto español`, un hermoso pasodoble. Mi cariño y recuerdo hacia él", dijo Vitali.

   Alejandro Paredes, gran acordeonista de nuestra ciudad, en aquella época era un pibe cuando conoció a Ruppel.

   “Tocamos varias veces con 'Los amigos del acordeón'. Fue el rey de los bailables en nuestra zona. Era un líder, el número uno en la época de Gasparín, que era la referencia de Buenos Aires. De hecho debe haber sido el primero o el único de su generación que en su momento fue a tocar a Europa. En ese viaje se trajo un acordeón electrónico que para eso años era como hoy tener un Lamborghini, algo impresionante para esos años”, recordó Paredes sobre el acordeón Honner Vox 3, flamante del año 1979 (ver foto).