Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Alberto quiere a todos sus ministros en la cancha

La columna dominical de Eugenio Paillet, corresponsal de La Nueva. en Casa Rosada.

   El Presidente no solo arrancará la semana con nuevo gabinete, obligado a los cambios por las bajas que él mismo dispuso para aquellos funcionarios, como Daniel Arroyo, Agustín Rossi, Victoria Tolosa Paz o Martín Gill, entre otros, que se irán para ser candidatos.

   Arrancará además, y así lo corroboran varias fuentes de la Casa Rosada, una nueva etapa, un “estilo más electoral” de gestión, exageran algunos, exclusivamente orientado a fortalecer el discurso oficial en la campaña y mostrar un gobierno activo y comprometido.

   Una jugada a dos puntas, dicen los entendidos, que busca potenciar por un lado el compromiso presidencial y su figura misma dentro del esquema de la coalición oficialista, y por el otro para despejar definitivamente dudas internas sobre el grado de cohesión que existe entre el accionar del Gobierno y las necesidades electorales.

   Uno de los hombres que lo frecuenta a diario dijo que el Presidente salió el jueves con una directiva concreta dirigida sin disimulos a su equipo: “Quiero a todo el gabinete jugando muy fuerte en la campaña para defender al Gobierno”, habría sido, palabras más o menos, el mensaje.

   “Es cierto, el Presidente quiere a un gabinete activo para fortalecer la campaña, especialmente aquellos que pueden mostrar”, corrobora un secretario de Estado.

   Si bien el dato se potencia al calor de las encuestas que hablan de paridad entre el oficialismo y la oposición, aunque en general prevalece el FdT por márgenes de entre 4 y 10 puntos, según la consultora y el territorio medido, el pedido del Presidente no es nuevo. Bastante antes de que se lanzara de lleno la campaña, les decía a sus íntimos que la mejor manera de ganar las PASO y las generales es “mostrar gestión”.

   No hay que escarbar mucho en el sentido de esa frase y los eventuales destinatarios que involucra: hay dos ministros por excelencia, Martín Katopodis y Jorge Ferraresi, que encajan pintados en ese modelo que imagina. Y que de seguro tendrán un rol protagónico, tanto el titular de Obras Públicas como el de Desarrollo y Hábitat, en el mes largo que resta de aquí al 12 de septiembre.

   Fernández quiere recuperar protagonismo y salir fortalecido para encarar la segunda etapa de su gobierno que arrancará después de las parlamentarias, apalancado en mejoras en los números de vacunación contra la pandemia, y con datos que entusiasmen un poco más que los actuales en materia de consumo y empleo.

   Es esa una mirada que comparten varios de los funcionarios que lo secundan a diario. La revancha de un Presidente que ha sido “cascoteado” en medio de la peor tragedia global a la que le tuvo que hacer frente apenas asumió.  Y que cree que un triunfo en las elecciones de medio tiempo inevitablemente lo va a fortalecer.

   Para quienes defienden esa teoría, la de un Presidente que sale a jugar el partido tal vez más importante desde que asumió, no habría que mirar bajo el agua ni descubrir dobles fondos en materia de la relación siempre difícil entre el mandatario y quienes habitan el Instituto Patria.

   “No busquen diferencias donde no las hay, el Presidente y la vice han hablado varias veces en los últimos días sobre la necesidad de mostrar un gabinete fortalecido y metido de lleno en la campaña para ganar las elecciones, Alberto y Cristina coinciden en todo esto”, dicen para curarse en salud aquellos funcionarios que secundan al jefe de Estado. La idea general, para ponerle un amplio marco, es que los ministros y secretarios sirvan de “soporte” a la tarea de los candidatos.

   El esfuerzo que se promete, con todo, no es ocioso ni un discurso armado según las circunstancias sin importar demasiado el contenido. Busca por encima de todo atraer hacia las comarcas del Frente de Todos a dos sectores que resultarán claves a la hora de contar los votos: los “enojados” por los estragos sufridos durante la larguísima cuarentena, y aquellos votantes independientes que descreen definitivamente del macrismo pero que guardarían reservas en cuanto a otorgarle un voto de confianza al albertismo.