Tras los pasos de Maradona
Esteban Laureano Maradona, un médico criado en el campo, que estudió en Buenos Aires y luego, habiendo abandonado la ciudad, fue perseguido en Resistencia, estuvo en la Guerra del Chaco y se radicó en un poblado de Formosa durante más de medio siglo.
En ese lugar ejerció su profesión, especialmente con aborígenes, observando la naturaleza, para finalmente volver a convivir con su familia, en Rosario, hasta su muerte, rodeado de prestigio, reconocimiento y el amor de los pueblos originarios.
Martín Serra nació en Buenos Aires en 1972, es graduado en la Universidad del Cine, director de fotografía y camarógrafo, dedicado a documentales y autor de varios cortos antes de su debut en el largometraje.
¿Qué une a estas dos personas? La inquietud que despertó en el cineasta la figura del médico, una curiosidad que lo llevó a internarse en la selva junto con su camarógrafo y remontar a través de testimonios la historia de un hombre común que decidió llevar adelante una forma de vida que el común de los profesionales y ciudadanos acomodados no elegiría.
De esto se trata el documental Maradona, médico de la selva, que se estrenará en nuestra ciudad esta tarde, con la presencia del director.
Martín Serra fue invitado a la ciudad a propósito de la imposición del nombre de Laureano Maradona al jardín de infantes Nº 955 del Barrio Cooperación II (el acto se realizará a las 9, en S. Karakachoff y Agustín Alvarez), y en ese marco se dará la exhibición de la película, a las 19, en el salón de actos de la Cooperativa Obrera (Zelarrayán 560).
Luego de la presentación, Serra participará de una entrevista en vivo a cargo de Samanta Cappella, directora del Festival de Cine Independiente de Bahía Blanca.
Crónica del otro "Dios"
Esteban Maradona se recibió de médico en la década del 30 y luego de pasar por el Hospital de Expósitos y el Muñiz conviviendo con los leprosos, combatió en la guerra del Chaco en uno y otro bando, "porque todos los hombres sufren igual".
Terminada la contienda, decidió ir a Buenos Aires para instalar su consultorio. Pero la asistencia al nacimiento dificultoso de una lugareña hizo que perdiera el tren y se quedara medio siglo en Estanislao del Campo.
Los Pilagá lo llamaban "piognak", que significa "curandero" o "Doctor Dios". Para ellos y sus vecinos los Tobas, el hombre enseñó acerca del trabajo en cooperativa, creó una colonia, los proveyó de educación y les contó acerca de sus derechos laborales en charlas comunales.
Para conocimiento del resto, transcribió la lengua aborigen, estudió las plantas medicinales y dibujó la flora y fauna de la región.
"Tiempo después de haber conocido la historia de Maradona tuve dos imágenes permanentes en mi cabeza. La primera, es él en su rancho, en la oscuridad en la noche, solo, leyendo, escribiendo o dibujando algo a la luz de la vela, en medio de un silencio interrumpido por esporádicos ruidos nocturnos --cuenta Serra--. La segunda es este mismo personaje, según crónicas de habitantes del pueblo, emponchado de negro y con un chambergo de ala ancha, caminando por las calles de Estanislao del Campo en las noches cerradas, frías y ventosas, no sabiendo precisamente hacia dónde se dirigía".
Y cuentan que en esas continuaba, ajeno a las distinciones, cuando se lo candidateó al Premio Nobel en 1992.
Superior a la ficción
"La investigación es uno de los aspectos que más me interesan del trabajo cinematográfico. ¿Ficción? Tengo algunas cosas escritas. Pero por ahora me sigue interesando el documental. Hay, en la realidad, personajes mucho más interesantes que los que se puedan imaginar", dice el cineasta Martín Serra.
-- Cuando se trata de personas de vidas tan ricas, complejas y desconocidas, ¿cómo se hace para reunir el material?
-- Por no haberse tratado, Maradona, de un personaje popular, no había tanto a la vista. Material, existía mucho más de lo que creíamos. Estaba bien guardado u olvidado. Parte de la investigación se enfocó entonces en localizar esos documentos.
"A medida que descubrimos ese material perdido, conocimos también nuevas facetas de Maradona, como la del dibujante o el naturalista apasionado y obsesionado.
"La gente nos contaba que él se retiraba del pueblo, que no lo veían por cinco o seis días, y él estaba en el medio del monte mirando una planta, dibujándola y estudiándola para encontrar alguna aplicación medicinal, que era lo que le enseñaban los aborígenes.
"Por otro lado, sabíamos que había material fílmico y televisivo de dónde extractar. El periodista Roberto Vaca había realizado un documento en 16 milímetros. Revisamos latas completas de celuloide con un proyector alquilado y ya casi decepcionados, encontramos el material, unos 25 minutos de un registro tomado en 1968".
-- Aunque no se trata de una ficción, un documental es un relato, una crónica en este caso de una vida a resumir en menos de dos horas. ¿Cómo elegir entre lo importante y lo accesorio?
-- Al cabo de todo el trabajo de investigación, que nos llevó siete u ocho años, obtuvimos más de 70 horas de filmación, entre lo nuestro y el archivo. Después fueron casi tres años de rodaje, alternado con otros trabajos. La posproducción demandó ocho meses entre edición y sonido. Nos llevó tiempo...
-- Al cabo de diez años, el vínculo que el director y guionista establecen con el personaje debe sufrir cambios, como ocurre en cualquier tipo de relación. ¿Hubo un tiempo de tedio?
-- ¡Sí, totalmente! Sobre todo porque después de ver las mismas filmaciones una y otra vez se produce esa suerte de hartazgo. Pero las crisis se producían con el trabajo, y se superaban por el propio Maradona. Él era quien renovaba la relación porque siempre encontrábamos algo nuevo o una lectura diferente.
-- ¿Cómo es tu trabajo hoy?
-- Hago diferentes cosas porque del cine lamentablemente aún no podemos vivir, a excepción del camarógrafo que es un reconocido en el medio.
"Estoy investigando a un par de personajes más. Pero después de Maradona, todos me resultan cortos, con una finitud que no me conforma. Es un duelo que tengo que hacer, el de dejar ir a este personaje con todo lo que me enamoró de él para continuar con otros".
-- De la fantasía y de ese enamoramiento a primera vista, ¿qué tanto quedó y qué tanto se fue en la realidad y esa relación de amor construida en todos esos años?
-- La primera impresión, la referencia inicial que me enganchó, no fue tanto la del médico sacrificado en un pueblo perdido entre los aborígenes, sino la de ese hombre que, además, desaparecía por días, que los lugareños adoptaron como uno más y que amaron profundamente. ¿Qué hacía él ahí?
"Conocerlo a través de testimonios ajenos y de las grabaciones de su voz que encontramos, me permitió entender que no se trató de un mártir, ni de un héroe, ni de un hombre tan diferente de otros muchos hombres.
"Maradona eligió vivir de ese modo con total libertad. Encontró su lugar y allí vivió de la forma en que quiso".
FICHA TECNICA
Maradona-médico de la selva
Dirección: Martín Serra. Guión: Rodolfo Martínez Mendoza y Martín Serra. Fotografía: Lucio Bonelli. Género: Documental. Origen: Argentina (2012). Duración: 65 minutos. Calificación: Para todo público.