Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

De aquella campaña a esta institución

* En 1990, una propuesta solidaria consiguió juntar cerca de 100 mil dólares para que los chicos Nicolás Fernández y Luis Castillo pudieran recibir un trasplante de médula. * A "Nico" lo operaron en los Estados Unidos y a Luis lo trataron en Bahía. Aunque ninguno pudo recuperarse, sus familiares hicieron que el esfuerzo valiera la pena.
De aquella campaña a esta institución. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca



* En 1990, una propuesta solidaria consiguió juntar cerca de 100 mil dólares para que los chicos Nicolás Fernández y Luis Castillo pudieran recibir un trasplante de médula.
* A "Nico" lo operaron en los Estados Unidos y a Luis lo trataron en Bahía. Aunque ninguno pudo recuperarse, sus familiares hicieron que el esfuerzo valiera la pena.
* Así nació Ayuda al Leucémico (Ayuda-Le), una institución que desde entonces hace todo lo posible para darles una mano a quienes deben convivir con la enfermedad.



Maximiliano Palou
"La Nueva Provincia"

Anabel quiere dar testimonio















 "La fecha no me la olvido más: fue el sábado 27 de mayo de 1995", dice Bibiana Bustamante.


 Ese día se enteró de que su hija Anabel Villarruel, de dos años, tenía leucemia.


 --¿Qué fue lo primero que pensaste?


 --Salir corriendo por el pasillo largo que tiene el Hospital Municipal, llegar a la calle y que me atropelle un auto. Pero después me di cuenta de que sería una actitud cobarde: ¿quién iba a cuidar de ella y de mis otros dos hijos (Matías, de 17 y Bibiana, de 15)?


 --¿Cómo te pusiste en contacto con Ayuda-Le?


 --Ellos siempre me brindaron los medicamentos cuando no llegaban a tiempo. Aunque debo reconocer que la obra social (de la UOCRA) me respondió siempre.


 --Más allá de este apoyo de Ayuda-Le, ¿creés importante que haya un espacio para que los padres dialoguen?


 --Sí, pero somos los padres los que no vamos. Ahora, cuando la llevo a Anabel a hacer los controles, me acerco a algunos de los papás que están en la etapa de tratamiento y les explico que yo también pasé por eso y que se puede superar.


 --Estar tan pendiente de ella en la etapa de la recuperación, ¿te llevó a crear un lazo distinto al que tenés con tus otros hijos?


 --Y..., sí. Ahora estoy aprendiendo a desligarme un poco. Me acuerdo que en ese período era como que a mis otros hijos no los tenía presentes. Incluso el mayor, Matías, me decía que prefería enfermarse para que le prestaran más atención.


 --¿Tu hija recuerda esos momentos?


 --No, pareciera que puso como una barrera.


 --¿Le explicaste qué le pasaba?


 --Nunca le mentí. Cuando me preguntaba por qué íbamos al hospital le decía que era para que le sacaran sangre y pudieran curarla. Incluso cuando nos internábamos, ella con 4-5 años se hacía el bolso solita.


 La puerta de la casa del barrio Vista Alegre se abre y entra Anabel, que vuelve de la EGB 63. Su sonrisa ilumina el comedor.


 --Ahora me siento bien --dice.


 Anabel participa de los talleres organizados por Ayuda-Le y en febrero viajó a Villa Ventana con los otros chicos.


 --No sabés lo que me costó a mí ese viaje --recuerda la mamá--. Era la primera vez que la dejaba ir sola. Fueron dos días en los que se me caían las lágrimas.


 Igual que ahora, cuando Anabel dice:


 --Me gustaría dar testimonio de lo que me pasó. Pienso que serviría para darles fuerza a otros chicos.
Cristián está como en casa





 Hace unos 40 días, Cristián Bustos le dijo a su papá Oscar que sentía mareos. Lo llevaron a la guardia del hospital, en Pigüé, pero nada le encontraron nada.


 Oscar se fue a trabajar más tranquilo. Pero cuando volvió, Cristián lo esperaba: ahora le dolía la cabeza y veía doble.


 --Fuimos al médico y le hizo un fondo de ojos. Después, la oculista recomendó que fuéramos a Bahía para una tomografía --relata Oscar--. Y entonces me dijeron que le habían encontrado algo que ellos llaman "objeto no identificado".


 Hubo que someter a Cristián a análisis y a una operación en el Hospital Penna, donde le extrajeron un tumor maligno.


 Ahora, en el posoperatorio, padre e hijo se apoyan en Ayuda-Le. Por empezar, se alojan en uno de los departamentos que la institución pone a disposición de pacientes y familiares que llegan desde la zona.


 --Hay mucha gente que no sabe de la existencia de estas casas --dice Oscar--. No alcanzan las palabras para definir la ayuda que significa esto.


