Inundación en Bahía: la respuesta está en el suelo
Geólogos de la UNS plasmaron un análisis en un documental, en el que se subraya que la principal causa de los desbordes no fue sólo la lluvia en sí, sino una combinación de factores geomorfológicos y urbanísticos.

Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Audionota: Romina Farías
La trágica inundación que asoló Bahía Blanca el pasado 7 de marzo no fue simplemente un fenómeno natural, sino el resultado de una compleja interacción entre la geología del terreno y la acción humana.
Geólogos de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y un especialista de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) han plasmado este análisis en un documental de 15 minutos titulado "Ciudades Bajo el Agua: Un Fenómeno ¿Natural o Antrópico?".
La pieza audiovisual subraya que la principal causa de los desbordes no es solo la lluvia en sí, sino una combinación de factores geomorfológicos y urbanísticos.
Un terreno complejo
Fernando Lebinson, docente de Geomorfología de la UNS, explicó que si bien la lluvia del 7 de marzo de 2025 fue "inédita" con una acumulación superior a los 300 milímetros en seis horas, un récord histórico para la ciudad, existen sectores que históricamente se han inundado con precipitaciones mucho menores, incluso no superiores a los 15 mm.
Esto demuestra que las variables que dieron lugar a este evento van más allá de la intensidad de la lluvia.
El documental destaca que la ciudad se asienta sobre un terreno que combina superficies planas o de suave pendiente con sectores de pendiente abrupta.
Esta distribución del relieve genera que en algunas zonas el agua se acumule considerablemente, mientras que en otras, cercanas pero con mayor pendiente, escurra rápidamente, provocando daños en las calles.
La intervención humana ha sido un factor determinante en la amplificación del riesgo hídrico.
A lo largo del siglo XX, el avance urbano fue sellando antiguos bañados, entubando arroyos, elevando terraplenes y construyendo sin respetar la lógica del escurrimiento superficial.
La ciudad cuenta con múltiples obstáculos para el escurrimiento debido a las edificaciones y un suelo cada vez más sellado con asfalto y hormigón. El agua, que antes fluía libremente por bajos y cauces naturales, comenzó a encontrar barreras como calles, vías, muros y barrios enteros.
Los arroyos entubados
Un punto crucial es la afectación de la circulación de los arroyos. Cuando se invade un sector por donde el agua circula libremente y, en el caso de Bahía Blanca, se tiene un arroyo entubado como el Napostá, se generan desbordes inmensos ante una lluvia copiosa, que quizás en otros tiempos no hubieran sido tan significativos.
El documental resalta que en muchas ciudades se está abandonando la práctica de entubar arroyos por esta razón.
Además, los estudios demuestran la importancia de analizar no solo la superficie, sino también lo que está debajo: las aguas subterráneas. El agua infiltrada en la ciudad circula por acuíferos poco profundos.
En épocas de lluvias intensas, la napa freática puede aflorar, saturando el suelo desde abajo. Cuando la napa sube y la lluvia cae, el terreno pierde su capacidad de absorción y el agua busca salir por donde puede, colapsando el sistema de drenaje y acumulándose en los puntos bajos.
El origen del desastre
Los especialistas insisten en que "el paisaje no es solo un decorado: es el escenario y muchas veces, el origen del desastre".
Afirman que el paisaje se modifica tanto por causas naturales como por la acción del hombre.
El avance de la urbanización sobre zonas bajas y de escurrimiento natural, sumado al uso de materiales impermeables, ha cambiado radicalmente el comportamiento del agua en lo que alguna vez fue un humedal con planicies de marea, antiguos cangrejales y paleocauces.
Las zonas más afectadas, según un análisis del geógrafo Fabián Marini basado en imágenes satelitales, coinciden con depresiones naturales, antiguos bajos y sectores mal drenados por urbanizaciones en las últimas décadas.
El documental, ideado por Francisco Lugo (geólogo de La Plata) y realizado por Fernando Lebinson, Silvana Díaz y María Antonela Toniolo (del grupo de Geomorfología de la UNS), fue pensado para difundir la importancia de la geología en este tipo de eventos y está disponible en YouTube para el público en general y para uso educativo.
La solución
Para evitar que se repitan las consecuencias de una gran precipitación, los geólogos son categóricos: "la respuesta está en el suelo".
Proponen que es imperativo adaptar la ciudad a su base geológica, respetar los cauces naturales, recuperar los humedales, y planificar el territorio con mapas en mano y con la memoria de lo ocurrido.
La advertencia es clara para Bahía Blanca, Ingeniero White y General Daniel Cerri: "Cada vez que ignoramos al suelo, el agua vuelve a recordárnoslo".