Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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La primera mirada de la historia: la tragedia del Titanic en las páginas del diario

“Yo he sospechado que la historia, la verdadera historia, es más pudorosa y que sus fechas esenciales pueden ser, asimismo, durante largo tiempo, secretas”. (El Pudor de la historia, Jorge Luis Borges).

“Estudiar la historia en el momento mismo de su desarrollo, eso es el periodismo. Todo periodista es un historiador”, señaló el periodista y escritor Ryszard Kapuscinski. La definición tiene, como consecuencia inmediata, que un diario es esa primera mirada llevada al papel.

De allí que resulte interesante repasar la mirada que tuvo La Nueva Provincia cuando reflejó sucesos que quizá en su momento no aparecían como trascendentes pero que con la perspectiva del paso del tiempo se convirtieron en leyenda.

Esa primera lectura, contemporánea, con aciertos e inexactitudes, tiene un valor clave en el armado de cada historia. 

Su lectura permite también conocer los medios y la dinámica de la información de cada época, en este caso repasamos una noticia fechada en 1912, divulgada a través de un sistema de telegramas, dando cuenta, con aceptable inmediatez, de una fatídico hecho ocurrido en las frías aguas del Atlántico. 

La noche del Titanic

Un hecho sin dudas destacado del siglo XX es el hundimiento del Titanic, el buque más lujoso de su época, catástrofe ocurrida durante el viaje inaugural de la nave y que hasta hoy despierta interés, curiosidad, pasión, nuevas versiones, mitos, libros, películas, expediciones y más. 

La primera noticia que publicó este diario sobre el hundimiento fue en la sección “Exterior”, basaba en telegramas, por lo general escuetos, procedentes de distintos puntos del mundo. 

El 16 de abril de 1912 -–el Titanic se hundió la noche del 14 de abril--, La Nueva Provincia dio a conocer lo ocurrido con el título “Buque a pique”, a partir de un telegrama fechado en Nueva York dando cuenta que “uno de los vapores más grande del mundo”, había chocado “con una montaña de hielo y había comenzado a hundirse”. 

“El buque lleva 2.538 personas a bordo, entre pasajeros y tripulantes, y se han salvado todos”, decía el escrito.

Apenas ocho renglones, con inexactitudes que minimizaban lo ocurrido, para uno de los hechos más dramáticos y recreados de nuestra historia.

Un día después, la noticia comenzó a ganar espacio. Con el título de “Ecos de un naufragio”, el 17 de abril se aportaron mejores precisiones: la realidad indicaba que se habían sido salvados 675 pasajeros y 200 tripulantes, los cuales se encontraban a bordo del vapor Carpathia, el primero en llegar al lugar del desastre. 

“Se ignora la suerte de 1.490 pasajeros”, se agregó. 

Para entonces comenzaban a conocerse otros detalles adicionales, muchos de los cuales se han sostenido hasta el presente. 

El 18 de abril el hecho aparece por primera vez en las páginas de noticias locales del diario, brindando detalles técnicos de la nave.

“Era un exponente del ingeniero humano en su viaje de bodas con las olas, una ciudad flotante cuyo poder y capacidad estaba en relación con el esplendor de su lujo”. 

Se mencionaba además que no había antecedentes de una catástrofe semejante y se calificaba al trasatlántico como “un buque magno”, con decorados e instalaciones asombrosas, incluyendo piletas, gimnasios y canchas de law-tennis. 

Por primera vez se indica un hecho no menor, que daría más dramatismo a lo ocurrido: La White Star Line, propietaria del Titanic, había asegurado unos días antes que el barco era “insumergible” y que contaba de botes de auxilio para el doble del número de personas a bordo.

“Esto resulta extraño considerando que se salvó una parte mínima de los pasajeros”, sugirió un periodista de esta casa, al tiempo de destacar que la mayor cantidad víctimas era parte del pasaje de segunda y tercera clase. 

Los datos

Cuando en 1997 se estrenó la película Titanic, dirigida por James Cameron y ubicada entre las más vistas de todos los tiempos, mucho de su argumento se basa en historias publicadas en 1912 por distintos medios internacionales.

