Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Southern Energy invertirá más de 15.000 millones de dólares para exportar gas natural licuado

Avanzará con dos unidades flotantes de licuefacción frente a la costa de Río Negro. El proyecto posicionará al país como proveedor global y promete exportaciones por USD 20.000 millones.

En lo que se perfila como uno de los mayores desarrollos energéticos de las últimas décadas en Argentina, la empresa Southern Energy confirmó una inversión superior a los 15.000 millones de dólares para instalar dos buques flotantes de licuefacción de gas natural (FLNG) en la costa de Río Negro. 

El objetivo: comenzar a exportar gas natural licuado (GNL) a gran escala desde 2027 y consolidar al país como jugador global en ese mercado

La inversión fue estructurada en dos etapas. La primera, con un horizonte de ejecución entre 2024 y 2031, demandará 3.200 millones de dólares, mientras que la segunda, entre 2032 y 2035, sumará otros 2.800 millones. 

A esto se agregan los desembolsos operativos y logísticos durante las dos décadas de vida útil del proyecto, lo que elevará la inversión total por encima de los 15.000 millones.

Las dos unidades FLNG encargadas de licuar el gas proveniente de Vaca Muerta serán el Hilli Episeyo, que ya se encuentra operativo en otro país y que entrará en funciones en Argentina hacia fines de 2027, y el MK II, una unidad de mayor porte actualmente en proceso de reconversión en un astillero asiático, cuya puesta en marcha está prevista para 2028.

Ambos buques estarán fondeados frente a la costa rionegrina, conectados a tierra por infraestructura que incluye un nuevo gasoducto troncal diseñado para transportar hasta 50 millones de metros cúbicos diarios. 

Este ducto asegurará la provisión constante desde la formación neuquina, epicentro de la producción no convencional del país.

A diferencia de proyectos más convencionales que requieren plantas de licuefacción en tierra (como se pensaron  concretar inicialmente YPF y Petronas), esta estrategia basada en buques flotantes permite reducir los tiempos de ejecución, minimizar riesgos regulatorios y aprovechar tecnología ya probada en otros mercados. 

Además, y en un punto que no debe pasar desapercibido, permite una mayor flexibilidad operativa, ya que los barcos pueden ser reubicados o escalados de forma más eficiente si cambian las condiciones globales del mercado.

Exportaciones millonarias y fuerte impacto regional

Con una capacidad de procesamiento conjunta de seis millones de toneladas anuales de GNL —lo que equivale a casi 27 millones de metros cúbicos diarios de gas natural—, el complejo permitirá colocar gas argentino en mercados de alto valor como Europa y Asia. 

Según estimaciones de la compañía, entre 2027 y 2035 podrían generarse exportaciones por más de 20.000 millones de dólares.

Este ingreso de divisas será clave para el país, tanto por su impacto en la balanza comercial como por su potencial para dinamizar inversiones en toda la cadena energética.

El proyecto también tendrá un efecto directo en la economía regional. Durante la etapa de construcción se prevé la generación de unos 1.900 puestos de trabajo directos e indirectos. 

A eso se suma el efecto multiplicador en proveedores industriales, logísticos, de servicios y de infraestructura. Se estima que cerca del 50 por ciento de los bienes y servicios involucrados en el desarrollo tendrán origen nacional, lo que representa una oportunidad concreta para pequeñas y medianas empresas argentinas.

La operación de los buques se complementará con infraestructura portuaria y de transporte que ya comienza a tomar forma en la región, con estudios ambientales, licitaciones técnicas y acuerdos de cooperación entre distintos niveles del Estado y las empresas involucradas.

A nivel macroeconómico, la apuesta por el GNL representa también un cambio de paradigma para Argentina, que históricamente ha importado gas natural licuado para cubrir su demanda invernal. 

Este proyecto permitiría, en pocos años, no solo dejar de importar, sino pasar a integrar el club de los países exportadores netos de gas.

Consorcio estratégico y visión a largo plazo

Southern Energy está integrada por cinco compañías: Pan American Energy, YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar LNG. 

La participación combinada de estos actores permite una sinergia de capacidades técnicas, comerciales y operativas, necesarias para un proyecto de esta envergadura.

La incorporación del segundo buque, MK II, representa un salto cualitativo en la capacidad de licuefacción. 

Mientras el Hilli Episeyo puede procesar unas 2,4 millones de toneladas anuales, el nuevo barco llegará a 3,5 millones. 

El metanero Fuji está siendo reconvertido en el licuefactor MK II.

Con ello, Argentina se asegurará un volumen competitivo para abastecer contratos internacionales de largo plazo, incluso en momentos de alta demanda como los registrados tras la crisis energética global.

La estrategia a largo plazo contempla además la posibilidad de sumar infraestructura en tierra, complementando los buques flotantes con una futura planta modular de licuefacción, que permitiría ampliar aún más la escala exportadora del país. 

Este tipo de proyectos demandará nuevas inversiones, pero podrían consolidarse sobre la base de la experiencia adquirida en esta primera etapa flotante.

Con este paso, Argentina se encamina a convertirse en una plataforma regional de exportación de gas, aprovechando su enorme potencial en reservas no convencionales y la ubicación geográfica privilegiada para llegar con barcos metaneros a múltiples destinos. 

La decisión de inversión por parte del consorcio refleja no solo una apuesta económica, sino también un voto de confianza en las posibilidades del país como actor energético confiable y competitivo.

El desarrollo del GNL se suma así a otros proyectos de infraestructura clave que están en marcha o en carpeta en torno a Vaca Muerta, como gasoductos de evacuación, terminales portuarias y plantas de tratamiento. 

En conjunto, configuran un nuevo mapa energético nacional, con impacto estructural para las próximas décadas.