 Cristián comparte mientras toma un té, antes de ir a la sesión de rayos. Escucha a su padre:


 --Más allá de la importancia de solucionar el tema económico, este lugar permite que mi hijo esté tranquilo. Y no tenemos que viajar todos los días desde Pigüé.


Denis se dedica a los libros







 Denis Pobbio ya tiene nueve años: sentado a la mesa, mira atentamente un libro de trabalenguas. Sus hermanos Matías y Gonzalo dan vueltas por la casa.


 --Ahora Denis está solamente con los controles. Ya terminó el tratamiento y no toma medicamentos. Está bien, en unos días le toca el próximo control --dice Patricia, la mamá, bastante lejos de aquella intranquilidad de hace cuatro años cuando le dijeron que Denis padecía leucemia.


 Igual se acuerda al detalle:


 --Un día lo vi decaído y pensé que se debía a la ausencia del padre, que se había ido de Bahía para buscar trabajo. Pero como levantó fiebre y no se le iba, lo llevé a la sala médica de Villa Harding Green. El pediatra pidió análisis y fuimos al Hospital Municipal, donde lo internaron porque estaba bajo de todo... Le hicieron una punción en la médula y confirmaron la enfermedad. Y aunque no era de las más graves, se vino todo: la internación, mucho tiempo en el Penna, el tratamiento oncológico.


 Denis necesitaba una dieta, agua mineral y cuidados especiales.


 --Golpeé muchas puertas, pero no hubo respuestas. La verdad es que si la leucemia toca en una casa humilde, hay problemas.


 Entonces tomó contacto con Ayuda-Le y empezó a encontrar soluciones.


 --Me dieron una gran mano, empezando por un ticket para comprar alimentos. Y cuando faltaban medicamentos en el hospital, Ayuda-Le se hizo cargo. Ellos enseguida están ahí.


 Patricia explica que más allá de lo económico, la institución brinda contención a padres y chicos.


 --Hacen talleres de manualidades, los hacen leer o les leen y en el hospital arman un sitio para que jueguen mientras esperan.


 Denis muestra orgulloso un velador que hizo con un viejo candelabro. Por supuesto, lo pintó con los colores de River.


 --A veces --cuenta-- nos llevan al shopping y a los juegos: a mí, el que más me gusta es el de los autitos chocadores y el de Jurassic Park.


 Denis cursa cuarto año en la EGB 68 de Espora. Y le encanta leer.


 --El mejor regalo para él es un libro --dice su mamá.
DESGLOSES

Nuevas metas







 Eduardo Ibar, presidente de la actual comisión de Ayuda-Le, indica que entre los objetivos para este año figuran el registro de donantes de médula ósea, la tipificación de sangre del cordón umbilical y el desarrollo de cursos de capacitación para médicos y enfermeros.


 "Además de seguir adelante con todas las actividades que estamos desarrollando y apoyar los congresos que se lleven a cabo en Bahía Blanca en temas relacionados con la leucemia", agrega.


 Además de Ibar, la comisión está integrada por Dante Zito, vicepresidente; Juan Carlos Balbi Robecco, tesorero; Marta Arnaiz, protesorera; Cristina Ferraro, secretaria, y Néstor Fernández, prosecretario.
Mojones

* 1990. Se funda Ayuda-Le con la unión de representantes del Club de Leones, el Rotary Club, CARDHE, el Colegio de Farmacéuticos y profesionales, familiares de enfermos leucémicos, amigos y voluntarios.
* 1991. Se adquiere una máquina separadora de células de la más moderna tecnología.
* 1999. Se incorpora un citómetro de flujo que se destina al mejoramiento del diagnóstico. Se inaugura la sede de Roca 298, destinada a las oficinas administrativas y a los consultorios externos.
* 2000. Se inauguran los departamentos de Baigorria 2.150 para al alojamiento de los pacientes y familiares de la zona. Se pone en marcha el funcionamiento de los consultorios externos y la sala de conferencia en Roca 298.
* 2002. Se habilita con el apoyo de Ayuda-Le un espacio de recreación para los niños que se atienden en el Hospital Penna.
GRISADOS

El contacto. Quienes deseen informarse sobre los alcances de las prestaciones de Ayuda-Le pueden comunicarse al teléfono 454-1313. La agrupación --que cuenta con unos 3.000 socios--tiene su sede en Roca 298 y una oficina en el Hospital Penna.

El hogar. El 28 de diciembre de 2000 se inauguraron ocho departamentos en Baigorria 2.150 destinados al alojamiento de quienes llegan de la zona. Cada uno tiene unos 30 metros cuadrados y los servicios básicos, dos camas, mesa, sillas, una pequeña cocina, heladera y baño individual.