Bahía Blanca | Miércoles, 15 de mayo

Bahía Blanca | Miércoles, 15 de mayo

Bahía Blanca | Miércoles, 15 de mayo

Relatos fantásticos que ocurren a la vuelta de la esquina

Fantasmas, espectros y aparecidos populares… ¿Qué tienen en común estas historias que se llevan de boca en boca? De pueblo en pueblo, se repiten una y otra vez, enriqueciéndose, manifestando particularidades de cada lugar. Nuestra ciudad, por su conformación histórica e identitaria, no ha estado ajena a la proliferación de leyendas urbanas y oportunos mitos vanguardistas, muchos de los cuales son imposibles a la hora de precisar su origen. En esta sección, abordaremos algunas de las historias que nos han marcado a los bahienses, con miedo y asombro por igual...

Brancaleone, el palacete demolido en 1986 que dio origen a un conocido mito urbano.

Fernando Quiroga / Especial para La Nueva

 

La Dama de blanco y la Mancha de Café

   La historia ha dado prácticamente la vuelta por toda Latinoamérica. México, Venezuela, el norte de Brasil y Santiago de Chile la toman como propia. Siempre un amigo de un amigo, alguien no directo pero “conocido de un conocido“ la refiere. Sin embargo, también Bahia Blanca se la apropia, contándola desde la perspectiva de Claudio, un obrero metalúrgico que asegura (o algunos conocidos de sus conocidos lo hacen) que conoció a Mabel, a la que llamó, no fugazmente, “el amor de su vida”. El año: 1978; el lugar: el viejo boliche Brancaleone,  situado en calle Alsina, en el ya desaparecido Palacete Pagano. 

   Cuentan, que la descubrió bailando sola (algo muy atípico para la época) y la invitó a acompañarlo con un café, fuera de la disco bailable. La muchacha rutilante y hermosa, misteriosa y vestida de blanco, accedió sonriendo. Disfrutaron una charla para él inolvidable, y ya entrada la madrugada, se despidieron, no sin antes Claudio arrancarle a Mabel la promesa de volver a verse; para lo cual urdió un simple e impulsivo plan de enamorado; le prestó su campera para paliar el frío, porque ella estaba muy desabrigada y corrían los últimos días del mes de julio. 

   Mabel, quien en el encuentro apenas había tocado el café de la mesa, al incorporarse volcó su contenido, manchando parte de su vestido y la manga del abrigo. Claudio, caballero hasta el final, se ofreció a llevarla a la casa paterna, la cual, según cuentan las vecinas, se ubicaba en Ingeniero White...

   Allí la historia toma ribetes divergentes; en una versión, se dice que la dejó en las afueras de un barrio de la mencionada localidad portuaria; en otra, que la chica sólo permitió que la baje en el acceso de la ruta a Ingeniero White. Antes de bajarse, Claudio lo logró; insistió y consiguió dejarle la campera, además de sonsacarle la dirección, y el número de teléfono (fijo naturalmente). Claudia se despidió dulcemente, y se perdió en las sombras.

   Pasaron las vacaciones de invierno de 1978; y entre goles de Mario Kempes y festejo futbolero albiceleste, Claudio volvía cada sábado a Brancaleone, esperando encontrar a Mabel, intentando revivir el encuentro. A mediados de agosto, decidió finalmente acercarse a la casa. Allí todos sabemos, palabras más, palabras menos, lo que ocurrió… sus padres, le manifiestan que Mabel había fallecido hace 10 años y que era imposible que haya ocurrido lo que les contaba entre desconcierto y desesperación. En éste punto también la historia se ramifica; algunos dicen que desolado, Claudio corrió al cementerio para ver la tumba; comprobando allí horrorizado, que sobre la cruz, ondeaba en el viento su campera. Para darle características más macabras, otras voces aseguran que llegaron a abrir la tumba para encontrar a la joven perfectamente conservada, con un vestido blanco que mostraba una reciente mancha de café. 

Esta historia, con diferentes detalles, se repite en diferentes escenarios.

Otras manchas

   En el conurbano, y a fines de los 70, los hechos similares (casi idénticos) se sitúan en una disco, ubicada en diagonal al cementerio de Ezpeleta, llamada“Kethal". Allí concurría mucha gente de Berazategui, y a la chica fantasmal sin nombre; le otorgaron el escalofriante mote de “La Muerta de Kethal”.

   Las referencias también sitúan la leyenda urbana en los Estados Unidos; a través del caso de Dennis Hopkins, asesinada en 1956 que, en 1961, se le apareció a Richard Jordan, un empleado de una gasolinera quién, maravillado por su aparente belleza, y en un baile de una fraternidad de Wisconsin, pone un punto de giro en la historia derramando ponche en su vestido de gasa. 

   En nuestro país, y más allá de los relatos regionales, la versión más difundida es la del espectro de Luz María García Velloso, ilustre patricia del Cementerio de la Recoleta, quien falleció en 1925, a los 15 años. En esta versión, el pretendiente enloquece y huye despavorido al comprobar que la estatua del cementerio es igual a quien jornadas antes, era su conquista... 

Concluyendo

   Chicas que se funden en bóvedas; espectros que lloran la soledad y el frío del desarraigo, amantes y soñadores postergados...

   Por qué repetimos hasta el cansancio estás historias? Qué nos hace dependientes de estos relatos pródigas en dolor y misterio?

   Definitivamente, nuestra naturaleza humana guarda tantos enigmas como el de una Mujer de Blanco que vuelve a surcar la noche, en su búsqueda incierta...cuánto de verdad hay en cada aparición?