Bahía Blanca | Lunes, 06 de mayo

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Escenario político: los costos de intervenir en el Mercado

La polémica por la clausura del Mercado Municipal, resistida por los comerciantes, no terminó de escribir todos sus capítulos. El gobierno Pro trata de preservar a sus principales figuras de un conflicto que tuvo momentos de alta tensión.

Fotos: Pablo Presti y Emmanuel Briane - La Nueva.

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   La medida de clausurar el Mercado Municipal se tomó para preservar vidas, la forma en que se implementó la decisión se tomó para preservar funcionarios.

   La semana pasada la comuna sorprendió con una resolución drástica: cerrar el mercado de calle Donado tras analizar dos informes que advierten sobre serios riesgos estructurales en todo el edificio. La decisión se comunicó el jueves a la mañana, en la previa de un fin de semana extra largo, ante la resistencia de los comerciantes, muchos de los cuales todavía siguen ahí.

   Hay muchas preguntas en torno a esta determinación del gobierno municipal, algunas de las cuales tal vez encuentren respuesta cuando se escuche la voz de los funcionarios de primera línea. Porque hasta ahora toda la primera plana del gobierno Pro se ausentó de la discusión pública. A pocos meses de un proceso electoral que asoma muy caliente, resulta imposible disociar esa actitud con el cálculo. Nadie quiere que el año que viene le recuerden las fotos y los videos de un grupo de trabajadores exigiendo a los gritos que no los dejen en la calle.

   Esas ausencias son una demostración de que en el comando municipal entienden lo sensible de la decisión. Para los momentos de mayor tensión, el jueves pasado, se mandó a la trinchera a dos funcionarios de tercera línea como el director de Articulación Público-Privada, Germán Baratelli, y la directora del Mercado, Antonela Giglio, a quienes esta semana se sumó un segunda línea como el subsecretario de Gestión Urbana, Federico Tucat, un dirigente radical de carrera que le agregó tono político a la polémica, como se verá más adelante.

   No obstante, ninguno de los principales referentes del gobierno o de los potenciales líderes de boleta del año próximo se refirió todavía al tema. Ya se enfriarán los ánimos, suponen.

   En cuanto a la oposición, las voces más duras llegaron desde el Frente de Todos cuestionando la falta "absoluta de planificación" del Municipio así como se habló de trato indigno a los comerciantes. También los libertarios, en sus variantes espertiana y mileísta, atacaron al Ejecutivo por la manera de comportarse frente a los trabajadores, que quedaron indefensos ante el cierre intempestivo.

   De todos modos, nadie abiertamente salió a pedir que el edificio siga abierto como se lo veía hasta hace siete días. En definitiva, los informes de la consultora privada Kapla y de la UTN son muy claros al advertir sobre los serios riesgos edilicios que ofrece el lugar. Si la decisión de cerrar a muchos les sonó apresurada, apurarse a reclamar que se mantenga la circulación de público sería como mínimo imprudente.

   Volviendo al oficialismo, así como el manejo inicial de la crisis con funcionarios fusibles habla de cálculo, las primeras medidas post clausura revelan poco tacto. Fue un error convocar a gente cuyas fuentes de empleo se ponían en peligro a un encuentro con personal de Políticas Sociales. Cualquiera se sentiría humillado, con toda razón. 

   Recién ayer se produjeron las primeras reuniones con Tucat, funcionario de la cartera que administra el Mercado, y Julieta Centeno, subsecretaria de Producción, área que debería encargarse de que esas unidades productivas recuperen su dinámica en lo inmediato. 

   En términos internos de Juntos por el Cambio, a priori el intendente Héctor Gay tiene el apoyo de sus socios radicales y de la Coalición Cívica, en cuanto a la decisión estructural. Nadie lo respaldó a viva voz ni nadie representativo lo cuestionó a cielo abierto.

   Donde habrá que poner la lupa es en la representación legal de los comerciantes. Uno de sus abogados es el exconcejal peronista Walter Larrea y la otra es María de los Angeles Rosón, primera candidata a concejala por el espacio vecinalista Integración Ciudadana en 2021. Leyes y política se entremezclan en este plano y habrá que ver hasta qué punto se superponen. Una politización (partidización) del conflicto no les conviene a los trabajadores, cuya principal fortaleza es la defensa del empleo genuino.

   Pero hay más cosas que pueden ensombrecer la discusión. Ayer Tucat sostuvo que el Municipio tendrá empatía con aquellos trabajadores que quedan en una situación delicada aunque también subrayó que hay comerciantes con deudas millonarias que no merecen recibir "aportes con el dinero de los bahienses", ya que disfrutaron durante estos años de alquileres bajísimos que no superan los 15 mil pesos y, pese a eso, no están al día en alquileres ni tasas.

   Según dejaron trascender, se trata de una pollería a la cual el miércoles se le clausuró una cámara frigorífica en la zona de cocheras y que, de acuerdo con la Municipalidad, debe 1.666.044 pesos, así como una carnicería también clausurada ese día que adeuda 1.354.757. Entre ambos, 3 millones de pesos.

   Si el cierre preventivo del Mercado tiene que ver con problemas de infraestructura, traer a colación esas deudas económicas parece más que nada un mensaje político buscando incidir en la opinión pública, ya que los casos de morosidad no tendrían que influir en la medida de fondo. Sin embargo, las rectas paralelas se cruzan y despiertan interrogantes.