Este diario graficó en ese momento, por ejemplo, la presencia de “numerosos bloques de hielo y un intenso frio”, que no dejaban esperanza de encontrar sobrevivientes en el agua y también hizo referencia a algunos pasajeros “de alguna significación”, como Joseph Ismay, presidente y director de la White Star Line, Benjamín Guggenheim, financista, y los empresarios George Hardem y Eleonor Elkins. 

Otro dato no menor fue que  el sitio donde se hundió el Titanic tenía 3.212 metros de profundidad. Llevaría 83 años ubicar sus restos.

El 19 de abril este diario alertaba, con cierto espanto, que muchos de los episodios referidos a lo ocurrido publicados en distintos medios “eran de carácter fantástico”. 

La compañía propietaria del Titanic, entretanto, despachó el vapor “Mackay Bennet” para recoger cadáveres. Allí viajaban “empleados de empresas fúnebres, embalsamadores, gran cantidad de ataúdes y centenares de toneladas de hielo”. El toque tétrico. 

Las voces

A la semana del hundimiento, los primeros sobrevivientes daban cuenta de los últimos momentos de la nave, graficando un escenario de “hombres y mujeres luchando desesperadamente” por un sitio en los botes de auxilio y “un pánico general que rayaba la locura”. 

Un testigo aseguró que el edecán del presidente de los Estados Unidos, pasajero, “se vio obligado a matar con su revolver a 12 hombres para contener el desorden, para luego ser muerto por otros”. 

Se contó el caso del millonario John Astor, quien dejó su lugar en el bote salvavidas a su mujer, entregándole una botella de whisky y diciéndole: “esto te hará bien”. 

Los músicos

Así como ciertas versiones contadas sonaban a disparatadas o contradictorias, pero hubo una en particular que no dejó lugar a dudas en cuanto a su veracidad: los ocho miembros de la orquesta del Titanic siguieron tocando hasta el final. “Cuando hubieron desaparecido las probabilidades de salvación y el buque empezaba a hundirse, la banda tocó Nearer my god to thee (Más cerca de tí Oh Dios Mío), un himno compuesto en 1841 por Sarah Adams”. Todos los músicos murieron en el naufragio.

Otra historia publicada por este diario en 1912 –y recreada en el film de 1997-- menciona al millonario Isidor Straus y su mujer, quienes no quisieron separarse y se hundieron con el buque, abrazados. 

Finalmente, un hombre brindó una clara descripción de cómo se produjo su hundimiento, verificada cuando se encontraron sus restos en 1985.

“Durante dos horas vimos en silencio la escena. De pronto se oyó una explosión y la nave se clavó de proa pero logró recuperar su posición. Hubo una segunda explosión y volvió a ponerse de punta, hasta que en una tercera se quebró en su centro, elevándose sus extremidades. Oímos entonces un griterío espantoso, el mar se llenó de cuerpos. Poco después todo fue oscuridad y silencio, todo había terminado”.

La última noticia publicada por este diario sobre el suceso fue el 27 de abril de 1912, dando cuenta del inicio de la investigación del hecho, tanto en Nueva York como en Londres, buscando establecer causas y responsabilidades.

El hundimiento del Titanic fue una de las noticias impactantes del siglo y La Nueva Provincia lo cubrió con amplitud y variedad de información, dejó escrito en papel la primera mirada de una historia que aún sigue conmoviendo.

El detalle desconocido

Hubo una situación no menor que no reflejó medio alguno del país y que llevaría años conocer. 

Entre las sobrevivientes del Titanic se encontraba Violet Jossep, de 25 años, nacida en Bahía Blanca. Su familia había llegado a fines del siglo XIX a la zona de Paso Mayor, como parte de la conocida Colonia Inglesa de Sauce Grande. 

Años más tarde, se mudaron a Ingeniero White y el padre fue destinado a una estación de la línea del Ferroarril Sud, entre Tres Arroyos y Bahía Blanca. En ese ambiente nació, en 1887, Violet, a quien las circunstancias de la vida llevaron luego a Inglaterra y a ser una de las pasajeras de aquel fatídico viaje inaugural.