La Bahía del calor: ¿cuáles son las razones del aumento de temperatura?
“Más allá de veranos más cálidos, los escenarios actuales se generan por el entorno de ciudades de mayor crecimiento poblacional y, por ende, desarrollos edilicios”, dijo la Lic. Natalia Gattinoni, de Agrometeorología del INTA Castelar. Otra visión tras la granizada del domingo 2.

Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
Audionota: Romina Farías
Un intenso período de altas temperaturas se encuentra atravesando nuestra ciudad que, por lo acaecido este domingo 2 con un temporal de lluvia, vientos de 111 kilómetros por hora y granizo que provocó innumerables destrozos, podría extenderse en algún momento del corriente mes de febrero.
El promedio de 31,6 grados centígrados del último enero, con picos extremos de 38,9º (martes 14) y de 20,1º (viernes 10), es uno de los más importantes de los últimos años, que se suma a otra cuestión colateral: sólo llovieron 7,8 milímetros en esos 31 días, lejos de los más de 60 milímetros que acumula febrero en sólo 9 días.
“Los cambios de temperatura están muy asociados al entorno con el que convivimos”, sostuvo la Lic. Natalia Gattinoni, investigadora del área de Agrometeorología del Instituto de Clima y Agua del INTA Castelar.
“Si a un entorno verde con determinado régimen de temperatura le agregás asfalto, sabiendo cómo reacciona con la radiación solar y, a la vez, le incorporás la actividad humana, eso impacta definiendo lo que se conoce como isla de calor”, añadió.
También dijo Gattinoni, en diálogo con La Nueva., que existen estudios de distintos expertos que coinciden en este sentido y que, además, los cambios de las temperaturas pueden estar asociados modificaciones en la circulación de los vientos.
En tal sentido, citó un anterior trabajo del Dr. Federico Farrelli, de la Universidad Nacional del Sur (UNS), quien concluyó que las modificaciones en el espacio urbano, junto a una mayor densidad de edificios, generaron cambios en las temperaturas de verano entre los años 1985 y 2014.
Asimismo, que los resultados demostraron —entonces— que el crecimiento de las edificaciones y el incremento de la población de Bahía Blanca modificaron la distribución espacial de la temperatura y la humedad relativa y generaron situaciones de disconfort.
Por definición, una ola de calor sucede cuando se cumplen, por lo menos, tres días consecutivos con temperaturas mínimas mayores a 19 grados y las máximas mayores a 34,2º, según los datos de Bahía Blanca, ya que estos umbrales cambian según la región del país. Si la temperatura mínima —por la noche— se mantiene dentro de los 19º, pero la máxima, como pasó la última semana, se dispara a los 36º o 38º, se está frente a un evento de temperaturas extremas.
Antes de bajar el tema a nuestro ámbito, Gattinoni recordó que, según datos disponibles tanto de la Tierra como de los océanos, los años 2023 y 2024 finalizaron como los más cálidos llegando a parámetros, incluso, que son límites en todo lo que es el contexto de cambios que se transita.
“Esto plantea cambios en la atmósfera y en la circulación, que son los eventos extremos que hemos vivido a nivel mundial”, afirmó la licenciada en Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, que también realizó estudios de posgrado en una maestría en Recursos Naturales de la Fauba (como becaria del INTA); es docente de la cátedra de Climatología de la Universidad del Salvador y de la Universidad de Morón de Buenos Aires e integra el Centro Argentino de Meteorólogos.
“¿La Argentina? En estos últimos años y, principalmente desde 2010, la temperatura media también finalizó entre las más cálidas. Claramente, estamos viviendo contextos de calentamiento y esto no quiere decir que no tengamos inviernos fríos, sino que en promedio serán más cálidos”, aseguró.
—Lic. Gattinoni, ¿tiene incidencia la cercanía con la ría, con el mar?
—Cuando uno piensa en los cambios de temperatura en una localidad costera hay que tener en cuenta el rol que cumple el agua en amortiguarlas y regularlas.
“Uno puede pensar que son elementos que deberían contrarrestar los eventuales aumentos. En Mar del Plata, y aún un poco más al sur bonaerense, hay mucha influencia de vientos del sector este. Pero hay otros factores que también inciden”.
—¿Que se hayan perdido unos 14.000 árboles durante el temporal del 16 de diciembre de 2023 puede influir?
—Una cantidad menor de vida verde, en la figura de árboles, podría también incidir. Por eso en este caso siempre hay que analizar el antes y el después para determinar los cambios.
“Las altas temperaturas que tuvimos ahora se compensan después con un descenso térmico. Cuando uno va mirando los valores tienden a equilibrarse porque siempre se los analiza en términos de promedios.
