Aquella foto con Pacífico que Branco Salvatori guardó en “favoritos”
El corazón del verde en este ascenso a Primera. Su sufrimiento después del descenso y el recuerdo de un momento puntual.
Ingresó en La Nueva Provincia en 1995. Trabaja en la sección Deportes y fue colaborador en Regionales y Locales de este mismo medio. Se especializa en básquetbol. Formó parte del staff de la revista Encestando y Zona de Básquet durante 10 años. Tuvo experiencia en el programa Radial Contrabásquet, en Radio La Red.
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Restaban 38 segundos y sólo faltaba el silbato final para confirmar el triunfo que le daría a Pacífico el ascenso a Primera del básquetbol local.
Se trataba del regreso al lugar perdido y que lo hizo, por momentos, deambular durante un año.
Branco Salvatori caminó hacia el banco, arrugó la nariz y se humedeció los labios; no quería llorar, tampoco podía contenerse. Era muy fuerte. La cancha explotaba.
“¡Dale, boludo...!”, le gritó, desde el banco, su amigo y compañero Facundo Wattson.
Su carga emotiva era un volcán a punto de entrar en erupción. Ese que estuvo trabajando por dentro durante casi un año.
Branco había esperado este momento, que tenía mayor carga por el rival de turno. No era uno más, se trataba del clásico, al que desde chico disfrutó mucho en la victoria, tanto como sufrió en cada derrota.
El pueblo verde deliraba, Nueve, un dignísimo rival, se resignaba.
Branco sacaba fotos con su mente. Miraba sin alcanzar a ver cada cara y festejo que bajaba desde la tribuna, de la platea o del mismo banco.
En definitiva, de todo aquel que llegó al Norberto Tomás para alentar a Pacífico. Era un momento único, soñado y que estaba siendo realidad.
La euforia fue disminuyendo. El Tomás vaciándose. Quedaban poco más que los recuerdos. Las fotos que iban apareciendo. Y entre tantas, “la foto”, esa que guardó Branco aquel día tan triste, acaso, el peor de su vida deportiva.
La foto hablaba por sí sola. El texto intentó reflejar el sentimiento de un pibe destruido.
Si descendió Pacífico, tu club, ¡cómo no vas a llorar, pibe...!
“¿Sabés la fuerza que me dio aquella nota?”, confesó.
—¿Qué hiciste con la foto?
—La tengo guardada en “favoritos”. Creo que fue el tres de junio, ¿no? Desde esa noche que salí del vestuario de San Lorenzo estaba pensando en este día. Sinceramente.
—¿Qué tan largo se hizo el mientras tanto?
—La verdad que menos largo de lo que pensaba, porque la primera parte se hizo llevadera por el campeonato de Sub 23. Fue algo muy lindo para el club. Ese tramo pasó rápido. Y cuando nos dimos cuenta estábamos jugando por el ascenso.
—Jugar tanto con el corazón, tener sentido de pertenencia y cargar, en gran parte, con las riendas del equipo, ¿a veces te hizo jugar peor?
—Sí, y a veces mejor. Hoy (por el viernes) en el comienzo del tercer cuarto me ayudó a empujar un poco. Y, a veces, te juega en contra estar todo el tiempo al máximo. La realidad es que para quienes somos del club no se hace fácil jugar este tipo de partidos.
—¿Con qué foto de la película te quedás de este año?
—Con la palomita que nos tiramos al final. La verdad que se armó un grupo como pocas veces integré. Desde el primer día, juntarnos una hora de entrenar, solo por ir a tomar mate, salir juntos, comer un asado... Creo que el ascenso nació ahí.
—¿Sufriste más de lo que disfrutaste este año?
—Puede ser. Desde que se vio el armado de 9 de Julio y que los dos éramos candidatos, sinceramente soñaba con este día. Nos sacamos una mochila de encima.
—¿Ahora sí vas a poder disfrutar del próximo torneo?
—Sí, me lo voy a proponer, porque el anterior en Primera lo sufrí. Y así terminó.
Otro año más en la carrera deportiva de Branco y una experiencia que le enseña que la vida es una sucesión de fotos, esas que a veces se ven y otras que se sacan con el alma, lo que dejó él, una vez más, por volver a tener a Pacífico en Primera.
Lo que dejó el ascenso
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