El apogeo del hotel Apolo
Uno de los hoteles emblemáticos de inicios del siglo XX. Un incendio puso final a su historia.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 127 años, en septiembre de 1896, estaba en pleno apogeo el hotel Apolo, en la estratégica esquina de avenida Colón y Brown.
A diez años de su fundación, el hotel se instaló en esta estratégica esquina, con un frente de casi 50 metros sobre calle Brown. Propiedad de Victoriano Orderiz, hasta entonces había operado en avenida Colón y Güemes.
Con “precio módicos”, el lugar se presentaba como una “casa especial para banquetes y toda clase de reuniones”, contando con un servicio de comedor esmerado y departamentos para familias. Las habitaciones eran “bien amuebladas y ventiladas”, contaba con un cocinero de “primer orden”, un departamento especial para baños y un “buen corralón para caballos y galpones para carruajes”. Bajo la “inmediata dirección de su propietario”, el lugar contaba con “un personal numeroso y competente”.
Más allá de su buen funcionamiento, el negocio tuvo un triste final, cuando en 1905 un incendio arrasó con todas sus instalaciones. Ese mismo año el terreno fue adquirido por la compañía de seguros La Previsora, que decidió volver a erigir un hotel, con un edificio de atractiva arquitectura, llamado a ser el más lujoso de Sudamérica.
En junio de 1906 el constructor Nicolás Pagano comenzó las obras que terminó a fines de 1908. Un año después abrió sus puertas, administrado por The South American Hotel Company, con el nombre de Sudamericano. En 1920 cambió su nombre por Atlántico y en la década del 40 por el de Ocean que, a fines de la década del 70, cerró la historia hotelera del lugar.
Entre 1987 y 1997 funcionó el Centro de Compras de la Cooperativa Obrera.
Desde hace más de una década el edificio se encuentra desocupado, en muy mal estado, con un cerco preventivo rodeando su fachada y una demanda judicial en marcha por la abultada deuda de impuestos que mantiene con el municipio.