   Las dos principales incógnitas siguen siendo por qué el Municipio actuó tan de golpe, sin dar tiempo a los comerciantes a reacomodarse; y qué va a ocurrir con ese edificio una vez que se vuelva a habilitar.

   Todo el accionar municipal se fundamenta en los informes de Kapla y la UTN, que dan cuenta de una serie de graves problemas en el Mercado tanto en los sistemas de electricidad y de gas, así como en las características constructivas del inmueble, ya que no se descartan desprendimientos en parte de la estructura de hierro y hormigón. 

   Sin embargo, en la información difundida oficialmente no se observa que los profesionales soliciten el cierre inmediato del edificio ni se sostiene que las obras necesarias no se puedan realizar mientras se mantienen algunas actividades. De este detalle se agarran quienes piden esto último, agregando antecedentes recientes en nuestra ciudad como la renovación de los sistemas de gas en múltiples edificios de viviendas, en los cuales no se desalojó a la gente sino que convivieron familias y obras.

   Por supuesto que es mucho más complejo evacuar un lugar habitado de manera permanente (familias) que temporal (durante el horario de trabajo), pero está faltando una explicación más clara por parte de la comuna sobre la premura del desalojo, ya que hasta ahora se refirieron públicamente al tema dos funcionarios como Baratelli y Tucat que no son expertos en construcciones. 

   Alguna autoridad técnica del Municipio debería decir que el cierre total es imprescindible y solo podría contradecirlo otro profesional del mismo nivel. El problema es que hasta el momento hablaron políticos, abogados, periodistas y comerciantes pero no ingenieros o arquitectos. Eso baja el nivel de la conversación a los "me parece".

   Otra cuestión clave es la responsabilidad de la comuna en haber llegado hasta acá. El decreto de clausura afirma que "con respecto al informe de condiciones Higiénico Sanitarias y Bromatológicas del Mercado Municipal se concluye falta de mantenimiento y conservación, deterioro general en todo el edificio, estructura, pisos, paredes y aberturas que permiten el ingreso de plagas y olores". Eso no depende de ningún privado sino del actual oficialismo y, por supuesto, de los anteriores.

   También se habla de la debilidad de la estructura de hormigón que se encuentra sobre la vereda y se lanza una grave advertencia: "En caso de desprendimiento total o parcial estamos frente a una catástrofe por la cantidad de gente que circula por este sector".

   Las dudas principales, entonces, no pasan por la necesidad de intervenir sino por la forma en que se aplicó la medida. Y esto da paso a una nueva pregunta: ¿Qué sucederá de ahora en más con ese edificio?

   Primero hay que determinar en qué momento abandonarán sus puestos los últimos comerciantes, porque en términos reales el inmueble sigue en uso. Y, si bien el decreto de cierre habla de la posibilidad de recurrir a la fuerza pública, nadie imagina un operativo policial entrando a los palos en medio de una resistencia violenta. Es probable que en alguna instancia de negociación las partes acuerden. Cuándo, no está claro aún.

   Según el Municipio,  para que el proceso de refaccionamiento prospere es requisito que el inmueble quede vacío, ya que se deben profundizar los informes técnicos antes de definir el conjunto de obras y establecer el presupuesto. Un proceso que, hasta llegar al inicio de los trabajos, va a demandar varios meses.

   Una vez que se sepa cuánto dinero requiere la puesta a punto habrá que determinar si las arcas municipales son capaces de afrontar la inversión. Y aquí empiezan a jugar las especulaciones, ya que sectores que se oponen a este gobierno lanzaron el rumor de que parte de los recursos los podrían aportar empresarios interesados en explotar a futuro algunos sectores del Mercado. Es más, los puesteros dicen abiertamente que la comuna los quiere sacar para concretar "negociados con empresarios amigos".

   Por ahora son solo presunciones. Sí es lógico presumir que el Ejecutivo pretende aprovechar el contexto para modificar de manera decidida la dinámica del Mercado, aunque si hay "negociados con amigos" o todo se realiza de manera transparente será un tema a evaluar cuando llegue el caso.

   De todos modos, sería ingenuo creer que la mayoría de los negocios hoy presentes se van a mantener. Uno de los objetivos, dejan entrever desde la Municipalidad, es llamar a licitación para el uso de los locales.

   ¿Cuáles son los costos políticos de intervenir en el Mercado? ¿Qué impacto tendrá este conflicto en la imagen de la gestión municipal de cara a 2023? Es difícil medirlo, pero le podría generar complicaciones si se dan dos variables. Una, que el problema se extienda mucho más y se ingrese en etapa de drama para los trabajadores. Entre un burócrata y un laburante, la gente siempre se pondrá del lado del laburante.

   Dos, que la refuncionalización del Mercado se demore demasiado y los bahienses sientan que ese edificio se sumará a la larga lista de inmuebles inutilizados y abandonados del microcentro. Ya demasiado feo es el paisaje en muchas esquinas allí cercanas.

   La mejor opción para el oficialismo es un inicio veloz de las reparaciones y rehabilitar el espacio cuanto antes. Si bien los antecedentes en obras como el Teatro Municipal, la semipeatonalización de Alsina o los carritos del Parque de Mayo no lo favorecen, tampoco esas tardanzas resultaron un obstáculo para seguir adelante con una gestión que, en las urnas, siempre termina revalidada.