Bahía Blanca | Jueves, 31 de julio

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A 30 años de Caniggia a Boca: “traición” a River, piquito con Maradona y bandera robada

El 24 de julio de 1995, el “Pájaro” de los vientos firmó con el Xeneize, a pesar de que se había formado en el millonario. El delantero que brilló en el Mundial 90 no ganó títulos en Boca pero le hizo cuatro goles a River, uno festejado con un beso a Diego. La “revancha” de Los Borrachos del Tablón contra la 12.

Fotos: TyC Sports

El lunes 24 de julio de 1995, Claudio Paul Caniggia firmaba uno de los pases más explosivos del fútbol argentino. Surgido en River, donde se había presentado ante el fútbol argentino entre 1985 y 1988, el delantero de la Selección en los Mundiales 1990 y 1994 dio un salto de trinchera hacia Boca que marcaría una época.

Aunque en su nuevo club no le iría particularmente bien -al menos no ganaría títulos-, su paso de azul y amarillo abriría imágenes icónicas, como el piquito con Diego Maradona en medio de un Superclásico. Del lado de River, la “traición” se pagaría con códigos de tribuna: los Borrachos del Tablón le robarían a la barra brava de Boca la bandera 'Caniggia, te esperamos, La 12'.

Su llegada a Boca, proveniente del Benfica, fue inesperada. El año anterior, en mayo de 1994, Caniggia había visitado Argentina para jugar la Copa Carlos Menem con su equipo de entonces, la Roma. El torneo amistoso, en realidad, era una excusa para que el rubio delantero volviera a jugar luego de haber cumplido los 13 meses de sanción por el doping positivo con el que había sido suspendido por la liga italiana en marzo de 1993.

La hinchada de River, en la cancha de Vélez -Roma ganó 3 a 1-, lo ovacionó sin saber que, muy pronto, a quien creían como uno de los suyos pasaría a Boca.

En la década anterior, en los '80, Cani había irrumpido en River como el futuro fenómeno del fútbol argentino. Extremadamente veloz y gambeteador, aunque a veces un poco atolondrado, fue apodado 'El Hijo del Viento' en referencia a Carl Lewis, campeón olímpico de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y Seúl 1988.

Carismático, irreverente y bello, su lugar no sólo estaría en Núñez: muy pronto, ya en 1987, comenzó a jugar para la Selección Argentina.

En River sumó 61 partidos, anotó 8 goles y ganó dos títulos, aunque es cierto que su participación en esas estrellas fue mínima. En el Campeonato 1985/86, apenas jugó un partido de las 38 fechas del torneo, un puñado de minutos contra Unión en lo que fue su debut en Primera División a fines de 1985, con 18 años. Luego también sería parte de la Copa Interamericana que River le ganó a Alajuelense en 1987, aunque sólo participó en el partido de ida, en Costa Rica.

Luego de River, Caniggia siguió su carrera en Italia, entonces la mejor Liga europea. Primero Verona, después Atalanta y finalmente Roma. Pero, sobre todo, Cani logró -acaso como Rodrigo De Paul en la actualidad-, ser más considerado un jugador de la Selección Argentina que de sus clubes. Además, con Diego Maradona comenzó una relación de amistad dentro y fuera de la cancha. Tal vez porque era un jugador más espontáneo que apegado a las tácticas asfixiantes de Carlos Bilardo, el técnico de la selección que amagó con no llevarlo al Mundial 1990 pero Maradona lo amenazó antes del Mundial: “Si no va Caniggia, no voy yo”.

Ya en Italia, Cani la rompió en medio de un equipo milagroso: su gol a Brasil en los octavos de final, tras la jugada del propio Diego, y a Italia en la semifinal, lo elevaron a la categoría de ídolo nacional. También fue clave para la conquista de la Copa América Chile '91 y, tras haber cumplido el doping, comenzó a lo grande su segundo Mundial, el de Estados Unidos '94, cuando convirtió sus dos goles a Nigeria.

El grito de “Diego, Diego”, pidiéndole la pelota a Maradona, fue una de las postales felices del Mundial hasta que el desgarro del propio Cani, pero sobre todo el doping de Maradona, lo arruinaron todo.

Hasta que, a mediados de 1995, Maradona decidió regresar al país y firmó con Boca, aunque debió esperar hasta octubre para cumplir su sanción por 15 meses y jugar su primer partido, aquel contra Colón en el que le pasaría públicamente su dirección a Julio César Toresani para ver cuántos rounds le duraba.

Ya hermanos del fútbol a esa altura, Caniggia decidió acompañar a Diego en su nueva aventura en la Bombonera -tras su primera etapa en 1981- a pesar de que, a diferencia de Maradona, el 'Hijo de Viento' había jugado en River.

El delantero llegó al aeropuerto de Ezeiza el martes 18 de julio y dio una conferencia de prensa en la que se puso la camiseta de Boca por primera vez y reveló una simpatía futbolera que hasta entonces no había dicho en público.“Tuve ofertas para quedarme en Europa, pero jugar con esta camiseta y al lado de Maradona no puede compararse con nada. Es un amigo que siempre me brindó su corazón. Va más allá del enorme prestigio que da este club. Aparte, de chico, yo era de Boca”.

