Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Alunizar, la propuesta de Luceros a este mundo

La banda bahiense presentó el primer tema de A lo bonzo y va por más.

Entrevista: Belén Uriarte

Edición de videos: Francisco Villafáñez

 

   —¡Vení, Ruso! Así hablamos los dos —dice Ignacio Boyo, cantante de Luceros el Ojo Daltónico, mientras acomoda un sillón en el estudio de calle Fortinero donde graba la banda.

   El Ruso es Sebastián Lamoth, productor y baterista de Luceros. Mientras termina unos trabajos en la cabina, Boyo aprovecha para salir del estudio y fumar un cigarro.

   Luceros acaba de sacar Alunizando, el primer tema del nuevo disco A lo bonzo; y su público banca por redes sociales. Lejos está de un estreno a Casanova repleto pero hay que adaptarse, no queda otra.

   Cuando el cigarro se consume, los músicos entran al estudio y se acomodan para grabar. 

   —A mí dejame aquel lado que me gusta más —pide Boyo señalando la parte derecha del sillón—, es como en la cama.

 

   Alunizando vio la luz en un año complejo, raro, impredecible. 

   —¡Una cagada el año! —resume Boyo—. En el celular tengo descargado Zoom, que es un montón...

   Esta aplicación para reuniones virtuales fue la salvación durante los meses de aislamiento estricto. Demasiado para Boyo, que confiesa que no es "muy ducho" con las redes sociales y la tecnología.

    Lo bueno es que la pandemia no les impidió producir. Sacaron el primer tema, se viene el segundo y hace un tiempo recuperaron los ensayos. Clave "para no oxidarse".

   —No sabés lo que fue volver a ensayar, no podía cantar ni dos temas, terminaba agitado —confiesa Boyo —. Es un ejercicio, como andar en bicicleta: no ando hace 5 años, me das una ahora y se me cae la lengua.

   —Para colmo somos positivo-negativo, o sea fue de no ensayar a ensayar tres veces por semana, cuatro horas cada ensayo. No es que dijimos "vamos a empezar a juntarnos un poquito, para ver qué pasa"  —acota el Ruso.

   —Y tampoco tenemos 20, esa es la realidad —reconoce el cantante.

   El tema Alunizando surgió en una quinta. El Ruso confiesa que no recuerda mucho de esa noche, pero sí el cordero y la guitarreada alrededor de la fogata.

—Sabíamos que teníamos que sacar un disco nuevo y a Rodrigo [Glaria, guitarrista] y al Ruso se les ocurrió ir a una quinta de un amigo, bastante alejada de la ciudad. Nos internamos ahí una semana. Muy rústica, prácticamente sin wifi, con una pileta... Estuvo buenísimo como experiencia; de ahí salieron todas estas canciones y elegimos el primer corte del disco —rememora Boyo.

—¿Por qué los nombres Alunizando y A lo bonzo?

—Boyo: a lo bonzo, que es el nombre del disco, lo dijimos en la quinta, comiendo... Yo un poco dudaba, soy bastante inseguro y no me gusta mucho buscar nombres. A veces nos preguntan por qué el nombre de la banda y no me gusta explicar. 

—Ruso: lo adoptamos de toque al nombre.

—Boyo: sí, pero yo lo quería cambiar. ¿Te acordás que estaba "y si busco otro"? Y ustedes me decían: "Es A lo bonzo, es A lo bonzo"; y en un momento ganaron porque tenían razón. De hecho el nombre está bueno, ahora me gusta. Después los nombres de los temas salieron hace un mes, que nos juntamos entre todos, escribimos algunos nombres y dijimos "¿cuál elegimos?". También tenemos un condicionante: el nombre de la banda es bastante extenso, entonces no le podés poner Las increíbles andanzas del Capitán Buscapina En CyberSiberia porque ¡estás muerto!, no te entra en YouTube.

—Ruso: qué largo que sería, ¿no?

—Boyo: sería larguísimo. Entonces buscamos Alunizando, que nos parecía que tenía mucho que ver sobre todo con este momento. Habla un poco de la búsqueda de migrar, de irte para otro lugar porque el mundo está complicado. Lo peor de todo es que es una canción que está escrita antes de pandemia y si la escuchás, es súper aplicable al momento.

   Todavía no pudieron tocar en vivo para ver si el público hizo los deberes y se aprendió la nueva letra, pero por los comentarios saben que el tema gustó.

—Recién venía caminando por la calle y un flaco me grito: "¡Muy bueno el tema nuevo!". Así que genial, estamos contentos —dice Boyo.

   El Ruso destaca que todas las canciones se lograron crear y grabar antes de la cuarentena. Lo que se hizo durante el aislamiento fue la mezcla, la edición y el máster del disco.

—¿Tiene alguna diferencia con los trabajos que venían haciendo? ¿Alguna particularidad?

—Ruso: sí, nunca habíamos laburado así. Habíamos tenido como un entrenamiento con LP [disco de larga duración] cuando nos fuimos a laburar a Buenos Aires en 2018: estuvimos 15 días encerrados en una sala de ensayo con el productor y después en el estudio. La diferencia es que adoptamos esa modalidad, la trajimos a nuestra ciudad y el productor se vino para acá. Fue una convivencia de muchos días y de estar encerrados solamente para la música; eso estuvo buenísimo.

