Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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El precio de la carne: ¿por qué no sirve confrontar exportación con consumo?

“Los cortes parrilleros tan demandados por el consumidor argentino prácticamente no se exportan. Por eso se hace necesario salir de un círculo vicioso de discusión”, sostuvo María Julia Aiassa, analista de mercados ganaderos del Rosgan.

Carne vacuna en carnicería, esta semana, en Bahía Blanca. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva y Archivo LN.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com  

   “Que los cortes parrilleros, tan demandados por el consumidor argentino, prácticamente no se exporten, convierte a nuestras carnes en una verdadera ventaja competitiva ya que no compite, en forma directa, exportación con consumo”.

   La definición corresponde a María Julia Aiassa, analista de mercados ganaderos del Rosgan.

   “Claro es que esta diferenciación de productos, por canal y destino, sólo es factible de efectuarla siempre que la res pueda ser comercializada en cortes y no entera, tal como se sigue descargando en el mercado interno”, agregó.

   También dijo que una representación muy gráfica, presentada en el Outlook ganadero del movimiento CREA en el año 2019, permite comprender esta complementariedad de mercados con la que cuenta nuestro país.

María Julia Aiassa, analista de mercados ganaderos del Rosgan.

   “Bajo esta estrategia de comercialización en cortes, Argentina podría salir fácilmente de este círculo vicioso de discusión que, en forma contínua, confronta exportación con consumo”, contó.

   “Nuestro país podría seguir consolidando su mercado de exportación no sólo sin afectar el mercado interno, sino también aumentando la oferta de aquellos cortes más consumidos por los argentinos”, agregó.

  “Es decir, podríamos disponer de más asados, vacíos, matambres o carnaza para milanesa manteniendo precios accesibles para el consumidor local”, sostuvo Aiassa.

   También dijo que, si bien se habla de cómo aumentar la oferta de aquellos cortes más demandados internamente, también es importante remarcar que, hasta el momento, el mercado no ha sufrido restricciones de oferta.

   “Los datos de faena de este diciembre no hacen más que confirmar lo muy bien abastecido que se encuentra el mercado interno”, afirmó.

   Cerca del 50 % de la faena de diciembre de 2020, unos 650.000 animales, corresponden a novillitos y vaquillonas de dos dientes, cuyo destino es básicamente interno.

“Una integración más eficiente y precisa de la media res, poniendo en valor los atributos de cada corte en función del consumidor, permitirá mejorar el valor comercial”, dijo Aiassa.

   El consumidor argentino ingiere, en promedio, unos 110 kilos de carne entre vacuno, pollo y cerdo, de acuerdo con los relevamientos de organismos oficiales, mientras que el resto de los países de la región consume —en promedio— menos de 100 kilos.

   “En definitiva, programas como Carne para todos no deberían circunscribirse a acuerdos temporales de precio en los cuales nadie gana en el tiempo”, comentó.

   “Por el contrario, definir los criterios de una estrategia productivo-comercial que permita potencial ambos canales, podría proporcionar efectos inmediatos y sobre bases más sostenibles”, explicó.

   “Desde el plano comercial, lograr una integración más eficiente y precisa de esa media res, poniendo en valor los atributos de cada corte en función su consumidor, permitirá mejorar el valor comercial de todo el producto”, manifestó.

   En este sentido, otra de las materias pendientes que aún tiene toda la cadena de ganados y carnes es lograr elevar estos estándares mediante la tipificación obligatoria de sus carnes, retribuyendo al productor por la calidad obtenida.

   “Esto podría constituir un verdadero programa de incentivos que promueva la inversión y la eficiencia productiva en el que, definitivamente, todos ganan”, aseguró.

El contexto

   Esta discusión y/o polémica se abrió la última semana pasada, tras las fallidas comparaciones —vertidas desde el Gobierno nacional— respecto del valor del kilo de asado que pagan los argentinos en relación a otros países, al confrontar nuevamente exportación con consumo.

“La primera comparación fallida surge de situar al asado como un producto demandado por el resto del mundo cuando, claramente, se trata de un corte de exportación valorado por nuestros principales compradores”, aclaró Aiassa.

   “En segundo lugar basta realizar una rápida comparación del precio en dólares de la carne vacuna en los principales países a los que exporta argentina para derribar de pleno dicha apreciación”, indicó.

   Tomó como referencia los valores de la carne de vacuna relevados por el portal Numbeo. Se trata de la empresa que, desde hace 10 años, conforma una base de datos a nivel mundial sobre diversos indicadores económicos y sociales concretos y de fácil interpretación.

   “En esta rápida comparación vemos que el precio de la carne de ternera en Argentina se ubica por debajo de los 5 dólares el kilo, siendo el más barato de toda la región. En efecto, equivale a la mitad del valor promedio pagado por un consumidor chileno, siendo éste el segundo destino de exportación más importante para Argentina, luego de China”, aseveró.