“Así, el estudio para responder es: qué vegetación teníamos hace unos años y ahora; y cómo se comportaban las olas de calor, o las temperaturas máximas más altas, antes y después. Eso dará las respuestas para llegar a un resultado”.
—¿No necesariamente las temperaturas tienen que ver con la ubicación geográfica? Uno puede suponer que hay una franja del norte del país que en verano debería ser la más cálida del país...
—El principal efecto de la variabilidad que tenemos de temperatura a nivel país es por la latitud. ¿Por qué? Porque se relaciona en la forma en que llegan los rayos solares. Obviamente que en toda la franja norte de nuestro país estarán los mayores registros, pero después influyen cuestiones locales como la orografía, la cantidad de población y la circulación de los vientos.
“Una cantidad menor de vida verde, en la figura de árboles, por ejemplo, también puede influir en la generación de altas temperaturas”.
Bahía Blanca se encuentra en un punto estratégico. Es una localidad costera, incluso, en esa vueltita que tiene ahí, al final, de toda la provincia de Buenos Aires. Eso hay que analizarlo más en profundidad para saber, por ejemplo, qué podría estar influyendo en cuanto a la circulación y a la dirección de los vientos respecto de la ciudad. Si es el caso desde el norte, cuál sería la incidencia respecto de las temperaturas. Sin dudas que están relacionadas”.
—Al margen de las temperaturas, y esta es una pregunta más bien para un psicólogo o una socióloga: ¿por qué existe la sensación de que hace cada vez hace más calor?
—Las dos cuestiones van acompañadas. Una es la percepción social y otra es lo que muestran los datos.
“Hace poco hicimos un estudio con agricultores rurales de La Plata. La gente de allí nos decía: ‘Nosotros sentimos que ahora los veranos son más cálidos’. Fuimos a analizar las temperaturas máximas y nos indicó lo mismo; es decir, que los últimos años habían sido más cálidos.
“Lo mismo sucedió con las heladas. Los productores nos decían: ‘Percibimos que son menos frecuentes; ahora no tenemos tantas’. Y en cierta manera luego también se advirtió eso a partir del análisis de los datos.
“Generalmente, uno recuerda los últimos años o los más fríos o los más extremos. Como los últimos que vivimos fueron más cálidos, queda el recuerdo de esos días de calor. Si viniéramos de uno cálido y uno frío acaso no lo veríamos de la misma manera.
“Existe una cuestión de percepción social del cambio, o de las condiciones climáticas, con mayor énfasis en los últimos años porque así se está expresando el sistema climático. Y también estimo que es por cómo interactuamos y ahí lo asocio a las redes sociales”.
El granizo que pasó
“Si tenemos temperaturas muy cálidas debido a la persistencia de una masa de aire cálido y húmedo en la región y se pronostica la llegada de un sistema frontal con descenso térmico, en esa unión es muy probable que se den eventos importantes de tormentas. Ahí es cuando hay que estar más atentos y permanecer alerta a las notificaciones del Servicio Meteorológico Nacional”, dijo Gattinoni.
—La caída de granizo también tuvo mucha repercusión a través de las redes sociales…
—Por eso. Granizadas ha habido siempre, pero en los últimos años también se han incrementado sus frecuencias y lo comprobamos al tener acceso a las redes.
“Lo cierto es que estamos viviendo cambios a nivel planetario, ya que los registros indican un incremento de los eventos extremos. Otros estudios también marcan, en comparación, un aumento del tamaño de granizo y lo asocian al calentamiento global.
“La ciencia de la atmósfera, o la meteorología, tienen distintas escalas de estudio. Cuando hablábamos de cambios de temperatura a nivel de años aludimos a una escala climática, o de variabilidad climática, pero día a día las condiciones van cambiando. Eso lo llamamos escala sinóptica.
“En verano, con el viento del sector norte, o noroeste, si estás en Bahía Blanca te llegará una masa de aire cálido. Y si desde el sector sur viene un viento del sistema frontal, por decirlo de manera simple, se favorece la interacción entre dos masas de aire.
“Es el choque entre una más fría y otra más cálida. Y está el vapor de agua, que favorece la formación de tormentas, tiempo severo y casi siempre con la probabilidad de granizo. Esto suele darse más frecuentemente en el verano”.
—El domingo 2 el viento pasó en pocos minutos de 22 kilómetros a 111…
—Son eventos puntuales. Los llamamos celdas convectivas. Son muy localizados y hay que seguirlos de cerca.
“Cuando uno hace un pronóstico a 48 o 72 horas y se espera un tiempo severo por lo general no se sabe el área que puede afectar. Eso se ve en el momento.