—Boyo: encontramos un método a la hora de laburar que es mucho más ágil y aprovechás mucho más el tiempo. Nos ha pasado un montón de veces de estar con una misma canción un mes y no avanzar; en cambio, lo que hicimos acá fue mucho más ágil. Nos ayudó mucho Fer Vecchio, nuestro productor que se vino desde Buenos Aires dos o tres veces.

—Ruso: es como nuestro gurú, aparte.

—Boyo: claro, sí. Él trajo toda la experiencia que tiene en su banda, Las Pastillas del Abuelo, y la aplica con nosotros, vamos aprendiendo. También es bastante castrense, militar el régimen (si me está viendo me va a matar), porque se arranca a las 9 de la mañana, se para a comer, se trata de comer liviano (no podés comer algo pesado porque después querés dormir), se continúa desde las 2 de la tarde hasta la noche, se vuelve el otro día a la mañana y así hasta que se termina. Depende mucho de nosotros cuándo se termina.

—Ruso: creo que es como aprender el oficio, laburar y entender la música: está buenísimo el lado romántico del arte, pero también está buenísimo entenderlo como un laburo, prepararse para eso y darse la cabeza contra la pared un par de veces.

—Boyo: ¡para usted, señor!, que dice que "tocamos la guitarrita": trabajamos un montón, horas y horas. ¡Para usted, señor!

   Boyo prefiere hacer música de tarde, cuando está más despierto y activo; pero igual pudo acostumbrarse al nuevo método de trabajo.

   Meterle horas es la forma que encontraron para que el producto salga rápido y mejor.

—Boyo: no nos creemos ejemplo de nada ni creemos que somos profetas en nuestra tierra, pero por ahí le sirve a un pibe que está arrancando. Es como todo: mientras más horas le pongas y después, cuando te vayas a tu casa, hagas un repaso de lo que hiciste, te anotes cosas y las traigas; mucho más fácil se te va a hacer. 

—Ruso: es la fórmula que nos sirve porque ninguno de nosotros es académico. Somos autodidactas, entonces la herramienta que estamos encontrando es meter horas.

—Boyo: laburo, persistencia. Es como dice él, nosotros no somos cracks o virtuosos o tipos que estudiaron en Berklee; somos amigos y compañeros que nos juntamos a idear una banda y sabemos que el método es ese: aprender de gente que tiene más experiencia, por eso buscamos un productor; y horas, horas, horas... En el proceso de escribir las letras de este disco tardé 4 meses y a mí ya me daba vergüenza mirarlos a ellos, porque me decían "¿y?"... Estuve en una canción detenido dos semanas, en dos renglones, y no lo podía sacar. Venía, lo grababa y me iba puteando porque no me salía.

—Ruso: el problema no es que tarda en escribir, el problema es que escribe mucho. Entonces tardamos en decidir.

—Boyo: sí, el año pasado cuando largamos el LP en una canción hice 82 estrofas. La canción tiene 6, pero yo hice 82... Sí, sí, ¡me zarpo! 

—Ruso: y la culpa la tenemos nosotros que no decidimos.

   El 2019 fue el año más exitoso de la banda: debutó en Cosquín Rock, presentó varios temas, firmó contrato con la reconocida discográfica internacional Popart Discos, metió más de 2.000 personas en el estadio Casanova [donde debutó en 2017] y se despidió en el teatro Rossini con un show de dos horas.

   El 2020 arrancó con muchas expectativas y varios shows en agenda. Luceros tenía que viajar bastante, pero la pandemia cortó todo. Justo cuando la banda se había hecho amiga de la ruta...

—Boyo: habíamos empezado a disfrutar. Las primeras veces fueron tediosas porque había hacinamiento —el Ruso se ríe—, y todavía no sabíamos convivir entre nosotros. Por ahí eran las 3 de la mañana, yo estaba pelotudeando, él quería acostarse más temprano y ¡estábamos todos en un mismo lugar!. Cuando nos fuimos encontrando y empezamos a disfrutar de los viajes, pasó esto.

—¿Cómo fue este año tan particular sin contacto con el público?

—Boyo: para mí una cagada el año. 

—Ruso: ¡sí!, ahí está. Se resumió en eso.

—Boyo: perdón, eh. Somos muy mal hablados y hay cosas que hay que decirlas por su nombre. Por ahí el que vea esto va a decir "che, qué mal hablados estos pibles", pero es lo que es. No es un año perdido porque seguimos laburando y por suerte estamos en Popart que nos apoyó y está esto, que es Quntrá, para grabar. Pudimos hacer un disco, pero como año... ¡al músico le gusta salir a tocar! Para mí de los 18 años que tiene Luceros, este es el peor y literalmente ¡es una cagada!.

