Bahía Blanca | Lunes, 22 de septiembre

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Se profundiza la crisis: consumo retraído y auge de la venta callejera

En agosto, las ventas minoristas de las pymes registraron una caída interanual del 2,6% , según un informe de la CAME.

La economía argentina continúa mostrando señales de estancamiento y pérdida de dinamismo. En agosto, las ventas minoristas de las pymes registraron una caída interanual del 2,6% a precios constantes, marcando la profundización de una crisis que ya lleva meses.

Así lo informó la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En la comparación mensual, también hubo un retroceso del 2,2%, lo que refleja la dificultad de sostener un repunte sostenido en un contexto de fuerte incertidumbre y deterioro del poder adquisitivo.

En el acumulado del año las ventas muestran un crecimiento interanual del 6,2% respecto al mismo período de 2024.

Pero el panorama general se ve empañado por la fragilidad de los ingresos de los hogares, la elevada presión impositiva y las dificultades de financiamiento.

“El 35% de los comercios relevados afirmó que su situación empeoró frente al año pasado, cinco puntos más que en julio”, señaló CAME. Lo que confirma el deterioro en la rentabilidad y en las expectativas del sector.

Consumo condicionado y compras esenciales

La celebración del Día de la Niñez trajo algo de movimiento a los comercios. Pero los resultados fueron heterogéneos y muy dependientes de promociones y planes de pago. La mayor parte de las compras se concentró en volúmenes reducidos y en productos esenciales, con el canal presencial superando ampliamente al digital.

Por rubros, el único con desempeño positivo fue farmacia, con un alza marginal del 0,2%. 

El resto presentó caídas significativas. Como bazar, decoración, textiles para el hogar y muebles (-10,4%), perfumería (-8,9%), textil e indumentaria (-4,8%), ferretería y materiales de la construcción (-1,9%). Lo mismo que alimentos y bebidas (-0,9%) y calzado y marroquinería (-0,8%).

La debilidad del consumo privado se vincula directamente con la erosión de los salarios frente a la inflación. 

El estancamiento en la capacidad de compra obliga a los consumidores a replegarse sobre lo indispensable, afectando a rubros que dependen del gasto discrecional.

La otra cara: auge de la venta callejera

El debilitamiento del mercado formal también se refleja en el crecimiento de la venta ilegal callejera, otra cara de la profundización de la crisis.

Como indicó el Observatorio de Comercio y Servicios de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), en agosto se detectaron 160 puestos de venta ilegal en la ciudad de Buenos Aires. Esto representa un aumento del 10,3% respecto a julio.

Y esa situación se refleja en la gran mayoría de las ciudades del interior, donde es muy común observar venta callejera de todo tipo, desde indumentaria hasta alimentos y bebidas, categorías que se relacionan directamente con el consumo masivo.

La expansión de la oferta informal refleja la búsqueda de precios más bajos por parte de consumidores con ingresos cada vez más ajustados. 

Pero al mismo tiempo genera presión sobre los comercios habilitados, que enfrentan costos fiscales y regulatorios imposibles de trasladar al público.

Y a su vez, deja en evidencia que mucha gente se vuelca a la venta callejera por quedar fuera del circuito laboral formal.

Colectivos, playas, plazas y hasta la mismas veredas se convierten en los puestos de trabajos de miles de personas intentando construir una economía alternativa que contenga a las y los excluídos del sistema convencional.

Expectativas en tensión

El relevamiento de CAME muestra que, pese al mal presente, casi la mitad de los comerciantes (49%) cree que la situación podría mejorar el año próximo. Sin embargo, la porción de quienes creen que todo empeorará creció al 9%, lo que marca un escenario de creciente escepticismo.

La combinación de ventas formales en retroceso, mayor concentración en consumos esenciales, retracción en sectores vinculados al gasto discrecional y un repunte en la venta callejera expone con crudeza la profundización de la crisis. 

La falta de reactivación sostenida, sumada al deterioro del poder adquisitivo y a la expansión de la informalidad, delinean un panorama en el que los comercios deben sobrevivir con estrategias defensivas.Mientras los consumidores ajustan cada vez más sus hábitos de compra.