Bahía Blanca | Viernes, 31 de octubre

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Halloween: la historia detrás de una noche de disfraces, calabazas y fantasmas

Lo que comenzó como un antiguo ritual celta para despedir la cosecha hoy es una celebración global que mezcla misterio, diversión y cultura pop.

Aunque hoy suene a fiesta moderna, Halloween tiene raíces profundamente antiguas

Cada 31 de octubre, las calles se llenan de calabazas iluminadas, telarañas falsas y personajes terroríficos. Halloween —también conocida como la Noche de Brujas— dejó hace tiempo de ser una costumbre exclusivamente estadounidense para convertirse en una celebración global, adoptada por muchos países, entre ellos Argentina.

Niños que recorren los barrios con la frase "¡dulce o truco!", adolescentes que organizan fiestas temáticas y adultos que disfrutan decorando sus casas: todos se suman a una tradición que combina el juego, el misterio y un toque de miedo divertido.

De Samhain a Halloween: el origen de una noche mágica

Aunque hoy suene a fiesta moderna, Halloween tiene raíces profundamente antiguas. La palabra proviene de la expresión escocesa All Hallow’s Eve, que significa "Víspera de Todos los Santos", y comenzó a usarse hacia el siglo XVI. Pero su historia se remonta aún más atrás, al antiguo festival celta del Samhain, que marcaba el fin de la cosecha y el inicio del Año Nuevo celta en Irlanda.

Según las creencias de aquellos pueblos, durante la noche del Samhain el límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos se desdibujaba, permitiendo que los espíritus caminaran entre los humanos. Para ahuyentarlos, se encendían hogueras y se usaban máscaras o disfraces que los confundieran. También se rendía homenaje a los antepasados con banquetes y ofrendas.

Con la llegada del cristianismo, esta festividad pagana se fusionó con el Día de Todos los Santos, manteniendo parte de sus símbolos y su espíritu, pero resignificada en torno al recuerdo de los difuntos.

La llegada a Estados Unidos y el salto al mundo

La expansión de Halloween fuera de las islas británicas comenzó con los inmigrantes irlandeses que, durante el siglo XIX, llevaron sus costumbres a Estados Unidos. Allí, la celebración evolucionó hasta convertirse en una de las más emblemáticas del país: desfiles multitudinarios, casas decoradas con calaveras, brujas y fantasmas, y niños recorriendo las calles en busca de golosinas.

A finales de los años 70 y comienzos de los 80, el cine y la televisión fueron claves para internacionalizar la fecha. El estreno de la película Halloween (1979), dirigida por John Carpenter, marcó un antes y un después en la cultura popular y consolidó la estética del terror asociada a esta celebración. Desde entonces, las calabazas talladas, los sustos y los disfraces se convirtieron en íconos globales.

Halloween en Argentina: entre lo lúdico y lo pop

Aunque llegó tímidamente, Halloween se instaló con fuerza en Argentina en las últimas dos décadas. Las redes sociales, los bares temáticos, las fiestas privadas y hasta los colegios adoptaron la costumbre de disfrazarse y decorar con motivos escalofriantes.

En las principales ciudades, los locales gastronómicos y de entretenimiento aprovechan la fecha para ofrecer propuestas especiales. Y cada vez más familias y grupos de amigos se animan a recrear el "dulce o truco" en los barrios, adaptando la tradición al estilo local.

Lo que comenzó como un ritual ancestral de fuego y cosechas hoy es una mezcla de cultura popular, diversión y comercio. Sin embargo, Halloween conserva su esencia original: celebrar el misterio, jugar con el miedo y recordar que —por una noche— todo puede volverse posible entre los vivos y los muertos.