“Pero, justamente, es tanta la cantidad de energía que se utiliza para la formación de esa nube y está todo un sistema de aire de ascenso y de descenso que puede generar este desprendimiento de vientos muy fuertes que concluye en eventos relevantes, con daños materiales y demás, tal como ocurrió en Bahía Blanca”.
—¿Hay alguna forma de comunicarlo con antelación a la población?
—Insisto: cuando se viene un evento semejante, con pronósticos a 3 o 5 días no podemos precisar qué tan severo puede ser, ya que recién se verá a muy corto plazo. Pero es información relevante para estar prevenidos. En algunos puntos puede ser a 24 horas o menos. Todo surge a partir del Servicio Meteorológico Nacional, que es la entidad oficial que emite los avisos.
“Si tenemos temperaturas muy cálidas y llega un pronóstico de descenso térmico, en el medio siempre algo puede pasar”.
“Cuando ellos hacen el pronóstico a 48 y 72 horas y ven una situación muy particular, despliegan el sistema de alerta temprana. Es algo que ha sido muy difundido, justamente, después de la tragedia de Bahía Blanca (NdR: del sábado 16 de diciembre de 2023, donde fallecieron 13 personas). La idea de los avisos a corto plazo es ir actualizándolos con el correr de las horas para dar margen a medidas de prevención”.
Susbielles: “Hay un cambio climático”
El temporal de viento y granizo ocurrido el domingo 2 del corriente mes dejó numerosos destrozos en distintos sectores de la ciudad, aunque no hubo que lamentar víctimas fatales.
“Está claro que hay un cambio climático y que cada vez es más habitual este tipo de situación de alerta que ha tenido la ciudad cada 3 días, en promedio, en estos meses”, dijo el intendente municipal Federico E. Susbielles.
“Las circunstancias meteorológicas siempre dependen de múltiples variables y ayer se concretó una tormenta severa, con una gran aceleración de viento que, en solamente 10 minutos, pasó de 22 km/h a más de 110; hubo abundante caída de granizo y se acumularon unos 30 milímetros de agua en poco más de 10 minutos”, agregó.
También dijo que todas las fuerzas operativas se concentraron en el Centro de Monitoreo y que, conforme a los llamados que recibió Defensa Civil, se desplegó un operativo con todos los equipos de las delegaciones y diversas dependencias municipales.
Susbielles detalló que se recibieron 201 llamados, entre ellos 65 por árboles caídos y 56 por cables cortados o postes caídos.
“La primera labor realizada fue el despeje de la vía pública de cualquier tipo de situación que genere inseguridad a los vecinos: hemos tenido unos 5 heridos leves, todos atendidos en el Hospital Municipal y ya con el alta correspondiente”, explicó.
El jefe comunal destacó el trabajo de retiro de los más de los 240 carteles aéreos que había en la ciudad fuera de normativa, muchos de los cuales estaban en estado de mucha precariedad.
“El haber realizado ese trabajo nos evitó muchos daños, porque la zona de mayor impacto fue la céntrica”, comentó. (Fuente: Prensa MBB).
“El aire convertido en una hoguera”
“(…) Ayer se produjo un acontecimiento que no tiene precedentes en todo el siglo. (…) Se batieron todos los récords al anotarse a las 15.20 una máxima de 43 grados 8 décimos, en la sede del SMN de la aeroestación Espora. (…). Fácil es estimar que deben agregarse otros dos o tres grados para el caso de la propia ciudad de Bahía Blanca (…)”.
El texto es un segmento del diario La Nueva Provincia del martes 22 de enero de 1980, al día siguiente de producirse el récord histórico —desde que se tienen registros— de temperatura máxima en nuestra ciudad.
“(…) Transitar por las calles de la ciudad se convirtió en una verdadera odisea en medio de un clima implacable y el aire convertido en una hoguera. (…). Lo inevitable: el balneario Maldonado, que se ha convertido de pronto —por influjo de su hermoseamiento— en un elemento convocante en estas jornadas, congregó ayer alrededor de 3.000 personas (…)”.
La segunda marca, de 43,6ºC se produjo el 20 de enero de 1934 y se reflejó en La Nueva Provincia del día siguiente.
“(…) La temperatura de ayer fue realmente tropical y asfixiante, desusada en nuestra ciudad. Pocas veces, muy pocas, ha registrado el termómetro 43,6º. (…). En las calles el aire era sencillamente irrespirable y los escasos viandantes buscaban afanosamente la vereda de la sombra. Que no se repita es nuestro voto (…)”.
Las máximas en Bahía, según la historia
Nota: La última vez que hubo una máxima superior a los 40 grados fue el 8 de enero de 2018, con 40,2ºC. Fuente: Archivo meteorológico de lluvias y de temperaturas del periodista Norman Fernández.