Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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El coraje viene después

   Seis segundos. Sólo eso bastó para terminar de cerrar lo que fue el paso de Argentina por Rusia 2018.

   Fueron los 6 segundos que tardó el francés Kylian Mbappé en ir desde la mitad de su campo hasta el área argentina. Pasó a 3 argentinos y ahí se le cruzó Marcos Rojo... para hacerle penal.

   Se podría decir que la corrida sólo derivó en el primer gol de Francia, en un partido de resultado cambiante, pero no fue sólo eso. El negro francés nos dejó bien marcado dónde estamos parados. Sobre todo eso: parados.

   Bélgica vuela, Brasil vuela, Francia vuela, Inglaterra vuela... Todos vuelan para llegar a los mejores lugares. Y los vestidos de albiceleste se quedan parados, tocan intrascendentemente, miran al entrenador, miran a Messi, miran a Mascherano, miran a los periodistas. Se quedan mirando mientras los demás les pasan por al lado a otras velocidades.

   Y así van siendo mejores. Nada más. No pasa nada. Es deporte. Hay mejores y peores. Y ellos son mejores: Brasil, Croacia, Francia, Bélgica... Y hasta casi, casi Islandia en esta oportunidad.

   Asombra que los que conocen (o deberían hacerlo) se sumen a la hinchada y digan que faltó actitud, que prefieran no darse cuenta de que eso fue exactamente lo único que puso Argentina en este Rusia 2018: huevos.

   Si no fuera por esas agallas, tan características del deportista argentino, la selección se hubiera venido en primera ronda, no hubiese hecho sufrir a Francia en una partido que claramente fue favorable al equipo de Mbappé, no se hubiera repuesto de 2 primeros partidos malísimos...

   Cómo dice nuestro “Manu”.

   "Pasa habitualmente en nuestro país: pensamos que todo se gana con huevos y no, se gana jugando bien. Primero hay que jugar bien y después se le agrega el coraje".