—Ruso: no tengo más que decir [risas]. Coincido con lo que dice, porque es la sensación de la banda, pero creo que pudimos cambiar el chip rápido. Veías lo que estaba pasando del otro lado y era obvio que no se iba a recuperar pronto la situación... Nos sirvió para bajar un par de cambios: veníamos con vivos, teníamos que viajar a Neuquén, Mar del Plata y Buenos Aires, en el medio teníamos que terminar el disco; así que nos sirvió para poder terminar tranquilos. Rápidamente pudimos cambiar el chip y empezamos a laburar online, grabándonos cosas entre nosotros, componiendo y terminando el disco. En ese sentido fue fructífero, pero se nos suspendieron muchas fechas y todo lo que estaba programado se desprogramó.

—Boyo: teníamos Plottier, la Fiesta del Camarón y el Langostino, queríamos ir a todas las ciudades que pudiéramos, estábamos embarcados en un viaje y de pronto se cortó. Pero ahí está la reacción de uno: en ningún momento dijimos "uy, no, hagamos la plancha y nos vemos dentro de un año". Nos pusimos a laburar y ahora lo tomamos con normalidad. Esto que es raro pasó a ser normal, pero queremos volver lo más pronto posible. Con protocolo, en un teatro... Los músicos necesitamos tocar porque nuestra vida está dedicada a eso; hemos invertido horas y es como que no te sabés encontrar. A veces te juntás a ensayar y decís "¿para qué?". Sí, para no perder las mañas, para sacarte el óxido; pero la idea siempre es tocar en vivo. Todo bien con el streaming, pero necesitás el contacto humano, el público.

   Los músicos de Luceros no tienen ninguna confirmación sobre el regreso, pero creen que será fuera de Bahía Blanca. Quizás en Capital o Rosario, donde los protocolos están avanzando rápidamente.

   No les importa dónde. Solo quieren tocar, mostrar y generar contenido, porque "tocar es generar contenido". Obviamente, también está la pata económica.

—El músico históricamente a la noche come faisán y a la mañana está escupiendo las plumas. O sea, tenés días que son muy buenos y días que no tenés para comprarte un paquete de azúcar. Eso siempre fue así, y en algún punto te acostumbrás a que sea así. No sé en qué situación están otras bandas de Bahía, imagino que mal porque no hay un ingreso fijo. Si vos no tocás, no cobrás SADAIC. Si no podés sacar un disco, no cobrás regalías. La situación es mala, pero uno siempre va sobreviviendo. Luceros este año no tuvo un ingreso fijo, pero por otro lado existe un estudio y gente amiga con la que laburaste mucho tiempo que banca, que le decís "loco, vos sabés que cuando me recupero, sos el primero". Además la banda no somos nosotros 5 nada más... En este momento hay un montón de gente que está parada, ¿qué va a laburar un bondi de gira? —lamenta Boyo.

    Por ahora, el streaming es una opción para el reencuentro con su gente. El Ruso cuenta que son un poco reacios a ese tipo de transmisiones, pero saben que el público lo merece.

—Boyo: la situación ideal para nosotros sería tocar con público real, pero entendemos que hacer un streaming en este momento es lógico porque también le tenemos que dar algo a la gente. 

—Ruso: como va cambiando la jugada y se va reajustando todo el tiempo, quizás la situación de hoy no es la misma que dentro de un mes y medio, entonces estamos esperando. Vamos ocupando el tiempo en retomar ensayos, estamos componiendo canciones nuevas y bancándola un poquito más para ver cómo se desarrolla todo.

—Boyo: más allá de eso, la idea está. En cualquier momento por ahí se nos ocurre y decimos "hacemos un streaming". Hace un mes o dos meses no estábamos preparados para poder hacerlo, porque habíamos tenido una inactividad grande. No queremos hacer algo para zafarla, queremos hacer algo que esté bueno. Calculo que lo vamos a hacer, porque lo tenemos que hacer y no podemos ser tan amarretes.

—Ruso: y amargos.

—Boyo: y amargos. Tenemos que hacer un streaming.

 

   El cantante se convence. Zoom, streaming, quién diría...

   Para la banda está claro que no fue otro 2019, pero pudo terminar un disco que "costó tiempo, infraestructura y mucha guita". ¿Para 2021? La promesa de seguir laburando.

—Se viene una canción nueva, se viene un disco nuevo, vamos a intentar hacer un streaming y donde se abra esto vamos a intentar tocar. Paciencia, que todo pasa —le pide Boyo a su gente.

 

Más sobre Luceros

   La banda de rock Luceros El Ojo Daltónico se formó en 2002 en Bahía Blanca.

   Está integrada por Ignacio Boyo en la voz, Dandy Gallardo y Rodrigo Glaria en guitarras, Juan Arcuri en bajo y Sebastián Lamoth en batería.

   Tienen cuatro producciones independientes, y su más reciente lanzamiento musical fue el EP "La Desobediencia", editado en 2019.

   El nuevo corte musical Alunizando se grabó en Quntrá Music Factory, de la mano de la compañía discográfica Popart Discos. La supervisión técnica y producción artística corrió por cuenta de Fernando Vecchio y Sebastián Lamoth; y el mastering estuvo a cargo de Andrés Mayo.

   Alunizando se puede escuchar en el sitio web elojodaltonico.com. También, en las redes sociales de la banda: Instagram, Facebook y Twiiter