Bahía Blanca | Martes, 07 de mayo

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El alma del bandoneón

Escribe Mario Minervino

Hace 80 años, en el mes de febrero de 1935, Bahía Blanca vivió el “suceso máximo en su historial cinematográfico”, con el estreno de la película El alma del bandoneón.

Era el film con el que la histórica compañía Argentina Sono Film había abierto la temporada oficial de 1935, dos días antes, en el Cine Monumental de Buenos Aires. Por eso es comprensible el orgullo del Gran Splendid –de Alsina 129-, la primera sala del interior en presentar la cinta.

Dirigida por Mario Soffici, El alma del bandoneón fue musicalizada por Enrique Santos Discépolo y protagonizada -entre otros- por Libertad Lamarque -”la estrella máxima del cine nacional”-, Ernesto Fama -“el astro que surge”-, Dora Davis -“la calandria argentina”-, Pepita Muñoz, Charlo y Enrique Serrano. Francisco Lomuto, por su parte, dirigía una orquesta típica compuesta por 100 profesores.

“Indescriptible fue el espectáculo de anoche en el Splendid. La ciudad entera se volcó en la sala y dio contornos de acontecimiento popular al estreno de una obra cumbre”, señaló este diario al día siguiente.

El éxito superó todas las expectativas y la gente buscó, durante días, una ubicación “casi imposible de hallar en palcos, plateas y tertulias”, pugnando incluso “por presenciar de pie el espectáculo”.

Pese a que se creía que difícilmente ese año se superara tamaño éxito, cuatro meses después, en la misma sala, se estrenó El tango de Broadway, interpretada nada menos que por el malogrado Carlos Gardel, hecho que obligó incluso al cierre de Alsina por la gente que se agolpaba en la calle

El desaparecido cine Grand Splendid, la presencia de Gardel y Libertad Lamarque en la pantalla: contornos y ritmos de tiempos que no se olvidan y que no pocos añoran.