“¿No se van a enojar los hinchas de River?”, le preguntaron los periodistas.

--“No creo que se sientan mal. Es cierto que a River llegué a los 13 años y que toda mi carrera en Argentina la hice en el club, pero ya pasaron siete años (desde que se había ido, 1988). Me gustaría que la gente me recuerde por ser un hombre de la Selección.

A los pocos días, ya hace 30 años, Caniggia y Maradona firmaron su contrato junto al presidente del club, Antonio Alegre, que a fin de año intentaría ganar las elecciones. A Cani, inevitablemente, le volvieron a preguntar por la “traición”.

-¿Cómo te va a tratar la gente de River?

-No me van a aplaudir. Yo les digo a ellos que me fui hace siete años y siempre les agradecí todo lo que me dieron. Llegué al club a los 13 años pero siempre me identifiqué más con la selección. Aparte, el único club que se interesó por mí fue Boca. Y Racing, cuando estaba Diego de DT.

Entonces Caniggia también contó que había sido hincha de Boca hasta los 13 años, cuando entró a River, y recordó cuando, de más chico, viajaba desde Henderson a Buenos Aires con su padre para ir a la Bombonera. El rubio debutaría a la semana siguiente, en un amistoso contra San Lorenzo. También con el regreso de Blas Giunta, ya alejado el técnico que lo había echado, Jorge Habbeger, se suponía que el equipo de Silvio Marzolini desfilaría rumbo al título en el Apertura 1995.

En efecto, el Boca de Caniggia y Maradona fue líder varias fechas hasta que en la recta final del torneo entró en un declive que lo relegaría al inesperado cuarto puesto. Ya en el último partido, los hinchas desplegarían una bandera de enojo e ironía por ese fracaso, el de “Gracias por el campeonato”, con fondo negro y letras blancas. Pocos días atrás, en un clima de descontento, Mauricio Macri le había ganado las elecciones a Alegre y se convertía en el nuevo presidente del club, su plataforma hacia su carrera política.

Cuando Boca estaba primero, sin embargo, el propio Caniggia desperdició una oportunidad de oro en el Superclásico contra River, en el Monumental por la 16a fecha (de las 19 totales). En tiempo de descuento, Cani eludió al arquero local, Germán Burgos, pero le erró al arco vacío. En el dramatismo -el relator Marcelo Araujo dijo en la jugada “Cani y el gol del campeonato”-, un joven Matías Almeyda se tiró con las manos para cometer penal -en caso de que el remate tuviera dirección- pero no fue necesario. El clásico terminó 0-0.

Cani, de todas maneras, tendría revancha contra River: le anotaría cuatro goles. Sería, de hecho, el rival al que le marcaría más tantos en su etapa en Boca, que constó de 21 goles en 76 partidos, hasta 1998. En el Clausura 1996, Caniggia convirtió tres en la victoria 4-1 en la Bombonera: allí fue el piquito con Maradona. Dos años después (Caniggia no jugó la temporada 1996-97), en el Clausura 1998, anotaría otro en un nuevo triunfo de Boca, 3-2, también en la Bombonera.

Sin embargo, el paso de Caniggia por Boca tuvo sabor a menos de lo esperado porque no salió campeón. De hecho, Caniggia también volvería a Europa porque el nuevo técnico a partir de mediados de 1998, Carlos Bianchi, preferiría configurar su delantera con Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto, futuros puntales de la mejor época histórica de Boca.

Lógicamente, la hinchada de River comenzó a destratar a Caniggia a partir de su paso a Boca. En aquel 0-0 de 1995, en el Monumental se desplegó una bandera que hacía referencia a una supuesta infidelidad que había sufrido el delantero. Pero sería otra bandera, justamente, la que Los Borrachos del Tablón se jactarían de mostrar en muchos partidos, incluso en la Bombonera en el clásico del 2000: el trapo que la barra brava de Boca le había dedicado a su nuevo jugador, la de “Caniggia, te esperamos, La 12” con letras azules sobre fondo amarillo.

Según diálogos de tribuna, esa bandera fue robada en un amistoso de Mar del Plata. Sin embargo, -según la versión de River- hinchas de Boca hicieron la denuncia de la sustracción en un juzgado y a los pocos años la policía, en una requisa realizada a Los Borrachos del Tablón antes de un Superclásico, recuperó el trapo, que volvió a manos de La 12.

Aunque sigue mostrándose más cercano a Boca que a River -en 2018 participó en un evento junto al candidato macrista, Christian Gribaudo, para las elecciones de 2019-, Caniggia lo tiene claro: “La gente se acuerda más de lo que hice en la Selección que de haber estado en River y en Boca. Me parece bárbaro. Mejor así”. Primero de River y después de Boca, Caniggia es más Argentina. (TyC Sports).