Bahía Blanca | Martes, 24 de junio

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Un edificio con historia que está al borde del colapso

Se trata del emblemático inmueble conocido como “Edificio Sanguinetti”, que está incluido en el inventario patrimonial de nuestra ciudad por su tipología.

Un principio de incendio ocurrido tiempo atrás volvió a poner en escena al edificio de calle Brown 426-436, cuyo mal estado general ya logró sortear dos pedidos de demolición y ahora nuevamente se insistió en el riesgo estructural que tiene tanto para sus habitantes como para los peatones.

Conocido como Edificio Sanguinetti, la obra está incluida en el inventario patrimonial de nuestra ciudad por su tipología, un modelo de los populares conventillos surgidos a principios del siglo XX. Su fecha de terminación data de 1921, es decir que ha superado ya un siglo de existencia.

El nombre deriva del autor de su proyecto, el arquitecto Esteban Sanguinetti, actuando como constructor su padre, Bartolomé Sanguinetti, antiguo vecino de nuestra ciudad.

Era entonces una “Casa de renta”, ya que al no existir la ley de propiedad horizontal había un único propietario de todo el edificio.

El paso del tiempo, la falta de mantenimiento y de las necesarias obras de renovación de sus instalaciones han convertido al lugar en una obra que continúa su marcha hacia la ruina y conforma un riesgo tanto para sus usuarios como para los caminantes.

Los antecedentes  

En 2015 el juzgado de faltas local, a cargo del doctor Ricardo Germani determinó que el edificio debía ser demolido, en virtud de sus “paupérrimas condiciones” y “el inminente riesgo de derrumbe”.

Era el veredicto final para un expediente iniciado en 2008 luego de una denuncia por su estado de “abandono y deterioro”.

En 2013 un informe del ingeniero civil Mauro Beier, contratado por el consorcio propietario del bien, confirmó “el mal estado estructural” de la obra y anticipó “el inminente desprendimiento de losas, balcones, mampostería y los componentes de la fachada”.

Para ese entonces ya se había montado una pantalla sobre la vereda para evitar que la caída de materiales afectara a los peatones.

Sin embargo, un segundo informe técnico, a cargo del arquitecto Luis María Chirico consideró que no era necesario llegar a la demolición.

“La descartamos porque determinadas intervenciones serán suficientes para recomponer la situación. Nos preocupan sólo algunas partes del edificio”, comentó el profesional.

Mencionó la necesidad de demoler algunas construcciones interiores, clandestinas, “de muy mala resolución” y el “arreglo de la fachada”, con un deterioro importante de molduras y balcones.

Una situación particular se da con los departamentos que dan al frente, que se encuentran en “excelente estado”. Los que se ubican en el fondo del terreno son los que están en condiciones de riesgo.

La disparidad entre ambos informes derivó en que el juzgado de alguna manera terminara sin definir la cuestión, que al poco tiempo quedó en el olvido. En incidente de días atrás volvió a poner en escena un edificio que sigue habitado, en riesgo edilicio y sin que nadie tome cartas en el asunto. Hasta que ocurra una tragedia, claro.

La casona

La fachada del edificio resulta muy atractiva, con variada ornamentación, balcones y un último piso tipo mansarda, tratamiento propio de las mansiones francesas.

Desprendimiento de revoques y plantas que crecen en los muros: signos de preocupación

Si bien el frente muestra una unidad, el proyecto está realizado en tres terrenos que no fueron nunca unificados, con lo cual en los papeles se trata de tres inmuebles independientes, separados por medianeras que no se acusan en ese frente.

En la época de construcción se exigía que todas las unidades tuviesen acceso directo desde la calle, por lo cual el frente de 30 metros disponía de nueve puertas. Hoy dos de ellas se han unificado para formar un local comercial que se sumó a los tres originales.

Dado su actual estado, resulta cuestionable que siga siendo considerado un bien de valor patrimonial, desde el momento que ha perdido su carácter de conventillo, que no es un sitio al que se pueda acceder para conocer ese tipo de vivienda multifamiliar ni tampoco sus propietarios tienen intención de recuperarlo.

Para preservar un bien patrimonial es necesaria una política de cuidado y mantenimiento permanente, con inversiones a veces demasiados onerosas para sus propietarios. Eso lleva demasiadas veces a que el edificio vaya camino a la ruina y su clausura o demolición sean las únicas alternativas viables.

El conventillo

El termino Conventillo (diminutivo de convento) define a un tipo de vivienda urbana colectiva, también conocida como inquilinato, donde familias o personas alquilaban cuartos, compartiendo generalmente el comedor y los baños.

Fue el primer hogar de muchos inmigrantes con pocos recursos para alquilar, por lo cual era un espacio donde se mezclaba gente de todos los idiomas y nacionalidades, principalmente italianos, españoles, franceses, judíos y árabes.

Las construcciones que eran parte del conventillo

En general los cuartos se ubicaban alrededor de un patio central, con una fila de habitaciones en planta baja y en uno o dos pisos superiores.

Cada habitación estaba conectada con el patio por una puerta y podía o no tener ventanas. En general las condiciones de habitabilidad era paupérrimas, con poca iluminación y ventilación y un exceso de habitantes.