"Titi" Santanafessa: "Tenía fanatismo por Amadeo Carrizo, hasta me vestía como él y lo copiaba"
Néstor es un referente de la historia de Villa Mitre y del seleccionado de la Liga. El que más partidos dirigió al tricolor, aunque también lo hizo en Sporting y Liniers. "El fútbol me dio mucho", afirmó.
Subjefe de la Sección Deportes con especialización en temas deportivos. Más de 30 años comentando fútbol y otro tipo de actividades; además de haber realizado coberturas en todo el país con la incursión de los elencos bahienses en la elite del fútbol nacional. También coberturas del seleccionado Argentino en acontecimientos como Copa América y amistosos internacionales.
El hincha de Villa Mitre que ya peina canas pasa por el lavadero de Falucho 237 y sabe que es prácticamente una la obligación preguntar por el “Titi”, uno de los referentes futbolísticos de la historia tricolor.
Por ahí hasta se liga unos mates o se prende una conversación amena con la exclusividad que el tema siempre será el mismo: el fútbol.
Néstor Santanafessa jugó 21 años en el club de sus amores –la única casaca que vistió en un equipo de Bahía- y en su mente permanece intacto aquel momento sublime del primer paso.
"Me llevó el inolvidable Raúl ‘Chin’ Bermejo... Mi tío organizaba los babys en el club y en ese tiempo Silvio Crescenzi era el arquero, pasaba la altura pero no lo pudieron fichar. Cuando volvíamos para mi casa, me dice...’Vas a tener que ir vos al arco’. Pero me salió del alma: ‘Yo no fui nunca arquero’. Y la respuesta fue: ‘No tengo otro, empieza el campeonato’. En el primer partido Bermejo me pide para jugar con él y le contesté que nunca había sido arquero; pero en el segundo partido me fue bastante bien y soné: ‘No pibe, vos tenés que atajar…”.
Y así se fue tejiendo un recorrido de 238 partidos, incluyendo las convocatorias al seleccionado bahiense.
“Con ese buzo me retiré, el de la Selección. Fueron 12 años de convocatorias intercalando con grandes arqueros de la Liga, como Maidana, ‘Toscano’ López, Salthu y Santiago Bosich, que para mi fue como un padre y un ejemplo de persona”, señaló “Titi”.
“A mi me gustaba volar y él me decía que no lo haga, porque con el tiempo lo iba a sentir. Me enseñó a pararme correctamente, a achicar los ángulos y no arriesgar el físico. Lo hice, aunque no era tan bueno como él (risas)”, apuntó.
-¿Por qué te retirás en la Selección?
-Fue una final bonaerense con América de Rivadavia. Lo echaron a Cheiles a los 3 minutos, nos dieron un penal en contra que no fue. Perdimos 1-0, yo era el capitán. Y en el viaje de retorno colgué los guantes, no lo soporté. Fue en 1982.
-¿Cuál fue tu mayor satisfacción como arquero de la Selección?
-Un partido amistoso ante River. Tenía fanatismo por Amadeo Carrizo, hasta me vestía como él y copiaba sus movimientos. Loverde, mi compañero, me pregunta si me iba a sacar una foto con Amadeo. La respuesta fue tajante: ‘Ni loco…, si me dice que no se me cae el ídolo’. No se estilaba porque para los jugadores de Buenos Aires nosotros éramos paisanos.
“Practicábamos en el arco que da a calle Chile, en Olimpo, y entra River. Loverde se acerca a Carrizo y le dice: ‘Amadeo, aquel pibe es fanático suyo y no se anima a pedirle una foto; tiene miedo de que usted le diga que no y para él usted es ídolo”.
“Carrizo, desde la mitad de la cancha, me llama: ‘Pibe, vení, me quiero sacar una foto con vos’. Ya era mucho para mi, pero cuando termina el partido y me estaba bañando aparece Amadeo y me dice: ‘Esto es para vos’. Los guantes de ese partido”, contó.
-¿Todavía los conserva?
-Si, los tengo. Debuté con esos guantes en un partido amistoso ante San Pablo de Brasil en un amistoso que se hizo en Bahía. Me impresionó la humildad de Amadeo.
“Tiempo después lo encuentro en Aeroparque, cuando yo dirigía en el Nacional B. El venía de Mendoza, le digo: ‘Amadeo…’ Y empezamos a hablar. Se acordó de la anécdota de los guantes. Un grande en todo sentido”, subrayó.
-¿Cómo se hacía para llegar a un equipo de Buenos Aires en esa época?