   “Cuando esa misma comparación se traslada por fuera de la región, las diferencias resultan aún más marcadas, revelando valores de hasta dos y cuatro veces superiores a los pagados por un consumidor argentino”, sostuvo.

   Más allá de esta comparación, la realidad es que los diferentes cortes que integran la media res presentan atributos valorados por distintos mercados, con culturas y hábitos de consumo muy bien diferenciados.

   “En este sentido, mientras que Europa se lleva los cortes de mayor calidad, principalmente del cuarto trasero; Israel, Chile y Estados Unidos tienen preferencia por cortes del delantero, aunque en ambos casos provenientes de novillos o, incluso, vaquillonas de alta calidad”, comentó.

   En otro segmento muy diferenciado se encuentra China —por lejos, nuestro principal comprador en volumen— que, al igual que Rusia, llevan cortes congelados de menor calidad, como garrón y brazuelo o falda, menudencias e incluso de desperdicios del troceo, como es el trimming que va a Rusia.

Razones, subas y precios

   En este diciembre, en el Mercado de Liniers se comercializaron 127.762 cabezas de ganado vacuno; es decir, 6,1 % más que en noviembre y 14,1 % más que en el último mes de 2019.

   “De todos modos, razones macroeconómicas hicieron que el ternero de invernada pasara de costar $100/$105 por kilo en marzo a $ 180/$190 kilos en diciembre. ¿Por qué? Porque cada productor que vendía una jaula de animal gordo, en el afán de no quedarse con pesos en su cuenta corriente, buscó en la compra de terneros una reserva de valor”, dijo Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y del Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).

   También comentó que la sequía en Latinoamérica; el atraso en la siembra de la cosecha gruesa en Estados Unidos y la caída del dólar, a nivel mundial, provocaron el aumento de las commodities agrícolas, elevando el precio del maíz de 8 $/k en marzo a 20 $/k actuales.

   “Esta combinación de factores le restó rentabilidad al feedlot y, por lo tanto, la cantidad de animales encerrados disminuyó drásticamente. Ante la falta de animales terminados, los precios comenzaron a subir”, amplió.

Miguel Schiariti, presidente de CICCRA.

   “Este proceso coincidió, temporalmente, con el cambio en la cuarentena y la apertura de la mayoría de las actividades que se mantenían sin actividad”, contó.

   “Esta demanda aletargada despertó con la apertura casi total de la economía y convalidó el aumento de precios en los finales de noviembre y diciembre, merced al aumento de la liquidez que se observó en la economía a lo largo del año”, sostuvo Schiariti.

“En otras palabras, el deseo de consumo de los argentinos venció al bolsillo flaco. Suponemos que, a partir de este mes (por enero), ocurrirá lo contrario”, explicó Sciariti.

   Schiariti señaló que el exceso de oferta de pesos en la economía argentina también fue el que permitió que el precio promedio de la hacienda en pie subiera 19,9 % respecto al mes anterior y acumulara una suba de 150 % en casi un año y medio. Así, la caída de 8,3 % observada durante el período de cuarentena más estricta (mayo vs. marzo) quedó totalmente superada.

   “En diciembre el valor del animal en pie acumuló una suba de 66,5 % con relación a marzo del año pasado y de 72,3 % con respecto al cierre de 2019. Con estos guarismos, ahora el precio de la hacienda terminada creció apenas inferior al de la invernada, que también se explica por el interés por resguardar el capital de trabajo en el bien de cambio”, destacó.

   “Entre julio de 2019 y noviembre de 2020, el precio de la invernada aumentó 5,8 % equivalente mensual (145,3 % entre puntas), mientras que el precio promedio de la hacienda negociada en el Mercado de Liniers aumentó a un ritmo de 5,5 % equivalente mensual, acumulando un alza de 149,6 % entre julio ’19 y diciembre ‘20.

   Acompañando la evolución del precio de la hacienda, entre noviembre y diciembre de 2020 el precio promedio de los principales cortes de carne vacuna registró una suba de casi 20 % en el AMBA, al tiempo que con relación a diciembre de 2019 experimentó una suba también similar a la de la hacienda: 74,8 % en este caso.

   “Todo esto, además, coincidió con la evolución del conjunto de los precios estacionales que forman parte del Índice de Precios al Consumidor (IPC) que elabora el INDEC, y que, hasta noviembre, ya crecían a un ritmo interanual de 63,3 %, cuando el nivel general del IPC lo hacía a una velocidad de 34,2 %, por el freno que le imponen los precios regulados por el Estado, que subieron sólo 15,9 % en 12 meses.