Bahía Blanca | Miércoles, 01 de mayo

Bahía Blanca | Miércoles, 01 de mayo

Bahía Blanca | Miércoles, 01 de mayo

Eduardo Mallea en boca de otros, a 36 años de la muerte del escritor bahiense

Qué decían sus colegas sobre él y su obra.

Fotos: Archivo-La Nueva.

Por Matías Mugione / mmugione@lanueva.com

   Hoy se cumplen 36 años del fallecimiento del escritor bahiense Eduardo Mallea. El autor de obras como Cuentos para una inglesa desesperadaHistoria de una pasión argentina y Posesión murió el 12 de noviembre de 1982 en Buenos Aires, donde se radicó en su juventud.

   Aprovechamos la fecha para introducirnos un poco en su vida. Estas son algunas opiniones de colegas que lo conocieron a él y/o a su obra:

1. Artur Lundkvist

Escritor y poeta sueco

   “Borges no es un buen candidato para el premio Nobel, incluso si se dejara de lado su posición política. Hay otros escritores con una producción mejor en Argentina, como Eduardo Mallea”.

2. César Tiempo

Escritor, periodista, editor, dramaturgo y guionista argentino

   “Con Mallea nos reuníamos en la Richmond de Florida. Colaboré muchos años en el suplemento cuando él lo dirigía. Generalmente, en las reuniones decía cosas serias, profundas, y le gustaba reunirse con gente selecta. Era muy introvertido y cultivaba una elegancia muy espiritual. No hay que olvidarse de que era hijo de una familia muy distinguida. Conocía muy bien la literatura inglesa, francesa e italiana, y leía mucho, con cierta exquisitez”.

3. Adolfo Bioy Casares

Escritor argentino

   “Solo lo conozco pintorescamente, y le tengo mucho cariño porque lo sé sufrido y atormentado. No me gusta demasiado su obra. Cuando nos hemos encontrado solo hablamos de literatura. En una visita que me hizo le saqué un par de fotos a él y a su mujer, porque soy un fotógrafo apasionado. Pero con el cariño que me une a él, sé que Mallea es un poco impenetrable”.

4. Jorge Cruz

Crítico, profesor y exdirector del suplemento literario de La Nación

   “Es íntegro, pundoroso, escrupuloso en todo y también en la amistad. No es afecto a las expansiones de la amigotería o del muchachismo. Se da a la efusión cordial llana, pero contenida y pudorosa. Hombre y escritor son la misma cosa en Mallea. Ha escrito mucho, y por eso ha debido recluirse. Cuando estuvo en el diario no vaciló en dar oportunidades a todos los escritores jóvenes con talento, y Julio Cortázar es un ejemplo. Él le pronosticó su éxito”.

5. Graham Greene

Escritor, guionista y crítico británico

   “Me siento muy feliz de haber conocido a Eduardo Mallea como amigo y como escritor. Pero mi conocimiento, ay, se limita a las traducciones. Tuve acceso al escritor primero a través de su notable novela corta Chaves que leí en versión francesa; posteriormente pude apreciarlo aún más como intérprete de Buenos Aires, una ciudad que al extranjero le parece tan europea a primera vista y luego parece cerrarle sus puertas en el rostro y ocultarle tantos misterios y angustias. A veces siento que la Argentina es más afín a la Rusia de Chéjov que a la Europa occidental”.

“En una cultura donde pueden florecer escritores como Mallea resulta obvio que no todo puede andar mal. Sin duda está en aumento el ‘tempo’ de producción de obras maestras” New York Times

6. Victoria Ocampo

Escritora, ensayista, traductora y editora argentina

   “Conocí a Eduardo Mallea cuando Waldo Frank llegó a Buenos Aires en 1929 y empezó a hablarme del joven que traducía sus conferencias. A poco andar este conocimiento indirecto se transformó en directo y nació entre nosotros una gran amistad, reforzada por los vínculos que crea un trabajo compartido.

   Sin Frank y sin Mallea (¡cuántas veces lo habré repetido!) la revista Sur, cuyos servicios a nuestro mundo literario empiezan vagamente a reconocerse hoy, no hubiese probablemente existido.