-Era muy difícil. Tuve la oportunidad de estar en Chacarita en el año 1969, cuando salió campeón Metropolitano. Había firmado un contrato excelente y no aguanté, me vine. Jugué con esas grandes figuras como Ángel Marcos, Frassoldatti, Poncio, Recúpero. Entrenaba con ellos, pero una mañana me levanté, me sentía mal y como el arquero, Eliceo Petrocelli, no me quería ni ver, me volví a Bahía.
“A los jugadores del interior siempre les costó mucho, porque te miraban de reojo. Sin embargo, debo decir que Marcos y Poncio se portaron muy bien, me ayudaron durante la estadía”, reveló.
-¿Con Ramón Díaz también tiene una anécdota?
-Ramón fue un crack, uno de los mejores “9” que vi en el fútbol. En el ’79, con Maradona, hicieron estragos en el Mundial juvenil. Lamentablemente después se distanciaron y nos perdimos de una dupla brillante, jugaban de memoria.
“Enfrentamos, con Villa Mitre, al River de Ramón en Tandil, en plena pretemporada del año 2000. En un intercambio de palabras entre ambos Ramón me dice: ‘Jugá como vos quieras, los minutos que quieras y podés parar el partido cuando lo creas necesario. La práctica nuestra es para ustedes’. Ese gesto lo enaltece”, dijo.
“En Necochea Los Andes, con el que intentamos hacer un amistoso. Pero Miguel Russo nos trató despectivamente. No así Francisco Ferraro, que dirigía a Estudiantes de La Plata, que también accedió a nuestro pedido”, contó.
-¿Cómo jugador de Villa Mitre te faltó coronar con un título?
-Gané un torneo Preparación, pero no nunca uno oficial. Villa Mitre no invertía mucho, porque éramos jugadores de la casa y cuando se reforzó con un equipazo en 1974, con refuerzos como Coria, Villafañe, Capelletti, Andreocci, Molina, De La Canal, Víctor Sánchez, Zapata, Alonso, Piangatelli y el jujeño Medina, pero pasaron cosas raras y nos quedamos sin título.
-¿La famosa jugada entre vos y Calandrón?
-Exacto. Era una pelota que venía fácil, me arrodillo para agarrarla porque estaba afuera del área y esperaba que llegara a mis manos. Mi error fue no salir y patearla afuera. Pero como el arquero podía hacer tiempo en ese entonces y faltaba poco para el final, me arrodillé para tomar el balón y en eso este defensor (por Amadeo Calandrón) se tira arriba mío y me voltea.
“Mosqueira que estaba distraído, porque no lo esperaba, tuvo tiempo para convertir el gol. Con el 1-0 éramos campeones. Una mancha al fútbol, porque para mí eso no podía pasar. Con el tiempo, sin desmerecer a Sporting que tenía un equipazo, me enteré que hubo cosas raras”, amplió.
-¿Cómo eran los partidos con Olimpo de ese entonces?
-Teníamos una motivación especial cuando íbamos a la cancha de césped del Carminatti. Olimpo nos ganaba porque tenía un equipazo, aunque nuestros equipos siempre dejaban el alma, tenían sed de jugar en ese tipo de pisos donde te podías tirar y no te lastimabas.
"En Villa Mitre, ante de los partidos, había que pasar un camión con una rastra para sacar las piedras", dijo.
-¿Tu mejor atajada?
-Te digo que tajaba poco (risas). Una de las mejores fue ante el “Flaco” César Luis Menotti en un amistoso ante Racing. Una pelota al ángulo, casi imposible; volé, giré en el aire y quedé mirando hacia la red del arco con el balón atenazado entre mis manos. Fue por la potencia del remate. Menotti me felicitó, era un señor.
-Jugaste con Ángel Cappa.
-Si. En las inferiores de Villa Mitre y debutamos juntos en Primera. Quedó una linda amistad, nos juntamos cuando viene y recordamos lindos tiempos. Estando en España, y trabajando de lavacopas en un restaurante, conoció a Menotti que iba a comer y le gustaba quedarse de sobremesa.
“Cappa se acercó a él, hablaron de fútbol en varias ocasiones y el 'Flaco' le preguntó si no se animaba a trabajar con su grupo. Lo mandó a ver un partido, Cappa le hizo el informe y Menotti quedó impactado. Así siguió su historia como técnico, el Mundial, la identidad que nos dio Menotti. Hoy Cappa viene a Bahía y se acerca al negocio a tomar un café, habla con todos y nunca cambió su forma de ser”.
-Como DT sos el que más partidos dirigió en la historia de Villa Mitre.
-Dirigí mucho. 101 partidos corresponden al Nacional B y el resto a los regionales y la liga local. Algunos viajes hicimos, jajaja. Lo difícil eran los Argentinos, viajar en colectivo de esa época. “Las Chanchitas” no tenían asiento reclinable. Veníamos de un viaje de Mendoza, llegábamos el lunes y ya el jueves había que partir a Comodoro. Casi 40 mil kilómetros por año.
