Una convivencia de frágil implosión “interna”
La columna semanal del corresponsal de La Nueva. en la capital de la provincia.
Para este turno electoral, la coalición electoral peronista “Fuerza Patria” buscará en la Provincia fortalecer una gestión gubernamental que padece no solo el ahogo financiero provocado por los más de 11 billones de pesos de los bonaerenses que el Gobierno libertario dejó de transferir, sino también terminar con las amenazas concretas de “intervención, burla y descalificación hacia nuestro gobernador”, señalan desde usinas ministeriales de calle 6.
La estrategia no sólo pasa por garantizar la gobernabilidad de Axel Kicillof frente a un contexto adverso, sino además buscar entusiasmar al “electorado desencantado” con el Gobierno nacional, situación que permitía ponerle un límite a las políticas de endeudamiento y ajuste económico del presidente Javier Milei.
En rigor, la “agenda política” agiganta el desinterés social por lo electoral. La problemática ciudadana pasa por mejorar su calidad de vida, acceder a servicios con “precios razonables” y reconstruir aquellas zonas afectadas por fenómenos climáticos.
Pero el Gobernador volvió a meter la cabeza en la gestión bonaerense. La parálisis de la obra pública junto a la inseguridad y la fuerte caída del movimiento turístico durante el receso invernal son una “radiografía de inquietud real” frente a la “motosierra”.
El reparto de poder político interno tanto en la coalición gobernante como en las fuerzas de la oposición durante el cierre de listas de candidaturas legislativas, paseó largamente por el filo de la cornisa.
En definitiva, la “orga camporista” con Cristina de Kirchner fuera de la cancha electoral, (condenada y cumpliendo arresto domiciliario) le dejó a Kicillof ser ordenador del estratégico reparto de quienes van a encabezar las papeletas legislativas en el Conurbano bonaerense, pero le permitió a la expresidenta utilizar su “dedo largo” para imponer varios dirigentes “competitivos” en lugares expectantes de boletas seccionales del interior.
Aun así y a media luz, la indefinición durante el reparto de cargos parlamentarios pasó por elegir quién sería la “cara de la derrota” a nivel seccional, ante el probable crecimiento libertario.
El oficialismo gobernante en calle 6 tiene la necesidad de sostener un frente electoral que sea capaz de llegar “unidos pero desorganizados” a competir con chances frente a una oposición fragmentada, pero con buen rendimiento mediático en lo que se refiere a LLA.
El objetivo en común pasa por sostener la representatividad y territorialidad en la PBA, por lo menos, hasta la elección de renovación legislativa. Es probable además que la “mesa política” de Kicillof esté pensando ante una coyuntura de emergencia, la posibilidad de abrir el gabinete ministerial para contener “heridos” del emancipador Movimiento Derecho al Futuro que dejó “sabor a nada” en varios territorios por la tensión doméstica del peronismo K. Como se sabe, la Gobernación todavía tiene pendiente la cobertura de cargos vacantes en el directorio del Banco Provincia u otros entes estatales.
De todos modos, el precario acuerdo en “Fuerza Patria” llegó gracias al aporte de algún viejo zorro político que bajó la palanca de la luz de 8 manzanas en La Plata y dio tiempo de descuento ante la Junta Electoral. Pero, esta suerte de “paz enclenque” tendrá vigencia hasta las “boca de urnas” del 7 de septiembre. Ya con los resultados del escrutinio provisorio se volverá a reacomodar el tablero bonaerense donde principalmente se juegan las chances del Gobernador de continuar en carrera o no hacia una candidatura presidencial.
Probablemente también se vaya preparando el terreno para la construcción de un nuevo liderazgo partidario. Los ciclos políticos de todos los “ismos” que arrancaron como armados internos en el peronismo (cafierismo, menemismo, duhaldismo, felipismo, randazzismo, sciolismo) fueron parte de la estructura y tuvieron fecha de vencimiento.
Más temprano que tarde va a pasar lo mismo con el todavía vigente kirchnerismo, massismo ó el kicillofismo. Ese “triángulo de poder” hoy aparece debajo del sello partidario del PJ bonaerense manipulado por el líder de “La Cámpora”, Máximo Kirchner.
Si bien una virtud de Milei fue capitalizar ese “cambio de época” en las demandas sociales con la “agenda política”, la convulsionada repartija de lugares en la Provincia dejó también varios “teléfonos de consulta” en diferentes municipios ante determinados casos de “maltrato político” por el “acuerdo de sumisión” abrochado con el PRO.
Y simulando prácticas del PJ tradicional, también filtró postulantes ajenos que difícilmente puedan representar intereses seccionales que desconocen. La Libertad Avanza definió las listas priorizando a dirigentes “violetas” por encima de los “amarillos” macristas, aunque la ministra “mileísta” Patricia Bullrich, se anotó varios porotos.
Asimismo, algunas condiciones impuestas por el armador libertario Sebastián Pareja, hombre de confianza de Karina Milei, durante la repartición de candidaturas en boletas seccionales y municipales con el PRO, dejó en evidencia varios viejos vicios de la “casta política”.
Frente a elecciones desdobladas de los comicios nacionales de octubre, no pocos protagonistas distritales pusieron en duda incluso que “un sello partidario o la marca LLA valga tanto o más que la gestión de cualquier intendente municipal” frente a las urnas ante una elección que estará marcada por la fragmentación, la incertidumbre y la disputa territorial voto a voto.
Las detonaciones internas no fueron patrimonio exclusivo del PJ. De igual manera que, los violetas no se pusieron de acuerdo con los amarillos, actuaron algunos radicales que no comulgaron en las listas de “Somos Buenos Aires” con fuerte predominio de la UCR –aduciendo que tienen las mismas prácticas que La Cámpora– en sus armados seccionales. En dicho frente opositor que tiene como premisa intentar saltar los dos extremos de la “grieta” entre el kirchnerismo y los libertarios, son optimistas en concretar un buen papel como opción electoral de centro.