Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Faltan sillas o sobra gente

“Dejaron al país sin presupuesto. Se sintieron cubiertos por Comodoro Py y consiguieron conchabo en el gobierno de Larreta.”

   Desde que el radicalismo fue adscripto a la internacional socialista y el peronismo de Cafiero a la internacional social cristiana, mucha de la ortodoxia doctrinaria se perdió tras ello. Por eso devino una seguidilla de “entrismos” con  Montoneros, el neoliberalismo de Menem, el odio a Perón oculto en el ropaje “evitista” de Cristina. En el radicalismo Irigoyenista la realvearización, la supremacía del “Coty”, etc.

   Un galimatías “orwelliano” que culmina con el triunfo del ingeniero sin obras Mauricio en las presidenciales. Trajo consigo un plan siniestro: destruir al movimiento obrero organizado. Algunos dirigentes sindicales corruptos merecían esa estrategia. Injertados con  Mauricio aparecieron radicales -es un decir- que participaron en el armado de la “mesa judicial” como Daniel Angelici  junto al prófugo Simón Rodríguez, hoy en Punta del Este protegido del gobierno liberal uruguayo. Afiliados radicales manejaron parte de la AFI, con el escribano Gustavo H. Arribas, que hizo el secundario con Mauricio en el Cardenal Newman, conocido como el “Señor Cinco” en la jerga de los espías. La señora “ocho”-segunda en importancia en  la AFI- fue Silvia Majdalani, que durante el menemismo  llegó con la Ucedé y anduvo en dos intervenciones sindicales. Sin  el antecedente violento de Mauricio,  que a punta de escopeta la emprendió contra delegados y obreros en Sevel,  disgustando a Franco. 

   Apenas llegada a la AFI, Silvia –y su cuñado Biorci- echaron a 70 funcionarios sustituyéndolos por “70 amarillos”. Craso error. Con 50.000 dólares compraron 100 teléfonos encriptados, manejados por gente de carrera de la AFI que poseían las claves, por lo cual sus poseedores fueron escuchados. De Macri para abajo todo el gabinete tuvo esos teléfonos. Más Rodríguez Larreta, Jorge Macri, Angelici, Durán Barba, Nico Caputo y el jefe de los fiscales Julio Conte Grand. Laura Alonso, el  rabino Sergio Bergman, la gobernadora Vidal, Patricia Bullrich, Andrés Ibarra, el ministro Triaca, entre tantos otros, que creyeron hablar “sin ser escuchados”. Existen otras 25 reuniones grabadas por los 70 desplazados que están dispuestos a hacerlas circular. La mesa judicial, la prensa canalla, el oro argentino a Londres, un crédito a 100 años, el escándalo de los cuadernos y el diario La Nación, un canal de televisión preparado para el grupo cuya licencia otorgó Mauricio, el verdadero dueño; el manejo de la quiebra de Radio Rivadavia, son apenas algunas partes del entramado del contubernio radical liberal que nos dejó atados de pies y manos con el FMI. 

  Dejaron al país sin presupuesto y en llamas. Se sintieron cubiertos por los jueces de Comodoro Py y consiguieron conchabo en el gobierno de Larreta, hijo del homónimo padre que avaló desde la Corte de Justicia la continuidad institucional del golpe de Uriburu con la doctrina de la “revolución triunfante”. Un integrante de la Gestapro -Garro- sigue siendo intendente en La Plata. La “justicia” en Bahía Blanca hizo lo suyo con sindicalistas aparentemente coimeros. Todos aguardamos justicia con la otra punta: los empresarios que pagaban coimas para “negrear” presupuestos, evadir impuestos o responsabilidades por obreros que caían al vacío sin arneses, o sin cascos, y sin remordimientos.

   No me gusta el gobierno de Bolsonaro en Brasil, pero preferiría tenerlo en la CELAC discutiendo sus verdades y pensando qué podemos hacer y no que sea el único de los 33 países de América Latina y el Caribe que se queda afuera. El actual gobierno de Brasil no es el dueño de la pelota y el juego se jugará igual.