   Frank volvió a su tierra dejando en el aire el proyecto de revista. Mallea quedó aquí. Cuando llegó el momento, un año después (la revista salió a comienzos de 1931), él fue quien puso manos a la obra (Guillermo de Torre era secretario y la secretaría se reducía a un cuarto de mi casa de Palermo Chico). Ya estaba en La Nación. Sabía de imprentas, correcciones de pruebas, publicaciones, etc., cosas que yo conocía poco y mal. Hubiese estado perdida sin su ayuda e insegura sin su entusiasmo. La idea de fundar una revista como la que planeábamos lo ilusionaba más que a mí. Y a su sensibilidad e inteligencia, a su fervor juvenil se debe la puesta en marcha de algo que, me atrevo a decir, merece reconocimiento. Y me atrevo a decirlo porque nunca fue el resultado de la labor de una sola persona sino de varias unidas (y hasta desunidas y capaces de sobreponerse a los inconvenientes que nacen de la diversidad de credos literarios). En sus comienzos, puedo afirmar que la colaboración valiosa, perseverante de uno solo (sin embargo) fue decisiva. Ese solo era Eduardo Mallea.

   Recuerdo que en aquellos años me decía con frecuencia: ‘Yo tengo que escribir. Tengo que escribir’. La necesidad de expresarse por escrito era una obsesión Su talento lo exigía.

   Sin embargo encontraba manera (en medio de sus tareas periodísticas) de dedicar tiempo a la revista. Tiempo que robaba a sus propios escritos (la prueba de generosidad por excelencia en un escritor).

   Sin estos cuidados la revista difícilmente hubiese sobrevivido a esa delicada primera etapa.

   Que vayan en estas líneas mi agradecimiento, mi admiración y afecto”.

7. Camilo José Cela

Escritor, periodista, ensayista y editor español

   “En un tiempo en el que tantas veces —y con tan ingenua y falaz torpeza— se confunde el talento literario con su enmascarador suplente de la pedantería, resulta reconfortador y saludable el hecho de enfrentarse de nuevo con los libros de Eduardo Mallea. Su vocación intelectual sobrepasa, con mucho, los estrechos límites del folklorismo ingenuo y esterilizador con el que —con tanta frecuencia y por desgracia para todos— se lastran obras que cabría suponer dignas de mejor fin, y consigue expresar magistralmente la amplia y profunda dimensión de una cultura que solo admite los límites nunca alcanzables de la universalidad. Brindo por el maestro Eduardo Mallea y su mantenida labor literaria, honra de todos los que escribimos en su lengua”.


Mallea con Borges

8. Jorge Luis Borges

Escritor argentino

   “En la República Argentina y tal vez en América, Eduardo Mallea ofrece el caso más cabal y más alto de un destino consagrado a las letras. Ha vivido y vive con plenitud, pero no suele condescender a la confidencia, y lo íntimo que toda obra requiere para ser algo más que un mero ejercicio verbal, se nos muestra exaltado y como trasmutado por él con delicada alquimia. De los diversos géneros que distingue la retórica de nuestro tiempo, Mallea abunda en el más arduo: la morosa novela psicológica, cuya materia son las almas. Éstas siempre son lo primero. Sobre los hechos que son un instrumento para que las conozcamos mejor y del sentimiento patético, y no pocas veces avasallador, del paisaje, que no es jamás una decoración, sino un medio, resaltan firmemente los caracteres. En Todo verdor perecerá priva la tragedia engendrada por la discordia de las almas dispares; en Chaves, la fábula narrada por el autor es un largo adjetivo o atributo del solitario héroe.

   El influjo ejercido por Mallea sobre su generación y las ulteriores no se reduce, como en el caso de otros, a una serie de hábitos sintácticos o a la repetición u obsesión de determinadas palabras. Es más bien un mandato de sentir, de entender y de expresar con claridad lo observado o soñado. Prescindir de su obra es renunciar a una de las felicidades más altas que nuestras letras pueden darnos.

   Para él, nuestra gratitud".

9. Francisco Ayala

Escritor español

   “La obra de Eduardo Mallea tiene en sí calidades que garantizan su perennidad. Desde que la inició hace medio siglo, ha influido —¡y cuánto!— sobre generaciones de sus contemporáneos; pero lo que en verdad importa es la prolongación que esa influencia ha de alcanzar, por virtud de los permanentes valores poéticos alojados en ella, sobre generaciones venideras”.