Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

A los ingleses también los tapó el agua

No hay obra que resista ed manera adecuada el paso del tiempo sin mantenimiento y las adecuaciones necesarias.

Existe una creencia, muy arraigada, que ubica en un pedestal a toda obra realizada por los ingleses en la ciudad, relacionadas con la infraestructura de sus complejos ferroviarios.

Asegura que nunca en una inundación, sea generada por lluvias o por crecimiento de arroyos o ríos, los alcanzaba, el agua deja a sus vías bajo el agua.

La razón de este hecho es que tomaban como referencias las mayores crecidas en el tiempo y a partir de las mismas ubicaban los rieles a una altura que superaba el peor de esos fenómenos.

Si bien es cierto que los ingenieros de esas empresas calculaban sus obras con anchos muros,  generosas vigas de hierro y cuidados extremos para anticipar cualquier calamidad, tenían también sus fallas.

En el caso de las inundaciones, por caso, carecían de datos extendidos en el tiempo para calcular sus obras, difícilmente encontraran registros de lluvias y crecidas.

En 1883, cuando construían el tramo final de vías entre Azul y Bahía Blanca, una crecida del Napostá arrastró todo lo construido y arrastró el campamento de los obreros.

En 1899, cuando se inauguró la línea a Neuquén con tres trenes especiales –trayendo al presidente de la República, Julio Argentino Roca--, el desborde del Río Colorado cubrió todo el tendido y las formaciones no pudieron pasar de Chimpay.

Ahora, 2025, la precipitación del viernes 7 de marzo arrasó con tramos de vías construidas en 1891 por el Bahía Blanca Noroeste, a la altura del canal Maldonado, y con los del vía Lamadrid, en el parque de Mayo.

La realidad indica que ambos casos han pagado tributo a la falta de mantenimiento y adecuación de una obra que lleva 150 años de servicio, con los mismos rieles, los mismos durmientes, los mismos tirafondos.

La empresa concesionaria, que los utiliza con trenes de carga, invierte lo mínimo y necesario en su cuidado. Suspendidos ahora estos servicios, el puerto bahiense ha dejado de recibir el 35% de las cargas de cereales.

Mientras la concesionaria ya trabaja en recuperar lo dañado, la inundación ha dejado en claro que toda obra exige inversiones, cuidados y mejoras. A veces se buscan culpables en el pasado cuando hay completa desidia en el presente.