“Siempre tuvimos grandes equipos y excelentes dirigentes, como Morresi, Gallucci, Casajuana, Sangronis, entre otros; igual que los que están ahora, que hacen mucho por el club. Llegar al Nacional B fue bárbaro, con grandes equipos llegamos a estar séptimos siendo que nuestro presupuesto era el más bajo de todos.
Los datos de Cocho
La estadística completa del "Titi" como jugador y como DT es la siguiente:
-¿En Jujuy te quisieron contratar?
-Uff. El presidente de Gimnasia de Jujuy me ofertó para agarrar el equipo, porque no tenían técnico. El presupuesto de Villa Mitre, incluyendo el cuerpo técnico, era de 33.000 pesos. Me ofreció 35.000 pesos a mi solo para dirigir a Gimnasia. No lo podía creer, pero yo tenía la palabra empeñada con Villa Mitre.
“Para mi la palabra y el contrato eran sagrados. Recuerdo que cobraba 1.700 pesos, pero no podía traicionar a nadie. El profe Carrizo y Daniel Prat me querían matar, jaja”.
-¿Los mejores equipos que dirigiste?
-El Villa Mitre del Nacional B. Ganamos muchos partidos de visitante: en Tucumán, Mendoza, Entre Ríos, Tigre. Teníamos a Mauro Gerk, Paco Sánchez, Daniel Paz, Gilardi, Hidalgo, Ochoa, Coronel, Trotta, Boggio, Larroque, “Pelusa” Martínez, Carrillo; era un gran grupo que dejó siempre enseñanzas a los pibes.
-También dirigiste en Sporting y Liniers.
-En Sporting no pude ganar nada y en Liniers gané mucho. Había un plantel de grandes jugadores como Echeverría, un arquero sensacional, Ramiro González, Troncoso, Lagrimal, Arroyo, Mángano, Rosell, Araneta, Ballestero y Acosta, al que se la dabas y sacabas del medio, Y muy buenos dirigentes, como Dignani, el Beto Pelizario, el Pato Bilbao.
“Recuerdo que a Lautaro y Alan (Martínez) los traía hasta Villa Mitre después del entrenamiento. Lauti y el Chiqui Bouzat, cuando terminábamos las prácticas y estábamos haciendo elongación nos robaban las pelotas que estaban guardadas en una red. Se iban al arco a perfeccionar el remate; le pegaban al travesaño desde distintos ángulos. Hoy son de primer nivel.
Néstor Santanafessa tiene 80 años (los cumple el 14 de julio). Casado desde hace 57 años con Ana María, es padre de Néstor Julio y Sandra. Sus nietos son Juan Cruz (por Traverso), Agustín (por Canapino), Daniela, Juan y Gisella.
-Y el chupetín.
-Lo dejé porque casi me agarra diabetes, jaja. Era una costumbre para controlar la ansiedad.
-¿En Mataderos de Necochea la pasaste mal?
-Uff. Lo sacan en camilla a Pablo Gilardi, lo tiran a un costado y le protesté por eso. Cuando salgo por la manga, se tira un tipo de la tribuna y me pega una patada en la cabeza. Estaban indignados por la derrota, un lugar donde no perdían nunca.
"Casi me desmayo, me rescató el padre de Hidalgo. También trataron mal a los hinchas que fueron. En la cancha los jugadores de ellos metían miedo", contó.
-¿La peña tricolor cumplió 50 años?
-Sí. Arrancó en 1974, cuando se perdió el título. Empezamos en el taller, pero cuando llegaron los militares nos mudamos a mi casa, donde tenía un fogón precario. Nos respetaron porque sabían que éramos futbolistas, pero las reuniones estaban prohibidas y, esa noche, tuvimos que cerrar las persianas y no hacer mucho ruido.
“De esa primera reunión, ya que nos juntamos todos los lunes, están el Rauli Piangatelli, Tito Andreocci, Capelletti, Gorosito, René Scavarda. Algunos dejaron de ir, otros fallecieron y se fue sumando gente nueva. Es una alegría enorme recibir a mis amigos”, sostuvo.
-En la zona también jugaste y dirigiste.
-Jugué en Dorrego (Ferroviario e Independiente), en Algarrobo (Juventud Agraria) y la Liga de Rivadeo, en Felipe Solá. Y dirigí a Fortín Club de Pedro Luro, donde hicimos una reestructuración total, con disciplina al trabajo. Subimos muchos pibes, se ganaron todos los campeonatos y quedamos bien parados. Fueron dos años muy buenos.