Cacería policial de los autores del mayor robo bancario en Brasil

FORTALEZA, Brasil (AFP-NA) -- Todos los cuerpos de la policía brasileña se movilizaron para tratar de detener a una banda altamente especializada que se llevó 156 millones de reales (67,8 millones de dólares) de las arcas del Banco Central durante el pasado fin de semana en Fortaleza (noreste del Brasil).
La investigación del mayor atraco en la historia de este país y el segundo del mundo en 40 años, está a cargo de la Policía Federal (PF), con apoyo de las fuerzas militar, civil y de carreteras del estado de Ceará, que estrecharon la vigilancia sobre los accesos por aire, mar y tierra a la ciudad.
Los especialistas en criminalística realizaban retratos hablados de los inquilinos de la calle 25 de marzo 1071, desde donde se organizó la operación cinematográfica y se excavó un túnel de 80 metros, que llevó a una caja fuerte de 500 metros cuadrados abarrotada de billetes de 50 reales.
También procedían a los primeros interrogatorios en el Banco Central (BC), al darse por descontado que hubo complicidad interna. La sala fue localizada con precisión milimétrica y ninguno de los sensores y las cámaras del lugar se activaron durante la incursión.
El propio Banco Central abrió una investigación interna a cargo de tres directores y un procurador general, que deben entregar un informe en treinta días.
Las pesquisas se orientan a bandas procedentes de Río de Janeiro, San Pablo y Río Grande del Sur, indicaron portavoces policiales.
Esas sospechas se deben tanto al acento de las personas que habían instalado una falsa empresa de jardinería en la casa lindera, como a las estructuras necesarias para cometer semejante acción delictiva.
Vecinos del lugar dijeron que la cara visible de esa empresa de jardinería era un hombre cordial, de unos 40 años, que se presentaba como Paulo Sergio.
Notable logística
El comisario del departamento de Investigaciones de Crímenes Organizados (Deic), Godofredo Bittencourt, ve la marca de organizaciones como el Primer Comando de la Capital (PCC), que controla las cárceles de San Pablo, o del Comando Vermelho, asentado en las favelas y las cárceles de Río de Janeiro.
Un golpe como el de Fortaleza requiere "por lo menos seis meses de estudios" y "una inversión de por lo menos 150.000 reales (65.200 dólares) para la compra de armas y vehículos y el alquiler de viviendas y de material de excavación", afirmó el funcionario.
Varios medios aseguran que la policía de Ceará había sido alertada sobre la presencia de una banda de asaltantes de bancos. No obstante, las autoridades descartaban un golpe contra el Banco Central, por considerarlo seguro y situado en un lugar difícil de atacar, el cruce de las avenidas Dom Manuel y Heráclito Graça, en pleno centro.
El túnel, sin embargo, pasó por debajo de la primera de esas arterias y llegó exactamente hasta debajo del piso de la caja fuerte, de más de un metro de espesor de hierro y hormigón, que fue desfondado sin que se haya oído una sola explosión.
Se estudia la probable intervención de expertos en minería, "pero estamos siguiendo otras líneas investigativas", reveló un perito.
Un especialista en ingeniería citado por el diario local "Estado" dijo que los ladrones pudieron usar un aparato desintegrador de cemento y metales. También habrían contado con un aparato de tipo GPS, de localización por satélite.
En todo caso, nadie duda que se está frente a una banda que dispone de medios materiales, conocimientos tecnológicos y amplia experiencia.
Y de mucho tiempo de ventaja. Se estima que el saqueo se produjo la noche del sábado al domingo, pero recién fue descubierto el lunes por la mañana, cuando los empleados llegaron a la caja fuerte que había sido oficialmente cerrada por última vez el viernes a las 18 (hora local).
Paulo Sergio, un vecino cordial
Paulo Sergio --así se presentaba-- estaba por encima de toda sospecha y a sus vecinos les cuesta imaginar que ese cordial moreno, de cerca de 40 años, se haya ido con más de 67 millones de dólares del Banco Central de Brasil, por un túnel de 80 metros que llevaba hasta su empresa ficticia de jardinería.
Los últimos datos confirmados indican que Paulo Sergio, cara visible de esa firma, y sus cómplices se llevaron 3,5 toneladas de billetes de 50 reales, que salieron sin que nadie lo percibiera por la entrada de Grama Sintética, una falsa empresa situada en el centro comercial de Fortaleza.
La casa, de estilo antiguo, larga y estrecha, ya recorría más de la mitad de la distancia que la separaba del edificio bancario. La otra parte fue cavada.
Nunca se oyeron explosiones. "No las descartamos, pero estamos siguiendo otras líneas investigativas", dijo un perito. Fueron por lo menos tres meses de trabajo, según la policía.
En una habitación de la casa quedaron montones de ropa polvorienta, en otra se acumularon bolsas de tierra y en el patio se observaban decenas de discos de amoladoras para cortar metales.
La banda terminó probablemente antes de lo esperado, pues dejó la heladera llena de carne, queso en fetas y verduras, y muchos paquetes de fideos en la cocina.
Los vecinos están atónitos. La empresa tenía su logo y una cara visible, la de Paulo Sergio, a veces acompañado por un hombre blanco "mucho menos simpático".
Es que Paulo Sergio supo ganarse a los habitantes de esa cuadra de casas bajas, con bares en las esquinas, una kilométrica librería de libros viejos y tres estacionamientos públicos.
El presunto jefe de la banda, de cerca de 1,80 metros de altura, era muy dado en el trato. Todos coinciden en que "no era cearense" (del estado de Ceará), por un acento en general identificado como carioca.
"Era un tipo muy conquistador, cuando venía saludaba a todo el mundo", señaló Pedro Alexandro, que trabaja en el bar situado cerca de la casa. Recordó que el sábado por la mañana vio a Paulo Sergio salir en busca de un taxi, "con un paquete en una mano y una mochila que llevaba en la otra, con ayuda de otra persona".
El hombre también se ganó la simpatía de la cocinera del bar de la otra punta de la calle.
"Creó mucha amistad; algunos sábados venía a tomar una cerveza, pero nunca lo vi borracho. A veces pedía comida para llevar. Recuerdo que una vez le dio dinero a dos mendigos", dijo la empleada.
"Era buena gente; conocía a todos aquí y nos contaba que había venido a instalar una representación en Fortaleza", contó Chagas Souza, cuidador de una de las playas de estacionamiento.