Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

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Un trabajo para quitar el arsénico del agua de pozo

Mientras las dudas y la polémica crecen en torno a la aptitud del agua de red para el consumo humano, un grupo multidisciplinario de la Universidad Nacional del Sur avanzó en un proyecto para retirar arsénico del líquido. Encabezados por la doctora Gabriela Tonetto, investigadora del Conicet en la Planta Piloto de Ingeniería Química (Plapiqui) y docente de la UNS, los científicos desarrollaron la idea, cuya primera aplicación beneficia a la comunidad educativa de la Escuela Nº 51, ubicada en el camino La Carrindanga, a 15 kilómetros de Bahía Blanca.




 Mientras las dudas y la polémica crecen en torno a la aptitud del agua de red para el consumo humano, un grupo multidisciplinario de la Universidad Nacional del Sur avanzó en un proyecto para retirar arsénico del líquido.


 Encabezados por la doctora Gabriela Tonetto, investigadora del Conicet en la Planta Piloto de Ingeniería Química (Plapiqui) y docente de la UNS, los científicos desarrollaron la idea, cuya primera aplicación beneficia a la comunidad educativa de la Escuela Nº 51, ubicada en el camino La Carrindanga, a 15 kilómetros de Bahía Blanca.


 En esa zona rural, la concentración del químico es más alta que la indicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Código Alimentario Argentino y por ese motivo el Consejo Escolar debe abastecer a la institución con agua envasada.


 De la iniciativa, que se realiza en el marco de un proyecto de extensión financiado por la Secretaría General de Cultura y Extensión Universitaria, toman parte 13 estudiantes, seis docentes y una alumna de posgrado.


 Según Tonetto, se armó un primer prototipo experimental, que consiste básicamente de un lecho fijo de hierro metálico, un acondicionador y un filtro, basado en el trabajo del ingeniero Roberto Cáceres (de la Universidad Nacional de San Juan) y adaptado al agua de esta zona.


 La remoción de arsénico por el empleo del elemento metálico es el resultado de una combinación de varios procesos, que es menos oneroso que el tratamiento de ósmosis inversa.


 "Los resultados preliminares mostraron que el dispositivo armado permite disminuir un 90% de la concentración original de arsénico, alcanzando valores menores al límite establecido para aguas de consumo por la OMS. La tecnología aplicada resultó adecuada y barata, con un diseño simple que permite que la instalación y el mantenimiento puedan ser realizados por operadores no especializados", resaltó.


 El grupo armó un segundo prototipo, con capacidad para proveer el volumen de agua que consume la Escuela Nº 51, a la que concurren actualmente cinco alumnos de distintas edades.


 "Se están realizando ensayos para determinar la vida útil del material activo, junto con análisis exhaustivos de la calidad del agua. Simultáneamente, se progresa en el estudio de un tratamiento para la disminución de fluoruros en el agua, especie cuya concentración también excede los niveles establecidos por el Código Alimentario Nacional", indicó la profesional.


 La propuesta tiende a cubrir a los pobladores rurales de la zona, cuya única posibilidad de abastecimiento radica en las perforaciones domiciliarias, en las cuales se detectó la presencia del contaminante.

Paso a paso. Los estudiantes realizaron el análisis del agua de pozo de la escuela en laboratorios certificados y llevaron adelante la puesta a punto de técnicas analíticas para la determinación de arsénico, hierro y cloro y la construcción del prototipo experimental (un lecho fijo de hierro metálico, un acondicionador y un filtro de arena y tela).




 En una primera etapa de funcionamiento del equipo se agrega hipoclorito de sodio al agua cruda con una doble finalidad: oxidar las especies de arsénico y como agente desinfectante. El agua clorada circula a través del lecho relleno con hierro metálico a efectos de formar el óxido, que es el agente de separación del arsénico.


 Luego el agua fluye a través del acondicionador, con el objetivo de lograr una aglomeración de partículas con un tamaño suficiente para que sean retenidas en el filtro.


 Por último, el fluido pasa a través del filtro de arena y tela donde el residuo, con las especies de arsénico, se separa del agua.


 También se tiene en cuenta la disposición final del contaminante, un aspecto ambiental de la problemática.


 Los residuos retenidos en el filtro pueden eliminarse en ambientes reductores, como la zona inferior de letrinas o pozos negros, donde el arsénico se reduce a arsina, que se libera a la atmósfera gradualmente y en concentraciones muy bajas, que no resultan peligrosas.

Utilidad. Las conclusiones permitieron a los alumnos de Ingeniería Química e Ingeniería de Alimentos ver cómo sus estudios se relacionan con la práctica de la ingeniería en el mundo real y que pueden dar respuesta a problemáticas sociales de su propia ciudad.




 "La metodología implementada es un camino válido para la formación de ingenieros con inquietudes sociales. Presentar un objetivo superior al académico, donde los alumnos deben pensar en alcanzar un resultado transferible para verdaderamente contribuir a solucionar un problema de la región, origina que los estudiantes (y docentes) se involucren en la problemática y quieran ser parte de la solución", dijo la docente.


Grave problemática social







 El arsénico (As) es un compuesto tóxico que se encuentra ampliamente distribuido en las aguas subterráneas de nuestro país.


 Su consumo crónico es causante del Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE), enfermedad que produce lesiones en la piel y alteraciones sistemáticas cancerosas y no cancerosas.


 "El arsénico está presente naturalmente en aguas subterráneas de la zona, aunque también puede ser de origen antropogénico (es decir, consecuencia de actividades humanas). El nivel de arsénico en el agua de pozo de muchas zonas de la Provincia supera ampliamente el nivel recomendado por la OMS (10 partes por billón) y el establecido por el Código Alimentario Argentino (50 ppb, reducción proyectada a 5 años a 10 pbb)", dijo Tonetto.


 Distintos barrios de la ciudad presentan este problema en aguas de perforación.


 La concentración de As medida en las muestras rurales en La Carrindanga supera los límites admisibles para el agua potable.


 Si bien existen métodos comerciales para el tratamiento de aguas de perforación, como ósmosis inversa, estos son costosos, requieren el empleo de energía eléctrica y mano de obra calificada para su operación y/o mantenimiento.


 Por ese motivo, en lugares con escasa población o sin suministro de la red eléctrica debe recurrirse a agua envasada, con la consiguiente incomodidad y gasto.


Efectos





 El arsénico contenido en el agua es absorbido por vía sanguínea y se acumula, alojándose en pulmones, hígado, riñones, piel, dientes, pelos y uñas. Ante la exposición crónica genera engrosamiento de palmas y plantas de los pies, aumento de la pigmentación y aparición de cáncer cutáneos. Además, es bastante frecuente el cáncer de pulmón y de laringe, el carcinoma hepático y la cirrosis. También puede dañar al sistema nervioso.


Participantes





 Del trabajo tomaron parte los alumnos Federico Aduriz,
Mariana Alvarez Serafini, Camila Canutti, Lucía Damiani, Fernando Di Bella, Mariano Díaz, María Laura Gianelli, Matías Marbán, Yésica Meconi, Esteban Munch Jones, Maximiliano Pezzutti, Cecilia Vásquez Carrizo y Rodrigo Wesner; la estudiante de posgrado Deborah Reinoso y los docentes Susana Pilla, Marta Duarte, Gloria Foco, Diana Constenla, Daniel Damiani y Gabriela Tonetto.